Capitulo 3

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Al acceder, Will se quitó de la puerta del restaurante, permitiendonos entrar. Les conté lo sucedido y les mostré la carta.

-¿Qué?, debes estar de coña. ¿Cómo es que le puedes gustar a esa hermosa chica?, es imposible en todas las maneras existentes-dijo Joe, casi gritandome. Me encanta cómo me sube el autoestima día a día.

-Pues, parece que si le gusto. Al menos eso dice la carta-dije mientras suspiraba, fue un suspiro de decepción-

Quedamos en silencio unos momentos, un silencio abrumador. Hasta que Will rompe el silencio con una pregunta.

-Pero, ¿no le dirás nada?, ¿hablarás con ella sobre la carta?

-Sí, obviamente. La chica es linda, le gusto, y está disponible. Algo debo hacer-dije, aunque su personalidad me preocupaba un poco. Esa clase de cursilería tonta no me gustó nada, pero tal vez solo fue una clase de deslíz de parte suya al escribir esa carta-

-Bien-dijo Joe emocionado-Tengo física mañana en el tercer periodo, ella siempre se queda hasta tarde en el salón escribiendo algo en su cuaderno, Dios sabe el qué. Puedes llegar a verla, a juzgar por la carta seguro estará contenta-

Sí, supongo que si-salió de mi boca con un tóno de inseguridad. Aún con esa carta, me era imposible tener la confianza como para hablarle.-

Terminamos nuestra comida para disponernos a jugar en las arcades del fondo del lugar, aunque seguía intrigado acerda de Jen. ¿Será posible?

Salímos del lugar a eso de las 4:00p.m. Salimos de El Pozo, nos despedimos chocando puños y cada quién se fue por su camino.

Era una tarde fría y nublada, muy deprimente en realidad. Las nubes oscuras, las calles grises y pálidas a la vez, incluso la gente se veía triste. En realidad el clima de Nueva York núnca me había gustado, pero el lugar en particular me parecía demasiado bello.

Pasé por una vitrina de ropa de mujer, el vidrio me reflajaba de una forma muy ténue, pero lo suficiente como para usarlo de espejo. Mirenme, si la chica que dice Joe es tan linda, ¿cómo le puedo gustar?, no soy nada más que ordinario, soy solamente uno del montón.

Lanzo una mirada de disgusto hacia mi reflejo, bajo la mirada y continúo con mi camino.

Llego a mi edificio, subo las escaleras y el tipo de recepción al verme abro la puerta. Vivo en un apartamento entre el centro y el sur de la ciudad. Justo para que el trabajo de mamá y la escuela no nos quedasen tan léjos a ninguno de los dos. Apesar de la cantidad de dinero que ganaba mamá, no nos gustaba vivir en un lugar lleno con lújos y cosas estúpida e innecesariamente costósas. Era un apartamento decente, el de una familia clase media alta. Aparte eramos solo ella y yo, mi padre nos abandonó cuando era pequeño en un accidente automovilístico.

Fue hace unos diez años. Salió de casa a recogerme a la escuela, pero unas calles antes de la escuela había una persecución por un asalto a una tienda cerca del lugar. El asaltante iba huyendo del lugar, pero la policia ya iba en camino. En un semáforo, papá se detuvo dado a la luz roja que había en dicho aparato. La luz dió verde y mi papá avanzo, pero no notó al hombre que venía a toda velocidad por la izquierda, quien por supuesto ignoró completamente el semáforo. Golpeó al auto de mi padre del lado izquierdo, por ende el lado en el que él iba sentado. Mi padre estuvo en coma durante unos meses, para luego fallecer por culpa de los golpes que había recibido tanto internamente como externa. Pasaron varios años para que lo lograse superar, tenía seis años en ese entonces y fue muy difícil el perder a mi padre de una forma tan repentina. En fin, siempre pienso en él, y estoy seguro que él está allá arriba, cuidando de mi.

Subí las escaleras hasta llegar a mi apartamento, y al entrar me dí cuenta que mamá no estaba. Así que le mande un mensaje desde mi móvil:

-¿Má?, ¿en dónde estás?, ya he llegado a casa. Estoy bien, no te preocupes.

A los minutos mi madre me contesta, a juzgar por lo que dijo parecía muy aliviada:

-Que bien, Ed. Me alegro que ya estés en casa, no me gusta que salgas o estés fuera tan tarde. He regresado a mi consultorio a traer unos documentos que dejé al irme, pero tendré que pasar por casa de Madisson, otra vez tiene problemas con su esposo y...creo que necesita una amiga. Te dejé dinero para que ordenes algo, te quiero mucho Ed, buenas noches.

¿Ven?, a eso me refiero. Ella es tan dulce como la miel. Respondí a su mensaje y me acosté en el sofá. No tengo mucha hambre, estoy nervioso. Mañana será el día en el que mi soltería empezará a desaparacer, deseenme suerte.

No control.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora