Las semanas pasaron, luego de ese extraño día de primavera en NYC en el que yo, Edward Geller, hablé por primera vez con JenniferHamilton. Una chica muy diferente a todos los demás en este lugar.
Nunca hablabamos en la escuela, solo era una sonrisa o una sacudida de mano al vernos pasar. Conversabamos todos los días por mensajes de texto, era uno tras otro, sin parar. Mis amigos apenas la conocían, y Jen apenas los conocía a ellos.
-Hombre, llevas semanas pegado a tu teléfono, y eso que eres de los que se toman días sin verlo-dijo Will, mientras se metía un cupcake a la boca-¿Estas hablando con esa chica?
-Jen, sí-dije, creo que soné un poco molesto.
-Déjalo, Will. Ed está perdidamente enamorado, se le nota-dijo Joe, con mucha confianza en su voz.
-Vámos, chicos. Es hora de almuerzo, ¿por qué no solo comen en vez de quejarse de mi?, ¡Y no estoy enamorado!-dije entre risas.
-Porque es gracioso verte enamorado-dijeron ambos, de una forma simultaneamente rara, e incómoda.
Los tres nos vimos a los ojos y nos carcajeamos. Estos chicos son los mejores, siempre nos reímos de cualquier tontería. Bueno, Joe es el gracioso, Will y yo casi siempre escuchamos. En realidad, tengo suerte de tenerlos, son geniales.
Comía unas papas mientras respondía a sus mensajes, mi teléfono estaba un poco grasiento y me incómodaba escribir.
-Ya vuelvo, iré al baño. Cuando vuelva, quiero mis papas justo como las dejé, ¿bien?-dije, viendo a ambos con los entre cerrados, para darle "seriedad" al asunto.
Me levanté de la mesa del comedor y salí por la puerta de la derecha. Caminé hasta el baño y tomé una toalla de papel que hay al lado del lavabo. Limpié mi teléfono y me lave las manos. De repente escucho un ruido de alguien entrando bruscamente al sanitario de varones, así que instintivamente corro hasta una caseta y me escondo allí dentro. Algo malo sucederá, lo presiento.
-¡No puedes hacerme esto!, tú también estás involucrada!-es una voz de un chico, de unos 16 años tal vez.
-¡Cállate!, lo estoy porque tú me obligaste, idiota!, ¡déjame salir!-gritó una chica, tiene mi edad tal vez.
-No, de aquí no te escapas, perra-dijo, se escuchaba rabia en su voz, ¿qué rayos le pasa a este idiota?
Se escuchan unos golpes muy extraños, como si la estuviese golpeando. Soy un cobarde, debo salir ya. ¡Vamos, Ed!, ¡Debes hacer algo!
-¿Cómo se te ocurre hacer un trato con ese imbécil?, por tu culpa yo estoy involucrada en todo esto. Todo por tu estúpido capricho de niño rico.
-¡He dicho que te calles!-se escucha como el tipo eleva su voz mientras recita la oración.
Se escucha un golpe, creo que esta vez si la ha golpeado. Vamos, debe haber una forma menos estúpida y salvaje de solucionar esto.
¡Ajá!, ya lo tengo.
Me coloqué mis auriculares en los oídos, jalé de la cadena y salí tranquilamente con los ojos cerrados, moviendo mi cabeza como si estuviera al ritmo de una canción.
El tipo finalmente paró todo ese arrebato, se limpió y pretendió estar tranquilo. Como si yo no hubiese visto nada.
Volteé y les sonreí a ambos, agitando la mano en forma de saludo. Luego se me ocurrió algo mejor.
-¡Oye!, dije, al ver a la chica rubia que había entrado por la fuerza con él-¿Qué haces aquí?, como guardia de pasillos en turno, no puedo permitir esto. ¡Sal!, ¡Inmediatamente!- Jajá, siempre quise decir eso.
Abrí mis ojos para que ella reaccionase a mi truco, y al parecer le demoró entender. Finalmente comprendió la idea, y dijo:
-Oh, cierto, lo siento. Ya salgo-con voz muy ténue.
Pretendí seguirla hasta afuera para ponerle una "multa" o una de esas tonterías que los guarda hacen.
-¿Estás bien?, ¿no te hizo nada?-dije, tocandole el hombro y con mi otra mano a una distancia considerable del pecho.
-¡¿Qué se supone que haces?!, ¡¿Escuchaste todo lo que hablamos?!-reclamó.
-¿Cuál es tu problema?, ese tipo pudo haberte hecho algo peor-dije, con cara de disgusto hacia ella.
Ella quedó en silencio durante unos segundos, mientras llevaba su mirada al suelo.
-Cierto, pudo haber sido peor. Gracias-dijo, con un tóno mucho más tranquilo.
-Sí, claro, no hay problema. Salgamos de aquí, aun tengo cosas que preguntarte-dije, esta chica tiene algo malo, lo puedo ver.
Ella abrió su boca, pero antes de emitir algún sonido, la campana sonó.
La chica empezó a caminar, casi huyendo.
-Espera-dije, alzando la voz-A final de clases, en la fuente. Me lo debes.
Ella con una cara de molestia asintió con la cabeza y siguó su camino.
-Ah, y una cosa más, ¿cómo te llamas?-dije, me dió una sensación extraña al preguntarlo.
La chica misteriosa se quedó unos segundos parada, sin mover ni un músculo.
-Clair-dijo, siguiendo su camino.
Caminé hacia la clase de Biología y revisé mi teléfono, eran mensajes de los chicos:
"@JoeBow: ¿Tan mal te cayeron esas patatas?"
"@WillChill: ¿O es que te fuíste a ver con tu preciado amor?"
Contesté con mucha difícultad una respuesta, estaba muy distraído por lo ocurrido:
"@EdGel: Callensé, se los cuento en El Pozo. Aunque llegaré más tarde, no me esperen."
Fui a clase de Biología y todo se mantuvo tranquilo, nada fuera de lo normal. Excepto lo que pasó con esa chica, no lo podía dejar de pensar.
La clase acabó y salí corriendo hasta la fuente. Esperé durante varios minutos, hasta pensar que esta chica, Clair, no llegaría. Tomé mi mochile y empecé a caminar.
De repente, escucho una voz:
-¿No era aquí en donde quedamos?-preguntó de forma sarcástica.
-Finalmente-dije-sientate, tengo varias preguntas.
-Estoy bien de pié-cruzó sus brazos y movió su cintura de una forma muy extraña-gracias.
-Bien, lo que quieras. Ahora, ¿de qué hablaban tú y ese chico?-dije, viendola fijamente a sus ojos.
-Nada que te interese. Negocios de gente mayor.
Me quedé en silencio unos segundos viendo al piso.
-¡Yo soy mayor que tú!-exclamé.
-Bah, pensé que no eras mas que un mocoso-dijo, ¡Dios, es irritante!-
-Eres muy graciosa, ¿no?-dije, mostrando un rostro con mucha seguridad-entonces, estoy seguro que a el Director Morrison le encantará saber que dos estudiantes de ambos sexos fueron encontrados en un mismo baño.
-¡Está bien!, solo deja de hablar, eres molesto-Wow, la diosa de la calma a hablado.
-¿Entonces?, explícate-reclamé.
-Él es Jhon.
Hubo un silencio de por medio, ella se quedó muda. Solo mirandome.
-Ajá, ¿y?, ¿Qué hay del "negocio que hizo con ese imbécil"?-dije molesto, ¿esta chica es tonta o qué?
-No puedo creer que escucharas eso también-renegó, parece que no entiende que logré presenciar toda la escena.
-Jhon...Jhon vende drogas. Aquí, en la escuela.
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No control.
Teen FictionMi nombre es Edward Geller, Vivo en la ciudad de Nueva York y asisto a la escuela privada Charles Preston. A mis 15 años de edad he pasado por muchas adversidades; amoríos, enfrentamientos, vergüenzas y apuñaladas por la espalda. Pero no se trata de...