Capítulo 7

60 6 0
                                    

Vende drogas. No fue una enorme sorpresa, en realidad. Cierto, no lo veía venir, pero ahora que lo sé no me parece muy extraño. 

-¿Cuánto tiempo llevan ambos en esto?-pregunté

-No mucho, de hecho fue hace unas semanas. O quizás meses. No lo sé, no estoy del todo segura. Él fue quien se encargó de todo, ni siquiera soy yo quien la vende, solo le cuento a más personas acerca de ella y les digo donde encontrarla-dijo, parecía decir la verdad, tenía ese rostro que demostraba desínteres, desínteres en encubrirlo-No puedes decir nada, ni una sola palabra sobre la cocaína a nadie, ¿bien?

Así que es cocaína, hasta donde sé no es sencillo de encontrar en el centro de NYC, Jhon no debe ser más que un peón para alguien fuera de esta institución.

-¿Qué pasa si lo digo?, ¿te das cuenta que ese tal Jhon no es más que un imbécil contigo?, te está usando, Clair. Por cierto, ¿Es tú amigo o solo son socios?-dije, levantando la ceja izquierda.

Clair dudó por unos segundos, volteando su cabeza hacia abajo, parecía avergonzada de la respuesta. 

-Es mi novio.

La miré durante unos segundos fijamente a los ojos. Cuanto más la miraba, menos lo creía. ¿Cómo puede ser tan ingenua?, ¿y por qué me interesa tanto esta chica?, generalmente no pregunto nada a nadie. 

Esperen, a esta chica la he visto antes. No, esto no puede ser más obvio, pobre chica.

-Eres la presidenta del consejo estudiantil, ¿no?-pregunté, aún conociendo la respuesta

-Sí, lo soy. Pero sé lo que piensas, no es por eso que Jhon está conmigo, él me ama-dijo, exclamando específicamente la palabra "ama". Esta chica debe ser lo suficientemente lista como para lograr ser la presidenta del consejo, ¿cómo puede caer con alguien tan patético como un vendedor de cocaína?

-¿Sabes?, es asunto tuyo. No diré nada, pero te recuerdo; eres lo suficiente inteligente como para saber que solo te usa para conectar con más gente influyente, presidenta-dije, tomando mi mochila y colocándola sobre mi hombre-cuídate y suerte, la necesitarás después de toda esta estúpides.

Caminé hasta la salida sintiendo sus ojos aún viéndome, espero que eso al menos le abriese los ojos un poco. 

Fui a El Pozo como de costumbre y conté a los chicos sobre lo ocurrido, omitiendo tres cosas; la droga, Jhon y Clair.

Terminamos nuestras pláticas acostumbradas y nos dispusímos a ir a casa. Me despedí de ambos a la entrada de El Pozo y salí del lugar. 

Eran las 3:30p.m, y ya había llegado a mi hogar. Mamá no estaba en casa, pero está muy temprano como para preocuparme. Seguro me llama en unos minútos.

Tiré mi mochila a la esquina de mi habitación y me lancé a mi cama boca abajo. Casi me quedaba dormido cuando recordé:

-¡Jen!

Sonreí de lado a lado y tomé mi teléfono de mi bolsillo.

"@EdGel: Sí jaja, es casi igual a la señora Clodette."

"@JenHam: ¡Estaba apunto de decir lo mismo!, no puede ser jajaja. Ed, ¿has notado que núnca nos vemos en la escuela?"

"@EdGel: Hmmh, si. Pero bueno, tú tienes tus amigos allá, y yo tengo los míos. Es comprensible."

"@JenHam: Cierto. ¡Tengo una idea!, ¿y si mañana tú te juntas conmigo y mis amigos, y el siguiente día yo contigo y tús amigos?"

"@EdGel: Hmmh, bueno. Está bien, supongo. Siempre y cuando tús amigos no crean que tengo 14."

"@JenHam: Jajaja, estoy segura que te tratarán como todo el incomprendido adolescente de 15 años que eres."

Qué extraño, núnca pensé que Jen quisiera pasar tiempo conmigo en la escuela. Pensé que solo era una amistad sin importancia alguna, pero al parecer no soy tan molesto como pensé. Eso sí que me alegra el día.

De repente escucho el cerrojo de la puerta moverse, debe ser mamá. 

Me levanté para abrir la puerta. Tal vez fue de compras o algo, será mejor que le ayude.

Abro el cerrojo y la miro a ella, con los ojos húmedos y el maquillaje un poco corrido, lleva un recibo en su mano. Abre los ojos para encontrarme a mi frente a ella.

-Ed, no sabia que habías llegado tan temprano, ¿no irías ahora con los chicos a ese restaurante que tanto les gusta?-dijo, mientras se secaba las lágrimas.

-Mamá, ¿qué te ha pasado?, ¿estás bien?, ¿te asaltaron?, ¿qué tienes?-la inundé de preguntas en un segundo, no es nada común verla llorar.

-Nada, Ed. El viento de afuera me ha irritado los ojos, no es nada.-dijo entre risas.

Dejó el recibo en la mesa al lado de la puerta y entró a casa escabullendozé hasta el baño rápidamente.

Me acerqué hasta la mesa y leí el recibo, decía:

"FLORISTERÍA GREEN DOOR.

RAMO DE TÚLIPANES - 13.45$"

Suspiré cerrando los ojos, sabia por qué mamá lloraba, yo quería llorar en ese momento.

Papá siempre hablaba sobre los túlipanes, sobre lo hermoso que era su color, su textura, su gracia de ser. Cada vez que usaba un traje para ocasiones especiales colocába un túlipan en la bolsa delantera de su saco. Mi padre decía que mamá le recordaba a los túlipanes. 

-Mamá, está bien. Él aún está aquí, con nosotros. Siempre lo estará-dije mientras la abrazaba.

Mi madre me abrazó muy fuerte, llorando sobre mi hombro. 

-Lo sé, hijo. Lo sé.

Nos sentamos en el sofá de la sala a hablar sobre él durante horas, sobre sus bromas, nuestras aventuras junto a él, todo. Mi madre en serio lo amaba, se le puede notar en cada sílaba que utiliza al hablar sobre él.

-Bueno ya es hora de cenar, ¿y si ordenamos pizza?-preguntó, mientras se levantaba y acomodaba su pantalón.

-Suena muy bien mamá-dije, mientras se sonreía. Ella me sonrió de vuelta y caminó hacia su cuarto a buscar su teléfono.

-Mamá-dije, interrumpiendo su camino hacia su habitación.

-¿Sí?-

-Te quiero-dije, mientras le sonreía.

Ella colocó su mano en su pecho mientras me miraba, y contestó:

-Yo aun más, Ed-

La noche avanzó, eran las 9:53p.m cuando logré mirar mi reloj. 

Mamá y yo comimos la pizza que había ordenado unos minutos antes, mirábamos películas y reíamos sin parar.

Me alegraba hacer feliz a mi mamá, por lo menos hasta donde podía.

Mamá se fue a dormir a las 10:00p.m, tenía unos clientes en la mañana el siguiente día.Fui a la cama a la misma hora, pero no logré dormir hasta la medianoche. 

Buff, mañana será otro día, y núnca sé qué es lo que me espera en Charles Preston. Deséenme suerte.

No control.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora