Capitulo 4

92 5 1
                                    

Anoche me quedé dormido al arrecostarme en el sofá. Al parecer mamá me ha arropado con una cobija al venir. Debe haber venido alrededor de la madrugada, o es que es muy sigilosa como para abrir la puerta y no despertarme.

He despertado con la luz del sol en mi cara, mamá ha abierto las cortinas y siento como mis ojos se queman lentamente, apenas los puedo abrir.

Me levanto del sofá y me dirijo a la cocina. Encuentro a mamá cocinando el desayuno, el aroma es fenomenal.

-Buenos días, Ed-dijo mamá, sonriendo y con la espátula en mano-He hecho Waffles y unas tostadas, ¿te apetece?

-No, gracias. No tengo mucha hambre esta mañana-renegué con un suspiro a medias. Estaba demasiado nervioso como para comer, sabiendo que ahora hablaría con Jen. Lo cual es estúpido, ni siquiera la he visto, lo único que sé es que según Joe es linda, y gusta de mi.

-Hmmh, bueno. Pero al menos llevate esta manzana, de algo te servirá.

-Gracias-tomé la manzana y la llevé al bolso más pequeño de mi mochila.

Tomé una ducha caliente como acostumbro todos los días, me sequé y vestí el mismo uniforme de siempre. Mi madre había tenido que comprar cinco conjuntos completos, uno para cada día de la semana. A ella no le quedaba tiempo de limpiarlo todo entre semana, y yo era muy flojo para ello. El lavar una vez por semana no me molestaba.

-Bueno, adiós, ma. Te veo luego-dije mientras colocaba mi mochila sobre mi espalda.

-Eh eh, ¿adónde vas tan rápido?, ¿no olvidas algo?

A ver, ya he dicho que mamá es de esa clase de personas dulces y detallistas, pero de vez en cuando era molesto.

-Ah, voy-dije, mientras suspiré con un aire de aburrimiento.

Me aproximé a ella y le dí un beso en la mejilla.

-Te tengas un buen día, Ed. Te quiero con todo mi corazón-mientras me sujetaba fuertemente con sus brazos.

-Bueno bueno. Tu igual, má, te quiero mucho-dije con unas risas de por medio.

Ella me sonrió y yo abrí la puerta de la entrada agitandome mi mano hacia ella. Bajé por las escaleras corriendo y me aproximé a la planta baja.

-¡Que tenga un buen día, Sr. Geller!-dijo Jack, el portero-

-¡Te he dicho que no me llames así!, ¡llámame Ed!-dije entre risas, mientras corría y agitaba mi mano hacia él.

Jack era una persona genial, un señor de unos 74 años que aún mantenía ese espíritu de asombro y gozo que a muchos de mi edad ya se les ha agotado. A pesar de conocernos durante años me sigue llamando "Sr. Geller", creo que es una clase de costumbre que núnca dejará. Nos mudamos a ese apartamento justo después de la muerte de mi padre, uno o dos meses después. Jack ya era el portero del edificio en ese entonces.

Corrí todo el camino de mi casa a la escuela. No por el hecho de que era tarde, o porque necesitaba llegar temprano por alguna clase de razón. Sino porque correr es una de mis actividades favoritas. El sentir como el aire golpea cada parte de tu cuerpo de una forma tan suave, tan delicada y relajante que no se puede experimentar con un simple ventilador. Para mi es casi como volar.

Sin darme cuenta ya estaba frente a las puertas de la escuela. Me detuve un instante observando lo enorme que es, me paré firme y tome un respiro profundo y me adentré a la escuela. Sabia lo que me esperaba.

Los primeros periodos fueron los más largos de mi vida, era casi imposible el no ver el maldito reloj del salón haciendo su tonto sonido.

tic, toc, tic, toc.

Eso fue todo lo que escuché casi por tres horas.

Finalmente suena por tercera vez la campana, ahora mis pelos están de punta.

Camino temorosamente por los pasillos de la escuela. Finalmente llego al salón de física, Joe me está esperando en la entrada.

-Ves, allí está. Toda tuya-murmuró mientras señala con ambas manos la puerta.

Me asomé por la puerta y vi a una chica en el medio del salón, sentada en su escritorio mientras miraba su teléfono. Era hermosa, tenía pelo café muy oscuro, una piel clara y y ojos de color café claro. Apenas y se le notaba que llevaba maquillaje, creo que no era necesario que usase mucho. Como dije, es hermosa.

¿Será esto cierto?, ¿yo le gusto a esta chica?

Me adentro al salón con la carta que ella había mandado en mano, y me acerco a Jen.

-Hola-dije. con tóno de temor y una sonrisa en mi cara

Jen voltea hacia mí, me mira a la cara y dice:

-Hola-con una sonrisa en su cara. ¡Dios, qué sonrisa!

-Hmmh, mira, recibí esto-le muestro la carta y ella la toma-quería decirte que fue muy lindo de tu parte escribir todo eso, y quiero decirte que aunque núnca en mi vida te halla hablado, eres muy hermosa.

-Hmmh, esp...-Ella trató de decir algo, pero la interrumpí. Es mi turno de hablar.

-Y, que no puedo creer que un chico como yo te guste, eres tan deslumbrante que no tengo ni palabras para describirlo.

-Ah, si, graci...-No, tengo que dejarlo salir todo. La interrumpí de nuevo.

-Pero ya que lo has escrito en esta carta, quisiera saber si me darías una oportunidad como algo significativo. Se que es muy apresurado, pero de tan solo verte me he enamorado. Además, tú sientes lo mismo que yo, ¿verdad?

Dejo una sonrisa en mi cara el tiempo que ella se toma en responder, luego, con una oración de cuatro letras, mi mundo se viene abajo.

-Yo no escribí esto.

Me quedo helado, mudo y con mi cuerpo totalmente congelado. ¿Qué ha dicho?, ¿no fue ella?, eso no puede ser. Segundos después de decir tal horrible oración, vuelve a hablar:

-Mira, aquí lo pone.

¿Recuerdan que dije algo sobre "Me intríga más su contenido que su autor"?, fue mi peor error. Al parecer, al otro lado del sobre ponía "Jen Hatheway, tercero de secundaria♥". Sí, ambas se llaman Jennifer, y a ambas las llaman Jen.

Yo conozco a esa tal Jen Hatheway. Una molesta niña mimada que cree tener el mundo ante sus piés por tener una franquicia de almacenes de muebles a su mandato. Claro, esto es lo que ella decía. Era obvio que sus padres lo adueñaban, ¿qué va a hacer una malcriada como ella con una responsabilidad así?

Ahora que lo recuerdo, he dicho cosas que no debí decir a Jen. No puedo creer que he soltado todo eso.

Me puse nervioso, rígido y demasiado espantado. Salí corriendo del lugar como pude. Logré llegar al patio de la escuela. Me senté al lado de la enorme fuente que hay en el centro con mis puños en mi mentón.

No puedo creer que he hecho lo que hice. Le dije todo lo que pensaba sobre ella en ese momento exacto, con la poca confianza de que ella gustaba de mi. ¿Cómo pude hacerlo?, de seguro ella le contará a todo el mundo. Serán meses de burlas y acosos, ¡Cómo me odio!

¿Por qué siempre me pasan esta clase de cosas a mi?, no soy una mala persona. No me meto con nadie, no lástimo a nadie. Todo lo dejo en mi pensamiento, seguro, donde no pueda herir a nadie. Esto es frústrante, toda mi vida ha sido así. ¿Cuándo encontraré finalmente lo que necesito para ser feliz?

Alguien se apróxima, escucho pasos detras de mi. Como unos pequeños tacones. Volteo sobre mi hombro.

Es Jen.

No control.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora