Capítulo 9

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Así que Clair está en este grupo de amigos, por eso es que nunca en mi vida la había visto. Después de pensarlo un poco, tiene sentido. Una porrista, dos jugadores de Football y una alumna muy dedicada. Solo quedaba vacante para la presidenta de consejo, cómo no.

Llegamos a la cafetería finalmente.

Es una típica cafetería, paredes y columnas blancas, con mesas de madera cubiertas con pintura blanca y gris. Tiene cuatro máquinas expendedoras, todas iguales. Esto se debe a que la querida señora Murtle no le provocan muchas ganas el usar guantes y gorrillo. Todo un amor.

Como es de costumbre, todos los estudiantes que yacían allí dentro estaba indiscriminadamente clasificados por ellos mismo. Los que estudian, los que no, etcétera. Un cliché que se gana completamente el término de la misma palabra en si, cliché.

Al fondo de la cafetería se lograba encontrar a Will, dándole ordenes Joe. Imagino que por esas tontas cartas que antes me había mostrado.Quería acercarme a ellos, pero debía quedarme con Jen, no podía desaprovechar la oportunidad de ser más cercano a ella en la escuela.

Logramos encontrar una mesa sin ocupar, y aún mejor, limpia. La de los pompónes y maromas en el aire se sentó al lado de Jen, los dos deportistas separados uno a cada lado, Clair terminó sentandose a mi lado.

-Bueno-irrumpió una voz un tanto aguda, era uno de los chicos-creo que es hora de presentarnos, ¿no?-rió, parecía muy carísmatico.

-Tienes razón-contestó su amigo-Yo me llamo Bradley Stonehead, soy quaterback del equipo y no soy tan tonto como parezco.

Agradezco el que halla mencionado eso último, en realidad parecía muy hueco de la cabeza. Asentí con la cabeza y chocamos nuestros puños. Al parecer no apesto tanto al conocer personas.

El chico de la voz aguda aclaró su voz y sin titubear comenzó a hablar.

-Soy Peter, Peter Paralade. Como puedes decir por la chaqueta, también estoy en el equipo de la escuela. Aunque momentaneamente juego en la posición de calientabancas. Mo-men-ta-nea-men-te. Radical conocerte.

A juzgar de sus últimas dos palabras, puedo decirlo con claridad; él es un idiota. Peter asintió con la cabeza y se sentó de nuevo, mientras yo solo sostenía mi sonrisa quebrada.

Jen movió su codo izquierdo para golpear a la chica del uniforme verde con blanco, la porrista. Ella se enderezo y comenzó a hablar.

-Um... hola. Soy um...Eliza, pero puedes llamarme Liz.

Sus mejillas se coloraron un poco, parecía estar muy nerviosa.

-No te preocupes-dijo Clair repentinamente-Liz es un tanto tímida, no te sientas especial. Con el tiempo se soltará de poco a poco.

No pude hacer más que emitir una risa inocente.

Esa idea no se me cruzó ni por un segundo. Todos estos años me he acostumbrado a que ninguna chica me encuentre ligeramente atractivo, por triste que suene.

-Ah, claro. Mi turno-comenzó Clair, se miraba mucho menos nerviosa de lo que parecía hace unos minutos-Me llamo Clair, soy presidenta del consejo-E intermediaria en ventas de droga.

Sonreí como con todos los demás y comencé a abrir mi boca para hablar.

-Yo soy Edward Ma...Ed. Hola-dije, con el rostro más tranquilo que logré colocar en mi cara.

Fue lo más incómodo que he dicho en mi vida.

-Así que, Ed-comenzó Peter-¿A qué juegas?, ¿pies o manos?

-Bueno, cuando era pequeño jugaba mucho al soccer-dije. Mientras terminaba la oración un recuerdo llegó a mi.

-¿Soccer?, Dios, cómo odio el soccer. Es una maldita copia barata de mi deporte, mi pasión, mi vida-siguió así por otras cinco palabras más-Cómo sea, ¿por qué lo dejaste?, ¿te diste cuenta de lo absurdo que era?

-No exactamente-murmuré, y entre risas falsas dije-fue después de la muerte de mi padre.

A todos les cambio la cara repentinamente. La compasión o lástima se apodero de ellos.

-Ed, lo lamento, no tenía idea-dijo Peter, fallando las sílabas de las palabras que quería pronunciar.

-Si, no hay problema-solté con una sonrisa. En realidad pensar en él no me ponía triste, pero no era lo que más me animaba en el mundo.

Jen soltó una sonrisa de compasión hacia mi, y se levantó de la mesa.

-No sé ustedes, pero yo muero de hambre. Chicas, ¿vienen?

Liz y Clair asintieron mientras se levantaban de sus sillas, acompañando a Jen a las máquinas expendedoras. Dejando solo a los chicos en la mesa.

-Así que-dije-¿Ustedes la pasan juntos en los recesos?

-Si, pero hay uno más en nuestro grupo. Aunque generalmente está teniendo "química" con la profesora Reynolds en cada hora libre que tenemos-resongó Brad.

Esperen, Profesora Reynolds, química, no puede ser.

-Mira, allí viene-dijo Peter.

Mientras cólocaba los botones de su pantalón en su lugar, peinaba su cabello rubio y empujaba a las personas en su camino, ése tipo, se acercaba a nuestra mesa. Era Ronald, Ronald Collins. La persona con menor neuronas en el cerebro de la escuela, y con mayor masa múscular. Mide alrededor de 1.92, siendo ligeramente más alto que sus compañeros deportistas.

Joder, debe ser una maldita broma.

No control.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora