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Nueve

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Adaptarse.

Louis era sólo un niño cuando una larga noche en la sala de emergencias le instó a decidir la carrera que seguiría por el resto de su vida. La escuela no iba tan bien, puesto que estudiar no era lo que más le gustaba hacer. Sin embargo, y a partir de ese momento, se esforzó para hacer que funcionara, tomando cursos extra y convirtiéndose en el estudiante ejemplar que la universidad, llegado el momento, requeriría.

En su vida, nunca hubo lugar para las distracciones.

—¿Logran verlo? —dice frente a un grupo reducido de internos de primer año. Señala a la resonancia magnética frente a la luz, haciendo énfasis en uno de sus lados—. Es bastante común y suele pasar desapercibido, pero deben llamarme en casos como estos.

Todos a su alrededor asienten. Louis sabe que es uno de los cirujanos más intimidantes, y es por eso que lo utiliza a su favor.

—¿Q-Qué pasa si no logramos verlo, Dr. Tomlinson? —pregunta un muchacho escuálido al que su bata blanca le queda demasiado grande en los hombros.

—¿Estás trabajando en un hospital y no sabes leer estudios correctamente, Dr... —mira su gafete— Parker?

—Sí sé hacerlo, señor.

—Eso pensé.

El chico se hace imposiblemente más pequeño encogiéndose de hombros y dando un paso hacia atrás. Louis mantiene su semblante estoico y los observa por arriba, capturando cada una de las expresiones en sus rostros inexpertos. Aún recuerda sus tiempos como interno, creyendo que todo sería sencillo. Él intenta hacerlo sencillo para ellos, no obstante, advirtiéndoles hasta los más mínimos errores antes de que tengan el descaro de cometerlos. Hoy no lo saben, pero mañana quizás se lo agradezcan.

—Eso es todo. Pueden irse —dice, porque su reloj de muñeca acaba de marcar las ocho treinta y ya los ha entretenido demasiado con su charla.

Hace un poco de tiempo ordenando sus papeles y pensando, porque parece que su cerebro es el único al que no sabe comprender. Sus maneras de actuar son tan ilógicas como los síntomas en conjunto de una enfermedad que ningún médico ha logrado diagnosticar. ¿Por qué seguir a Harry hacia los vestuarios hace apenas unas horas y jodidamente masturbarlo utilizando una serie de excusas para justificarse? Sólo sabe cuánto disfrutó hacerlo, y que Harry lo hiciera después con él.

Su rostro se arruga ante el pensamiento, pero una sonrisa lo sucede. Ilógico, se repite.

Por otro lado, sabe que la fiesta de recaudación es en dos días exactamente. Nunca fue su estilo asistir más que para que su presencia fuese vista unos momentos, aparecer en las fotos y comer algunos bocadillos junto a Zayn y Liam (y Harry, claro, que siempre está en el grupo también, aunque siempre lo había ignorado por las buenas). Los grandes eventos y convenciones no son lo suyo, cuando puede estar salvando una vida dentro del hospital en lugar de pretendiendo junto a las personas importantes.