Hearts don't break around here » ls

Trece

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—No me estoy quejando —dice Harry echando su cabello hacia atrás—. Pero no creo que debamos hacerlo en cada sitio del hospital.

Louis termina de abotonar su propia camisa y luego ayuda a Harry con la suya.

—¿Cómo no estás quejándote, entonces?

Con una media sonrisa, el cirujano plástico comienza a caminar en dirección hacia la puerta de la oficina de Louis. Su ropa está ligeramente arrugada en los costados y su bata (que en realidad es la de Louis, pero ninguno lo ha notado) está colgada sobre su antebrazo, sin tener intenciones de colocársela.

—Tenemos que hablar —Louis levanta las cejas sin comprender. Ni siquiera han pasado dos días completos desde la primera vez que estuvieron juntos, y ambos han estado buscándose mutuamente en sus momentos libres desde entonces—. No ahora, pero... debemos hablar.

—Bien —responde—. Ahora largo. Día ocupado.

Harry ríe, lanzando un sonoro beso desde el marco de la puerta.

—Lo mismo —hace una pausa—. ¿Llámame?

Louis se sienta detrás de su escritorio y empieza a ordenar algunos elementos que se han salido de su lugar original.

—Lo haré cuando termine aquí —asegura, y es todo lo que Harry necesita para marcharse.

Una vez en la soledad de su oficina, Louis suspira, llevándose todo el aire que sus pulmones son capaces de albergar. No tiene idea de cuáles son las condiciones de su relación con Harry en este punto, lo que es confuso. Louis es una de esas personas que necesitan tener el control sobre las cosas que suceden en su vida. Cuando algo se alborota, todo a su alrededor parece ser terreno inestable.

Si antes estaba jodido, ahora está completamente fuera de sus manos.

Y no lo malinterpreten. Él sabe que esta situación involucra más que sexo casual y engloba algunos conceptos aterradores como las emociones o los celos. Está parado sólo en la cresta de la ola de lo que promete ser algo, sin serlo todavía.

La mayor parte de su día transcurre en un vaivén de idas y vueltas sin tener la cabeza puesta en ello. Atiende a algunos de sus pacientes que llegan a él por consultas, prescribe medicinas para las migrañas y toma mucho café en el proceso. Llama a Zayn para averiguar sobre la situación de Liam, pero resulta que no ha salido de cirugía aún. Él puede ponerse en los zapatos de Payne, pensando en que su vida ha dado un giro inesperado de un momento a otro. Millones de situaciones inconclusas que deben ser abandonadas y puestas en pausa sólo para entrar en un quirófano por horas. Al menos tendrá un poco de tiempo para pensar.

—He oído que el director sí va a retirarse, después de todo.

Savannah Mulligan se reclina a su lado, con una de sus manos sosteniendo un humeante vaso de té de cartón y la otra acariciando su vientre ligeramente abultado, casi imperceptible. Louis no ha hablado lo suficiente con ella últimamente, pero tiene ojos (y Harry podría haberle dicho algo al respecto).