Catorce

2.6K 269 529
                                    



El lunes siguiente, Liam parece lo suficientemente recuperado como para salir del caparazón invisible en el que se metió la semana pasada, ignorando a todo el mundo durante la jornada laboral y cargándose los hombros de trabajo tanto como fuese físicamente posible.

Harry lo persigue sin cesar, logrando persuadirlo y llevándoselo a tomar una copa más tarde, cuando ambos están desocupados al fin esa misma tarde. Allí, con algunos tragos encima, es donde Liam finalmente da rienda suelta para permitirse decir algo sobre el tema que tanto mantuvo intrigados a todos durante estos últimos días.

—Así que Maya y yo no estamos exactamente en los mejores términos ahora, ¿Sabes? —bebe un trago generoso sin hacer ninguna pausa—. La noche anterior, quise asegurarme de que ella supiera que me arrepentía por las cosas que dije. No estaba preparada para ser madre aún; lo comprendí. Sin embargo, parece que ninguna disculpa es suficiente.

—Es bueno que lo hayas comprendido, amigo. Imagino que lidiar con esa situación por sí sola ya es lo suficientemente terrible.

—Pero allí está el problema, Harry —Los ojos de Liam se abren aún más, mirándolo con expresividad—. Yo estoy listo. Me he dado cuenta. ¿Cuánto tiempo más tendré que esperar? Siempre he deseado ser padre, y ahora ese sentimiento parece nunca desvanecerse.

»Sería mucho más fácil si la idea no se hubiera implantado en mi cabeza... —continúa luego de una pausa. Harry alcanza a pedir otra ronda de tragos, reemplazando la cerveza con algo un poco más fuerte esta vez. Liam desabotona el primer botón de su camisa, casi como si estuviera entrando en calor, quedándose sin aire para seguir hablando. Sólo está siendo dramático—. Tú no te vinculas con las personas que te acuestas. Zayn ha conseguido una relación estable en tiempo récord —bufa—, y Louis ni siquiera necesita nada de todo eso. Él simplemente se concentra en el trabajo.

Los chupitos llegan justo a tiempo para impedir la risa que intenta correr una carrera fuera de los pulmones de Harry. Si Liam tan solo tuviese una pizca de intuición...

—Todos queremos tener hijos en un futuro —carraspea. Las imágenes que aparecen frente a sus ojos como rayos de luz son potencialmente peligrosas, por lo que también sacude la cabeza, en un afán por hacerlas desaparecer—. Aún eres joven, Li. ¿Qué tienes, treinta y cinco?

—Y medio. Treinta y cinco y medio. Eso es más cercano a los cuarenta, Harry.

—¿Y qué importa? No es demasiado viejo como para tener hijos —opina—. Incluso puedes adoptar.

—O congelar mi esperma.

Harry entrecierra los ojos, un poco mareado en ese punto por el alcohol.

—Claro, lo que sea.

El silencio se rellena por los sonidos del bar. Un mesero intenta recoger todos los vasos de una misma mesa y lo logra luego de tambalearse un poco, lo cual es increíble bajo la apreciación del cerebro borracho de Harry. Hay demasiadas cosas en las que reflexionar ahora que se encuentra semi-ebrio y frente a un desesperanzador Liam que no deja de mirarlo con ojos de cachorrito color café. Puede sentir que su boca está a punto de desplegar una verborrea interminable acerca de los últimos sucesos de su vida, así que tiene que repetirse que esto es sobre Liam. Tanto que acaba por hacerlo en voz alta.

Liam frunce el ceño y voltea la vista hacia él, pero no dice nada al respecto.

—De cualquier forma, he decidido que es el momento. Había estado pensando acerca de postularme para el puesto de Director del hospital, ya que el Dr. Dawson se está retirando, aunque siendo honestos, ya tengo demasiadas responsabilidades sólo con ser jefe de departamento.

Hearts don't break around here » lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora