¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❧ 𝚂𝚘𝚢 𝚞𝚗𝚊 𝚎𝚜𝚌𝚕𝚊𝚟𝚊 ☙
Por órdenes del comandante Erwin, aquellos que eran más importantes para la Legión, tuvieron que alejarse de la ciudad e internarse en el bosque. Al parecer la situación no dejaba de complicarse y ahora se les sumaba la Policía Militar como enemigos. Querían a Eren y a Freya a cómo diera lugar, y no descansarían hasta tenerlos, iniciando una guerra en contra de la Legión.
La despedida entre Rhys y Erwin no fue como ella esperaba. Obtuvo palabras frías, de nuevo le dió órdenes de cómo tenía que actuar y cómo reaccionar en caso de verse amenazados. Parecía como si desatara la correa solo para la que atacara una misión. Por más que quiso negarse, Freya se vio presionada y tuvo que agachar la cabeza para que la voluntad de Erwin fuera lo único importante.
Miró el cuerpo delante de ella y dejó que un suspiro cansado saliera de sus labios. Habían llegado por la mañana y se instaron con prontitud, pero estando con los sentidos alerta por si debían huir.
— Deja de moverte. —repitió la rubia, ejerciendo presión en el abdomen del joven, como intento para que se detuviera. Trataba darle vuelta a la venda, pero los bruscos movimientos se lo impedían—. Si continúas moviéndote dejaré de ayudarte.
— ¡Eres una salvaje! —gruñó quejándose de los tratos y cuidados para nada delicados. Acudió a ella solo porque los demás tenían otras ocupaciones, pero ahora se arrepentía—. Mejor le hubiera pedido a Sasha que lo hiciera.
Freya achicó sus ojos y apretó la oreja de Jean con sus dedos índice y pulgar. Éste soltó un grito acompañado de una mala palabra. Estaba intentando verse autoritario contra ella, pero estaba fallando miserablemente. Podría pelear contra Eren, gritarle y golpearlo sin temor, pero con aquella rubia era diferente. No tenía el carácter suficiente para enfrentarle. Primero porque había escuchado leyendas de todo tipo sobre ella, alabando su manera de asesinar a sangre fría, y segundo porque se sentía cohibido por su presencia.
— ¡Basta Freya, me lastimas! —frotó la zona afectada mientras murmuraba algo entre dientes. Palabras que pasaron desapercibidas para la rubia debido al tono bajo que utilizó—. ¿Por qué eres tan agresiva?
— Porque llevo media hora intentando ponerte el vendaje, pero no cooperas para que pueda terminar. Además, no dejas de quejarte por la más mínima cosa. —resopló mientras soltaba la venda y se levantaba—. ¿Sabes qué? Mejor busca a alguien más. No voy a seguir peleando contigo.
— ¡No, espera! —la tomó el brazo del brazo para que no se fuera, pero inmediatamente la soltó. Se había sonrojado—. Lo siento. —pronunció demasiado bajo, mirando a otro lado con las mejillas rojas. Aquello le hacía perder cualquier rastro de bravucón que quisiera demostrar.
— ¿Qué dijiste? No alcancé a escucharte. —se cruzó de brazos, suprimiendo la sonrisa de burla que se formaba. Fingió no haberlo escuchado con tal de que volviera a repetirlo. Le causaba gracia ver a ese chico de aquella manera. No muy seguido pasaba.
