VEINTICINCO. 二十五

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❧ 𝙾𝚓𝚘𝚜 𝚊𝚣𝚞𝚕𝚎𝚜 ☙

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❧ 𝙾𝚓𝚘𝚜 𝚊𝚣𝚞𝚕𝚎𝚜 ☙

Freya miró hacia abajo al escuchar las fuertes pisadas. Situada en el aquella rama del árbol no pudo ser vista por el soldado de baja estatura, quien parecía bastante melancólico y no tardó en comenzar a llorar en silencio. Había un profundo dolor de pérdida, las personas que eran demasiado importantes para él habían muerto. Se sentía solo, como al principio de su vida. Todo lo que había visto era muerte. La soledad de sus días lo habían llevado a seleccionar los recuerdos más dolorosos de su pasado, aquellos que le producían una eterna amargura.

— Se dice que el llanto más antiguo en la historia de la humanidad es el llanto del amor. —susurro débilmente, como si quisiera que nadie pudiera escucharla. Tenía miedo de herirlo. Él había perdido a sus amigos un día antes. No le preocupaban las palabras que él pudiera ofrecerle, sabía que las personas heridas o enojadas decían cosas inciertas solo para protegerse.

— ¿Te has deleitado con el espectáculo? —su voz retomó fuerza y apartó todo rastro de lágrimas. Odiaba admitir cuán avergonzado se encontraba. Nunca quiso que lo vieran llorar y ahora esa mocosa lo había presenciado todo. Pensó en lo débil que había sido, fue despistado no darse cuenta de esa presencia.

— Al contrario, presenciar ese triste espectáculo solo terminó por deprimirme. —soltó un suspiro lastimero y dejó caer sus piernas al costado del tronco. Ahora colgaban dejando a la vista sus botas—. No me gusta este lugar. Lo odio.

— ¿En serio? Hace unos días te veías contenta peleando con Farlan. —su voz tembló al pronunciar el nombre de su amigo y se dio cuenta del error. Fue demasiado despistado durante todo ese tiempo donde solo pensó en acabar con Erwin Smith. Por lo tanto, recapituló sobre aquellos recuerdos y al hacerlo pudo hallar un triste rostro mirándolo entre las sombras, una fugaz mirada cuando salían de exploración y una tímida sonrisa cuando combatía. Aquella niña rubia decía la verdad, pero él no le había puesto atención—. ¿Entonces por qué no te largas?

— Porque mi hermano...—mierda, había cometido un error casi irremediable. Sin embargo, fue astuta y trató de arreglarlo—. Porque le prometí a mi hermano que viviría.

— ¿Acaso tienes mierda en el cerebro? —bramó de vuelta—. ¿Como pretendes vivir si lo único qué haces es salir de las murallas donde el peligro es alto? ¡Tú sí que estás demente!

— Tienes razón. —sonrió sin que él pudiera verla. Ella también cuestionaba la contrariedad de lo que decía con lo que hacía. ¿Por qué si quería vivir salía de las murallas? La respuesta había tardado mucho tiempo en llegar—. Él me dijo que viviera, pero no dijo cómo. Para mi vivir es ser libre. —soñaba a diario con poder escapar lejos de todos a un lugar deshabitado. Solo ella y alguien especial para compartir sus días con esa persona—. No me gusta que me den órdenes, tampoco me gusta reprimir mis sentimientos, pero si quiero vivir he de hacerlo. La vida misma es un vacío enorme que te consume. Solo quiero ser libre algún día, por eso mancho mis manos de sangre, por eso me pongo el uniforme y salgo a combatir.

— ¿Estuviste en la ciudad subterránea? —no sabía porque, pero la manera en la que se expresaba, asemejaba a los niños que vivían en la oscuridad y ansiaban poder sentir la luz y rayos del sol.

— Sí, un par de años. —los recuerdos de esos días parecieron frescos en su memoria. Si bien ahí se volvió fuerte, también descubrió que su fuerza sólo sería usada por alguien con poder—. Tenía ocho años cuando bajé a ese lugar, mi padre murió frente a mí y yo no tuve otra opción. Fue el comandante Erwin quien me reclutó.

— Al parecer tenemos algunas cosas en común. —murmuró cabizbajo. Se había sorprendido al saber que ella también fue sacada de aquel asqueroso lugar—. ¿Cuántos años tienes?

— Catorce. —soltó el aire contenido esperando recibir palabrerías del porque no debía estar en la Legión siendo tan joven o porque aún no buscaba esposo siendo tan bonita, pero pasados los segundos y con un silencio prolongado se dio cuenta que nada de eso llegaría—. ¿Y usted?

— Veintitrés. —recargó su cabeza en el tronco y miró las ramas de los árboles en busca de aquella niña. Recordaba muy poco de ella, solo sus largos cabellos dorados y sonrisa enorme—. Baja. No me gusta hablar con alguien que no puedo ver.

Se escuchó la suave risa que Freya dejó salir de sus labios, seguido de un gran estruendo cuando cayó sobre las hojas secas, las cuales crujieron por sus pisadas. La adolescente se acercó hacia el hombre y se dejó caer frente a él, imitó su forma de sentarse.

— Azules. —pronunció al ver sus ojos. Durante el tiempo que ella tardó en llegar hasta él, intentó recordar cómo era. A pesar de haberse burlado de Farlan y de haberse comportado amable con él cuando perdió a sus amigos, Levi no recordaba sus facciones—. ¿Por qué una mocosa de catorce años, desaliñada y sucia me da una lección sobre la vida?

—  Ah, supongo que es por lo que he vivido. —rascó su oreja de una manera peculiar y miró el cielo que se lograba divisar entre las ramas de los árboles—. Mi madre murió cuando estaba abrazada a ella y mi padre fue brutalmente golpeado por delincuentes que querían robarnos. Supongo que hubieran hecho cosas horribles conmigo si no hubiese huido hacia la ciudad subterránea.

Levi quedó asombrado tras escuchar la breve historia que relató aquella niña, en la cual habían ciertas mentiras, datos de su familia modificados para no tener sospechas. Erwin solía decir que la policía militar seguía detrás de ella.

— Solía ser una niña débil. No sabía hacer las cosas sin que me lo ordenaran. —retomó la palabra mientras dejaba su mentón descansar en su rodilla—. Incluso alguien tenía que darme órdenes para comer o bañarme. Fue así como terminé trabajando para un tipo. Él me enseñó todo lo que sé.

— Ya veo. —le dio una mirada breve mientras reprimía el impulso de ir hacia ella y limpiarle el polvo en su mejilla. Odiaba la suciedad más que cualquier cosa—. Pues yo te ordeno que comiences a ver por tu apariencia. No seas asquerosa, mocosa. El que vengas de la mierda no significa que debas verte igual.

— Suenas como si fueras mi padre. —se burló soltando una carcajada—. Eres un viejo amargado. —lo miró a los ojos sin sentirse intimidada. No sabía porque Mike o Hange decían que el nuevo era un loco aterrador. Para ella Levi era una persona normal, solo era atormentado por los fantasmas de su pasado.

— Aparte de mugrosa, mal educada. —atacó de nuevo. La mirada de aquella adolescente no le gustaba para nada—. Hay muchas cosas que debes aprender y mejorar.

— Seguirá soñando, soldado. —se puso de pie de un salto y comenzó a sacudir el polvo que se pegó a su ropa. Fue su error, varios estornudos hicieron que se detuviera—. Mierda, lo había olvidado. Soy alérgica al polvo. —comenzó a maldecir mientras avanzaba de regreso a la base. No le importó que Levi pudiera escucharla o dejarlo solo. Freya continuó con su camino hasta llegar a su habitación donde comenzó a cambiar su imagen. Las palabras de aquel azabache hicieron que meditara sobre su imagen. Si quería comenzar a vivir tendría que preocuparse por ella.



Dato: cuando Freya rascó su oreja lo hizo igual que Zeke y Eren.

𝐅 𝐈 𝐆 𝐇 𝐓 ┇ ❛ 𝐸𝑅𝐸𝑁 𝐽𝐴𝐸𝐺𝐸𝑅 ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora