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❧ 𝚂𝚘𝚕𝚍𝚊𝚍𝚘𝚜 𝚟𝚘𝚕𝚞𝚗𝚝𝚊𝚛𝚒𝚘𝚜 ☙
Después de aquella expedición volvieron a las murallas para reportar todo lo que habían visto. Una ilusión reflejada en sus ojos al ser los primeros en ver el mar, sentirlo y en algunos casos probarlo.
No tardaron mucho en planear el siguiente movimiento para adelantarse con astucia. Pronto se habían organizado para acampar en ese lugar, tomando asentamiento cerca del mar, detrás de la montaña. La reina, el gobierno y la Legión acordó que sería mejor vigilar la zona para estar alertas de cuando el enemigo desembarcara en las tierras de la isla.
Habían sido astutos al hacerle caso. Un barco pequeño llegó a la isla, aterrizando y siendo emboscados por la Legión, quienes de inmediato los apresaron y comenzaron con el interrogatorio.
— Ya han pasado las dos horas que dijeron tardaría en llegar los otros barcos. —mencionó Freya, observando el lugar sin rastros ni señales. De pie, forzaba a sus ojos ver a través de la espesa niebla y oscuridad de la noche.
— Puedo escuchar algo. —Sasha pegó su oreja derecha al suelo. Parecía querer descifrar de dónde provenía el sonido y cuál era la causa.
— Sí, puedo verlos. —soltó un suspiro antes de resbalar por la húmeda arena. Eren siguió su acción hasta acercarse lo suficiente al mar, dónde ambos entraron y nadaron hacia el fondo. Esperaron la señal pacientemente. Freya asintió sin poder seguir conteniendo la respiración por más tiempo.
Eren mordió su mano y los rayos dorados aparecieron alertando a la tripulación del barco. Sin embargo, era demasiado tarde. El titán de ataque sostuvo en sus manos y espalda aquel imponente objeto, lo cargó como si se tratara de un juguete. Freya aprovechó para subir a su hombro, desde ese punto pudo ver las caras llenas de miedo en aquellos hombres.
— Déjalo en tierra para que no puedan escapar. —ordenó la rubia sin apartar la ojos de ellos, juzgándolos y odiándolos de la misma manera que ellos los odiaban.
Eren hizo lo que le dijo. Dejó caer el pesado barco en la superficie plana. Un montón de arena se levantó y Freya tuvo que cubrir su nariz con su capa verde y ocultarse detrás de la cabeza del titán.
— Todos los de Marley ¡Hola! —Hange se colocó en lo alto de la montaña, abriendo sus brazos y saludando amistosamente—. ¡¡Bienvenidos a la Isla Paraíso!! ¡Mi nombre es Hange! Han venido hasta aquí cruzando el océano. ¡Estamos aquí para recibirlos como invitados! Deben estar cansados por su largo viaje así que sientanse libres de venir por algo de té. Por favor disfruten.
— Si no es porque necesitamos información de esos malditos, ya tendrían una bala en la cabeza. —murmuró Freya en el oído del titán—. Nos miran como si fuéramos basura.
