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❧ 𝚃𝚒𝚝á𝚗 𝚊𝚌𝚘𝚛𝚊𝚣𝚊𝚍𝚘 ☙
La tensión del momento podía percibirse en el aire. El sudor bajaba por los rostros de los nuevos reclutas, aquellos que se mostraban felices la noche anterior, ahora temblaban con miedo. Y para los que tenían más tiempo en la Legión no fue sorpresivo encontrarse con aquella dificultad, pero si se sintieron nerviosos sabiendo que el enemigo tenía nuevas armas y plan bien estructurado.
— El acorazado va a subir. —percibió Freya mirándolo de reojo, sus ojos se habían mantenido fijos en aquel mono. De alguna manera sentía algo al observarlo, era una memoria perdida quizás, pero ella no era consciente de eso. Le resultaba imposible pues desconocía su verdadero origen—. Viene por nosotros.
— ¡Eviten enfrentarse al titán acorazado! —Erwin fue puesto al tanto de la situación gracia a Levi. Ahora el rubio se dirigía a los demás—. ¡No se acerquen a él!
— Hange-san, aún no nos ordenan atacar. ¿A qué espera el comandante? —Eren se impacientó como de costumbre y giró hacia la castaña en busca de respuestas claras o una orden de atacar.
— Está observando al enemigo. —respondió acomodando sus gafas y sus ojos se posaron en la rubia delante de ella—. Al igual que Freya. Ya sabes que es ella la que determina cuando es conveniente que te transformes en titán. —Eren miró a la nombrada dándose cuenta de lo que Hange dijo—. Parece que Reiner y sus amigos prepararon una fiesta de bienvenida.
— No solo eso. —destacó Freya, entrecerrando sus ojos en un intento por que su vista fuera demasiado buena para alcanzar el punto donde aquellos titanes estaban formados—. Traen refuerzos. —señaló con su dedo índice en dirección a los enemigos—. Estamos combatiendo con cuatro titanes cambiantes, si es que mi criterio no falla. —todos se alarmaron por sus palabras. Ahora el miedo se apoderó por completo de los demás—. Es posible que existan más de dónde provienen Reiner y compañía. Además, ese cuadrúpedo lleva algo en su espalda, puede que sea un arma que desconocemos o...Bertholdt se esconde allí.
— Rhys. —Hange colocó su mano en el hombro de la chica, sus lentes se empañaron y tuvo cierto brillo en sus ojos—. Por favor, déjame experimentar contigo. Eres demasiado perfecta para ser real.
— Hange-san. —Eren se asombró—. No es el momento. —intentó resguardar sus celos, pero para Freya no pasaron desapercibidos, mas no pudo replicar.
— ¡Se mueven! ¡Se acercan varios de dos y tres metros! —gritó para poner al tanto a los demás. Si su juicio no fallaba, aquel titán bestia era quien controlaba a los titanes puros y no solo eso, también estaba a cargo de ese ataque. Había enviado a los más pequeños, que aunque pequeños, rebasaban en tamaño a los humanos. Es decir, planeaba dejar que los sobrevivientes de ese ataque se enfrentaran a los más grandes—. Es un tipo astuto. —pensó Freya en voz alta. No había escapatoría. Ellos mismos labraron su tumba al encerrarse.
