Un sólo latido

Capítulo III

Desde su nacimiento, Lan WangJi tuvo problemas con su corazón.

Constantemente su salud era delicada y debían estar corriendo apresuradamente a una clínica, hospital o llamando médicos privados para asegurar que sobreviviera, la mitad de su vida la pasó en alguno de estos centros médicos o rodeado de especialistas, tomando medicamentos, resignándose a que jamás podría hacer lo que las personas normales hacían. Los médicos dijeron que el problema aún no era tan grave, pero suponía un gran peligro para su vida, por lo que su cirugía para trasplante de corazón se realizó cuando tenía 21 años. En el momento, su salud empeoró gravemente cuando estaba a cientos de kilómetros lejos de su hogar en una importante reunión para el negocio familiar, se vieron forzados a regresar de inmediato, en ese preciso momento se le notificó que habían encontrado un donante que cumplía con todos los requisitos. De no haber tenido tal suerte, su vida habría llegado a su fin

Su familia tenía un gran estatus y reconocimiento dentro y fuera de su país. Eran de las 5 empresas constituidas por familias más importantes de toda la nación y tenían una fortuna invaluable, él y su hermano eran reconocidos como los Jades de Gusu, el lugar donde residían que a su vez era herencia familiar desde tiempos inmemorables. El negocio familiar de los Lan inicialmente había sido un colegio de gran prestigio, sin embargo, en la época de sus bisabuelos, habían iniciado en otras ocupaciones; por lo que fueron reconocidos unas décadas después fue por las habilidades artesanales en jade pulidas por años.

De esta forma, la familia Lan no sólo era dueña de una de las mejores escuelas del país, también eran altamente reconocidos por sus creaciones de joyas de todo tipo con decenas de tipos de piedras preciosas, pero su mayor atractivo era el jade. Independiente de si sus creaciones eran pendientes, anillos, pulseras, figuras o cualquier otra cosa eran sumamente demandados en el mercado.

Lan XiChen, el hermano mayor de Lan WangJi, tomó la mayoría de la responsabilidad de este negocio, mientras él se enfocó en el colegio. En sus tiempos de estudiante en la escuela de su propia familia, siempre había sido el primero de cualquier clase en la que estuviese, junto con su hermano eran el orgullo de su tío y muchos los envidiaban. Era paciente, calmado, inteligente y preciso, por lo que a los ojos de muchas personas era más que adecuado para manejar un colegio y él no se opuso. Sin embargo, aún con todas las obligaciones y altas expectativas sobre él, en un momento de su vida se derrumbó junto con su hermano cuando su padre murió por un ataque al corazón, esto marcó permanentemente la vida de los jóvenes Lan.

En su niñez, su madre solamente estuvo presente los primeros años de su vida, Lan WangJi no sabe exactamente qué sucedió con ella, solamente sabe que cuando era pequeño, un día desapareció y él no pudo aceptarlo. Su padre rara vez se reunía con sus hijos, para él su empresa representaba mayor prioridad que ellos, Lan WangJi creció con su tío y su hermano mayor. Al tener una enfermedad congénita cardíaca se le imposibilitaba hacer muchas cosas que los niños de su edad podían hacer con total libertad, razón por la que su hermano y su tío siempre lo protegían incluso más de lo que él deseaba. Sin embargo, aún cuando tenía la libertad a su alcance cuando recibió un nuevo corazón no pudo abandonar a su única familia y se concentró en el negocio familiar.

Siendo incapaz de hacer cosas como correr hasta el cansancio o practicar deportes en exceso cuando era niño, a Lan WangJi no le quedó otra opción más que resignarse a hacer otras cosas. En esos años, su tío lo había llevado a él y a su hermano a un concierto orquestal en el teatro en el que se presentó una recopilación de Bach, Vivaldi, Mozart* y música nativa oriental, en ese momento se enamoró del cello*. Sus ojos brillaron como nunca cuando vio al intérprete principal destacando del resto de músicos, contempló maravillado la forma en la que movía sus manos por el mástil del instrumento y quedó estupefacto cuando presenció al intérprete hacer un vibrato* perfecto y grave. Nunca hasta ese momento en su vida había escuchado un sonido tan bello como el que escuchó en ese momento, combinado con los matices del resto de músicos ni siquiera tenía palabras para expresarlo.