A pesar que Yang Ziding salió corriendo tras Wei Wuxian, al igual que su primer día en esa ciudad, lo había perdido de vista. Sin embargo, esta vez las ofensas del Grupo S y del presidente Yao eran tan significativas, que luego de perseguirlo y contemplar cómo Wei Wuxian desaparecía, entendió que necesitaba un tiempo para reflexionar sobre los sucesos.
Ciertamente ella también estaba consternada, ningún puesto de poder le daba a nadie el derecho de criticar la vida ajena, mucho menos la muerte por causas desconocidas. Antes esta situación, Yang Ziding no estaba segura de qué hacer, inevitablemente debía informar a Jiang Cheng sobre el fracaso de la negociación, pero también debía considerar cuidadosamente la razón por la cual fracasaron, no sabía de qué forma podría reaccionar alguien tan feroz como su jefe, por lo tanto, decidió tomarse un poco de tiempo para planear su siguiente paso antes de informarle. Sabiendo que Wei Wuxian tarde o temprano debía volver con ella al hotel, decidió quedarse cerca y esperar su regreso.
Sin embargo, Wei Wuxian tampoco sabía hacia donde iba.
Completamente fuera de sí, en un estado de shock incontrolable, después de caminar en línea recta cruzó una calle sin siquiera mirar al frente, ocasionando que dos vehículos se detuvieran abruptamente, tocando sus claxones como protesta, y mucha gente dirigiendo su atención a él. Pero sin importar cómo quisieran llamar su atención, él no respondía.
Luego de caminar durante un tiempo, volvió a cruzar una calle mucho más peligrosa, esta vez, en medio de la calle, levantó la cabeza justo para ver un vehículo acercándose a toda velocidad.
En ese momento, sus pupilas se contrajeron y aunque reaccionó del peligro, el impacto era demasiado cercano, por lo que se quedó congelado sin mover un solo músculo. Solo su corazón palpitaba incesantemente, esperando por el inevitable choque. Pero repentinamente, el conductor logró detenerse a tiempo, giró todo lo que pudo el timón, pisando tan profundamente el freno que los neumáticos del vehículo empezaron a calentarse y producir grandes cantidades de humo blanco que contaminaba con un horrible hedor a quemado en todo el aire cercano, así como un chirriante ruido que conmocionó a los transeúntes, y el azote que el mismo conductor sufrió al detenerse tan abruptamente.
En la calle, los demás autos empezaron a sonar incesantemente sus claxones, molestos. Un ruido abrumador y caótico permaneció durante un tiempo.
El conductor, sumamente molesto, trató de abrir la puerta y confrontar al suicida que podría haber arruinado su vida, cuando de pronto pareció escuchar algo dentro del automóvil que lo hizo calmarse y regresar a su asiento. Aún con un gesto de molestia en su rostro, encendió el motor y condujo fuera de la mitad de la calle hasta las líneas de estacionamiento más cercanas, donde apagó el automóvil, y se bajó para abrir la puerta trasera.
Del automóvil que acababa de dejar las huellas quemadas de sus neumáticos en el asfalto impecable, salió un hombre imponente. Todos los transeúntes quedaron asombrados ante su belleza, tenía los ojos del color del ámbar más puro, el cabello corto perfectamente ordenado cayendo con naturalidad a los lados de su cien, y su rostro parecía tallado ante la perfección de sus rasgos, mirando altivamente a todos los demás, haciéndoles sentir inferiores. Vestía un traje gris claro a la medida y una camiseta celeste cielo de cuello alto que le iba más que bien, sus elegantes zapatos de cuero color avellana eran probablemente más caros incluso que el automóvil del que acababa de salir, y en su mano, quien fuese muy observador podría notar la pulsera con el emblema de la nube tallado en jade blanco impecable que asomaba de su manga.
Aún en trance, Wei Wuxian yacía parado inmóvil en la acera a la que un altruista transeúnte lo guio del brazo, al mismo lado al que se había estacionado el automóvil que estuvo cerca de embestirlo. Sentía que su corazón se le iba a salir por la garganta, como un tambor cada vez más fuerte, pero frente a él se detuvo el hombre de los ojos amarillos.
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Un sólo latido
Short StoryWei WuXian perdió al amor más grande de su vida Se hundió en la depresión por años, solo en su propio dolor; mientras Lan WangJi padecía una enfermedad cardíaca que constantemente amenzaba su vida, recibió milagrosamente un trasplante. Sin embargo...