Capitulo 18.

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Casumi y Zeus conversaban sobre el comportamiento de Artemisa años atrás, dejando en duda lo que decían los dioses del sol, Casumi - algo me dice que esconden algo y no es bueno - Zeus - eso mismo pensé, tenemos que investigar por nuestro lado - Casumi - yo me encargo - Zeus - no piensas involucrar a nuestro hijo? - Casumi - está vez no - Zeus - segura? Podría ser de mucho apoyo, ahora que está en la tierra - Casumi - lo sé, pero no quiero involucrarlo, prefiero ir yo - Zeus - de acuerdo, no quieres que alguien te acompañe? - Casumi - no, sabes que prefiero hacerlo sola - Zeus - no puedo dejarte ir sola, iré contigo - Casumi - no, prefiero que te quedes aquí, no quiero que alguien aproveche tu ausencia, te mantendré informado - Zeus - de acuerdo querida - está da media vuelta para irse del lugar, pero el dios del rayo la detiene al tomar su mano, provocando que está voltee a ver a su esposo por tan repentino acto, pero a penas de ver su rostro, sellan sus labios en un dulce beso, asombrando a la rubia, dura unos momentos el beso, separándose unos centímetros, Zeus - para no extrañarte tan rápido - Casumi ríe un poco, Casumi - tonto, no me iré para siempre, vendré, lo prometo - Zeus - sino, iré por ti, para jamás soltarte - Casumi - que exagerado, te amo - le da un corto beso, el dios del rayo suelta a su esposa, viéndola alejarse, abriendo un portal para ir a la luna, a buscar pistas de Artemisa.
Pasan las horas, llegando el atardecer, los escasos rayos de sol entran por las ventanas de la casa, logrando pegar en el rostro de la peliazul, provocando que despierte, confundida, tratando de recordar dónde se encuentra, viendo que está acostada sobre su sofá, en su sala, recuerda que había dejado dormidos a un par de chicos en sus habitaciones, está sube para verlos, a abrir primero la habitación del peliblanco, ve que está vacía, la cama está un poco desordenada, pensando que se había ido aprovechando que está se quedó dormida, pero quería confirmarlo yendo a la habitación del pelinegro, viendo las mismas condiciones, Ivonne - groseros, se van y sin despedirse - se enoja un poco al momento, después suelta un suave suspiro, viendo el ocaso que se aprecia por la ventana, Ivonne - solo espero... Que se encuentren bien - tranquila se sienta en la cama, viendo por la ventana cambiar a la noche.
Lejos del hogar de la peliazul, un par de chicos caminan con tranquilidad, Yato - está bien que nos vayamos sin despedirnos de aquella chica? - Ziri - sí, es por su bien - Yato - te preocupa, admitelo - poniendo su cara graciosa de insinuación, haciendo que se enoje el albino, por la pena ante su comentario, resalta una de sus cienes, entre el sonrojo de sonrojo de su rostro,  Ziri - no comiences - el ojiazul al ver la reacción de su amigo, suelta una carcajada, dando una palmada en la espalda del ojos de sol, Yato - jeje debes ver tu cara, te pusiste igual que un jitomate solo por mi pregunta - Ziri - me puse así porque insistes en un tema que no tiene sentido - sin quitarle el sonrojo de su rostro, Ziri - por dónde entramos a los campos elíseos o como llegaremos ahí? - Yato - sencillo, entraremos por el templo de los dioses, la deidad más cercana es Athena - Ziri - espera, todos los dioses tienen su propio templo? - Yato - obvio, la gente va a sus templos a orar o por una petición, inclusive tu madre tiene un templo - Ziri - y tus padres? - Yato - mi padre sí, pero mi madre no, porque ella no le gusta, ella prefiere estar entre la gente, ayudar directamente a quienes en verdad lo necesiten, ella no le gusto la idea de tener su propio templo, prefiere actuar como guardiana, que como diosa, así que cualquier petición que se le tenga, se le puede hacer en el templo de mi padre - Ziri - y los semi-dioses tienen sus templos? - Yato - no, nosotros por ser hijos de dioses, nuestros poderes no son iguales a los de los dioses, nuestros poderes se desarrollan de diferente manera, pero eso nos hace ser más fuertes, aunque eso no nos exime de equivocarnos, por nuestro lado humano - Ziri - vaya, definitivamente tu sabes mucho más del tema - Yato - obvio, crecí con los dioses, pero me gustó más entre los humanos, porque eso me hace desarollar empatía, para entender a los humanos y cumplir mejor mi trabajo como futuro guardian - Ziri - guardián? - Yato - los guardianes nos encargamos de mantener el equilibrio del bien y el mal, no debemos permitir que se fracture - Ziri - entiendo, eso suena complicado - ambos chicos pasan el camino conversando, dando media noche, saliendo del extenso bosque, comienza a formarse una espesa neblina, haciendo que ambos chicos se separen, Yato al notar que el peliblanco no está con él, iba a llamarlo, pero adelante de él, ve una figura muy familiar, con Ziri, ante la neblina, no logra ver su camino, volteando a su lado izquierdo para ver a su amigo, notando que este no se encuentra, Ziri - oye Yato... No está, maldición, nos perdimos - delante de él, ve una silueta muy conocida, dejando sin palabras al albino.

El hijo de la luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora