Prólogo

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-Vaya, no pensé que el castillo Schrad aguantará tanto.- comentó un joven cazador, el cual por su aspecto se podría deducir que acababa de finalizar un feroz enfrentamiento contra unos poderosos enemigos, y este yacía tumbado en el suelo cansado.

En el lugar de los acontecimientos se podía observar lo que antaño fue un castillo, pero ahora es sólo una mísera sombra de lo que fué.
En los restos de aquel patio, había varios cadáveres de lo que parecen ser dragones de varios colores: blanco, negro y carmesí.
Era un verdadero campo de batalla, más lo único que permanecía vivo era la figura de un joven pelinegro y la de una pequeña camarada, ambos estaban exhaustos, pues habían dado todo su cuerpo y alma en esta feroz batalla.

???: ¿Sabes Hinoa?

Aquella pequeña pero feroz camarada llamada Hinoa, observó el deplorable y grave estado de su maestro.

Hinoa: Digame maestro.

???: Parece ser que no podré volver contigo, ese puñetero aliento de Fuego y Draco me ha dado de lleno en el torso, ya noto el efecto del Draco en mis venas.

La camarada miró con tristeza a su maestro, pués sabía que dentro de poco los efecto del Draco harían su función en el cuerpo de aquella persona a la que consideraba no solo su maestro si no también su familia.

Hinoa: Perdóneme por haberle fallado.
Siento haberle defraudado.
¡Pero se lo suplico no me abandone!
S-s-se que si no me hubiera protegido de aquella llamarada ahora mismo e-e-estaría.......

La cámarada se quedó en silencio al sentir como la mano de aquella persona a la que le consideraba su mentor la estaba acariciando de una forma suave y cariñosa.

???: No estés triste mi preciosa compañera.
Ya sabíamos a que nos enfrentábamos al aceptar este encargo.
Solo te pido una cosa Hinoa.....

El cazador fué interrumpido por un poderoso rugido, y al observar con más detenimiento la procedencia de aquel furioso y implacable sonido, se percató que uno de los cuerpos de los dragones empezó a moverse y a desplegar sus poderosas alas.
Cuando visualizó aquella forma, supo inmediatamente que se trataba de uno de los Dragones Ancestrales que estaban presentes en el campo de batalla.
Sin más remedio el joven cazador se puso de pie para así afrontar finalmente su destino, pero no sin antes despedirse de leal camarada

???: Este es el adiós Hinoa.

Sin más preámbulos, el cazador agarró a su camarada y activo una bola teletransportadora, llamando así a un pequeño wyvern.
El cazador ató a la camarada y ordenó al pequeño Remobra que abandonará la zona y se dirigiera  al campamento base más lejano posible.
Mientras que Hinoa se negaba abandonar a su maestro e intentaba por todos los medios zafarse de su agarre, pero le era imposible pues está ya estaba muy cansada y apenas tenía fuerzas.
Se negaba con lágrimas abandonar a su suerte a esa persona que le había enseñado el significado y el poder de: la camaradería, del amor y de la.... paz.

Hinoa: Maestro déjeme quedarme a su lado.
¡Se lo suplico!
No quiero irme sin usted, vuelva conmigo.

???: Mi preciosa Hinoa, sabes que no puedo dejar suelto a ese monstruo.
Vuelve a casa, y no llores por mí.

Así que antes de despedirse, ambos se dieron un breve pero intenso beso.
Ambos se miraron con tristeza y se dieron un último pero cálido abrazo.

Hinoa: Vuelva conmigo, por favor.
No soportaría no volverlo a ver nunca más.

???: Sé fuerte y jamás pierdas la esperanza, adiós mi dulce y leal Hinoa jamás te olvidare.

Nada más decir esto último el cazador le dio un ligero golpe al Remobra, indicando así que tenía que salir inmediatamente.
Cuando el Remobra se dispuso a volar se puedo oír un grito quebrado por la tristeza.

Hinoa: ¡MAESTROOOOOOOO!

Ahora solo quedaban ellos, ambos se observaban con una mirada que irradiaba odio y furia.
Ambos estaban exhaustos y heridos por el combate, pero aún podían dar algo de guerra.

???: Aaaah y pensar que el último en sobrevivir tenia que ser el más coñazo de todos los demás.
En fin.
Espero que al menos me des un buen espectáculo, ya que cada vez se acerca más mi final y lo último que quiero es morir de una forma tan patética.
¡¡¡Vamos que empieza la batalla final!!!

Nada más finalizar la frase el cazador empezó a trepar por la pared y dirigirse al dragón ancestral, esquivando todos los ataques que iban directos hacia el ya sean: zarpazos, alientos ígneos y coletazos.
Una vez cerca suyo desenfundó la espada larga que llevaba consigo mismo, consiguiendo así asestar un certero y tenaz golpe en el ojo izquierdo del monstruo.
Mientras el dragón se estremecía y revolcaba de dolor, el cazador aprovechó la oportunidad y se acercó lo suficiente como para realizar dos tajos en el pecho, dejando así al descubierto un desollado y sangrante pecho.
Pero en un momento de distracción el cazador fué azotado por la fuerza hercúlea de la cola, recibiendo así un fatal golpe por parte de la bestia y estrellándose contra los restos de una de las bestias abatidas.
El cazador apenas podía aguantar más, los efectos del Draco ya estaban haciéndole efecto y aquel coletazo no solo le había roto las costillas si no que algunos trozos le habían perforado los pulmones.
El cuerpo de aquella bestia caida amortiguó el golpe sin embargo pudo observar que su arma quedó hecha añicos debido a la fuerza devastadora del dragón.

???: Bueno Yamato, hemos pasado por mucho, desde nuestros días de novato hasta nuestras batallas más mortales y legendarias.
No habría pedido mejor espada que tú, y espero que algún día vuelvas resurgir de las cenizas como el arma más rápida y letal.

Mientras el cazador estaba absorto en sus pensamientos, el dragón empezaba a acercarse al joven con la intención de rematarlo de una vez por todas, y a medida que se acercaba el monstruo, el cazador recordó todos los momentos felices que pasó junto a su maestro y su compañera.

???: He vivido una buena vida, y no me arrepiento de nada.
¡¡Pero no me voy a ir sin antes haberte abatido primero, Dragón de la Calamidad!!

Y con sus últimas fuerzas, apuntó su garra retráctil a la cabeza con la intención de rematarlo con los restos de la ya quebrada Yamato, gracias a la fuerza del impulso se abalanzó rápidamente hacia la bestia y una vez montada en su cabeza empezó a darle puñaladas
precisas, mientras el dragón estaba recibiendo los letales estoques por parte del cazador, el monstruo estaba empezando a moverse de forma descontrolada y en un acto de desesperación la bestia se precipitó hacia el vacío junto al cazador.

???: No moriré sin haberte abatido antes.
¡No volverás a amenazar a la humanidad!

Mientras ambos caían al abismo, el joven le asestó un último tajo en la cabeza consiguiendo así acabar con la vida de la bestia.
Exhausto el cazador se despegó de la cabeza del mortal dragón, y empezó a caer junto al cadáver de lo que antaño fue el Dragón de la Calamidad, pero no sin antes haberle arrancado el ojo.

???: Os estoy agradecidos a todos, por haberme hecho en lo que soy ahora, espero que volvamos a vernos nuevamente Hinoa ya sea en esta vida o en la otra.

Y con esta últimas palabras en mente empezó  a cerrar sus ojos por el cansancio y a descender al abismo esperando su inminente final.
Salvo que nunca llegó.
El destino tenía otros planes para el y con ello otra oportunidad para nuestro protagonista.

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Bueno, este es el comienzo de una historia, espero que os haya gustado y si es así compartidlo si queréis.
Y de antemano pido disculpas por los fallos ortografícos y lingüísticos que haya, ya que es mi primera historia.
Si tenéis preguntas, ideas o queréis echar una mano encantado os lo recibiré.
Sin nada más que decir tened un buen día.

El renacer de un cazador. (Bnha x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora