Samantha
En los últimos días, Grecia ha aparecido en la puerta de mi casa, me ha seguido hasta la escuela, pero he podido deshacerme de ella.
Papá está hoy en casa, normalmente los domingos siempre está y algunos sábados suele pasar tiempo en casa. Tengo claro que si Grecia me ve con Papá no se atreverá a acercarse, así que supongo que tendré que decirle a papá de la reaparición de Grecia.
—¿Quieres ir al cine? Podemos ir al centro comercial y distraernos un poco, tiene mucho que no salimos — dice papá mientras prepara algo para desayunar.
—Suena a una excelente idea— respondo
—Bueno, pues nos apuramos y revisa qué hay en cartelera, te dejaré elegir, porque la última vez que yo elegí la película no dejaste de reclamarme por lo mala que era.
—Creo que no hay gran cosa en el cine, ¿te parece si sólo salimos al centro comercial a distraernos?
—¿Estás bien? — pregunta papá mientras coloca en un plato un huevo frito
—Sí, lo estoy... pero debo contarte algo
La expresión de papá se nota preocupada.
—De acuerdo, te escucho.
—Grecia volvió
Papá solo me observa y levanta una de sus cejas.
—Nunca agradó esa chica para ti — dice papá en cuanto escucha el nombre de Grecia
—Nunca te ha gustado ninguna chica para mi — me burlo un poco
—Eso es mentira, tu primera novia... ¿Liliana? Ella me agradaba para ti
Comienzo a reír. Liliana fue mi primera novia, aunque yo solía decirle Anita porque era muy pequeña y Lilianita era muy largo y no sonaba bien. Esa fue mi primera relación y la que menos tiempo duró, pero tenía sentido, éramos unas niñas.
—Anita... me pregunto qué será de ella... como sea, fue tu culpa que me dejara — le digo a papá riendo
—Fue demasiado extrema al terminar contigo porque no fuiste a su fiesta fuera de la ciudad, estaba claro que no te dejaríamos salir de la ciudad sin supervisión adulta, tenían 14.
—Lo sé, el punto aquí no era ese... te contaba que Grecia volvió, me llamó el martes por la noche y el simple hecho de escuchar su voz no me dejó dormir bien, luego llegó la hora de ir a la escuela y te buscaba para que me llevaras porque no tenía ganas de manejar pero ya te habías ido, así que salí y me dirigía hacia mi auto cuando ella apareció, se ofreció a llevarme y acepté porque no quería manejar, luego de eso me pidió que habláramos pero yo iba a la escuela y pues tenía tiempo libre porque iba temprano a la escuela para no llegar tarde a una clase y pues salí a hablar con ella después de pensarlo mucho tiempo dentro de la escuela y... bueno, no te enojes por esto — le digo y solo me observa seriamente de nuevo— se me pasó el tiempo, cuando me di cuenta ya había perdido dos clases... pero no te enojes, fue cosa de solo una vez y no volverá a suceder, créeme que ya quiero terminar la escuela.
—Estoy un poco en conflicto con el hecho de saber que quieres terminar la escuela, porque sé que es porque ya no quieres ir a la universidad, aunque está bien que estés interesada en terminar al menos la preparatoria... En fin, quizá cambies de opinión respecto a la universidad, tu mamá habría querido que siguieras estudiando — finaliza papá
—Hey, acordamos que no usarías esa carta... además ese no era el punto, el punto es que Grecia está de nuevo cerca... y me causa demasiado conflicto que sea tan insistente, sinceramente ya no quiero saber nada de ella, pero sigue apareciéndose de la nada.... Yo creo que si me ve contigo no va a acercarse, así que bueno, no sé si podrías esperarme por las mañanas para llevarme a la escuela... ya veré cómo regresarme, mientras tanto con no encontrarla por la mañana me es suficiente, así no me distrae de llegar a la escuela.
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Siete
Teen FictionDaniela y Samantha, personalidades, formas de pensar y estilos de vida completamente diferentes; muy cliché, pero científicamente, los polos opuestos se atraen y pueden hacerlo más de una vez.