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Samantha

Llego a casa, no hay señales de Grecia, su auto no está cerca, quizá se arrepintió, pero no estoy segura de eso.

Entro a casa y me siento unos minutos en el sofá antes de decidir subir a mi habitación. Enciendo la TV para buscar algo en Netflix, aunque probablemente me la pase sólo vagando por el catálogo.

Cierro los ojos unos instantes, pero al abrirlos han pasado varios minutos. Miro mi celular, no hay mensajes, llamadas ni notificaciones de ningún tipo.

Bajo a la cocina por un vaso de agua y quizá debería revisar si hay algo de comida. Mientras bajo las escaleras el timbre de la casa se escucha, mi corazón se acelera un poco, pero intento mantener la calma, me repito en mi cabeza que es solo Grecia y que esta vez cumplirá su palabra y no volveré a saber de ella, pero ¿en verdad quiero no volver a saber de ella?

Cuando volví a saber de Grecia el sentimiento de enojo era el que predominaba, pero ahora todo es tan confuso, ahora no estoy tan segura de querer que salga de mi vida. ¿Podríamos ser amigas? Creo que es un buen punto de partida.

Abro la puerta principal y ahí estaba ella con una bolsa de papel de Carl's Jr. Comida rápida, como en nuestra primera cita improvisada, nuestro primer beso.

—Tengo hambre y posiblemente no haya comida al llegar a casa — me quejé

—Vamos, te invito a comer — dijo Grecia

—Suena arriesgado — dije burlándome

—Anda, porque presiento que una Sammy con hambre podría ponerse de mal humor y no queremos que estés de mal humor.

—Ah, inteligente — le respondí y no podía dejar de mirar su sonrisa. Quería besarla, claro que quería besarla, pero no debía de hacerlo porque no sé cómo se sentía ella respecto a mí.

Caminamos rumbo al pequeño centro comercial que se encontraba a un par de calles de la escuela, todo lo que había ahí era un cine, una tienda de deportes, una tienda de papelería, un banco y dos restaurantes de comida rápida: Carl's Jr. y Pizza Hut.

—Bueno, ahora elige, ¿Pizza o hamburguesa? — me dijo Grecia.

—No lo sé, lo que sea.

—Eso no es opción... así que — dijo y sacó una tarjeta de crédito —buscaba una moneda, pero no tengo cambio, así que será con la tarjeta.

Yo no entendía qué es lo que haría, supuse que pagaría con la tarjeta, aunque aún no decidía que comeríamos.

—El frente de la tarjeta es hamburguesas y la parte de atrás es Pizza — dijo antes de colocar la tarjeta en sus dedos índice y pulgar como si fuera una moneda antes de ser lanzada para un volado. La tarjeta se elevó y dio algunos giros en el aire antes de caer al piso con el número de la tarjeta y fecha de vencimiento hacia arriba — Bueno, hamburguesas serán.

Volteé a mirar a Grecia y no pude evitar reír de lo que acababa de pasar, no podía creer que había echado un volado con una tarjeta de crédito.

—Ya basta, tuve que improvisar — me dijo, pero también reía conmigo.

—Yo tenía una moneda — le dije y le mostré mi moneda de $5. Comencé a reír más fuerte, tanto que me faltaba el aire.

Grecia también reía, supongo que mi risa era contagiosa. Pasó un tiempo hasta que por completo recobramos la calma y entramos a pedir hamburguesas.

Nos sentamos a esperar que nuestra comida estuviera lista y mientras la comida llegaba platicamos aún del volado con tarjeta, de la escuela un poco y de la salud de mamá, tenía Cáncer y los tratamientos no parecían funcionar, pero estábamos con la mentalidad positiva, al menos yo lo estaba.

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