Samantha
Día nuevo, semestre escolar nuevo, compañeros nuevos, profesores nuevos y si no hubiera reprobado serían materias nuevas, así que probablemente ni siquiera sean profesores nuevos.
No tengo ganas de ir a la escuela, en realidad nunca tengo ganas de ir, estudio por obligación y no por gusto, papá solo quiere que termine la preparatoria y después podré ser libre de la escuela, no tiene ningún problema con que ya no entre a la Universidad y lo entiendo, llevo 5 años y no he podido salir de aquí por materias estúpidas como Historia Universal, Computación, Física, IAP y, si no recuerdo mal, también me hace falta pasar la última materia de inglés. Tengo esperanza de que saldré este semestre pues todos mis amigos ya salieron hace un año y en las materias que cursaré conviviré con niños de 15, 16 y 17 años y quizá en primero haya chicos de 14 años como cuando yo recién entré a esa escuela.
Supongo que pensaban todos que tendría un gran futuro, incluso yo llegué a pensarlo, pero las cosas cambian así que no queda otra más que terminar esto que es una obligación y después veré si papá tiene algo planeado para mí.
Reviso mi mochila, todo en orden para un semestre más de intentar sobrevivir a la escuela. Lanzo mi mochila al asiento del copiloto del auto y entro del lado del conductor, me alegra que al menos no tengo que andar en transporte público, eso sí sería una tortura diaria y también es bueno que papá ya me deje conducir y no me mande a su chofer aunque igual entiendo por qué lo hacía.
Llego con un ligero retraso de 5 minutos a mi primer clase, en mi primer día de clases, esto es excelente. Pido permiso a la profesora para entrar al salón y me permite entrar, la conozco de primer semestre cuando entré a 3 de sus clases antes de decidir ya no hacerlo más, sin embargo si quiero salir de la escuela esta vez debo de no faltar a las clases, aunque deberían de entender que sólo entré a 3 clases porque me aburrió demasiado, aunque ahora tendrán que ser esas 3 clases y todas las demás, espero sobrevivir a esto. Día uno, por lo que es día de presentación, debí haber faltado, no me interesa conocer a nadie, sólo quiero terminar esto de una vez.
Mi siguiente clase es en un salón diferente, es una materia que debí de cursar en cuarto semestre, IAP, creo que es la única materia interesante que llevo, desde el nombre sonó interesante "Introducción a la programación" creo que es la única materia que no es del primer año que estoy tomando, bueno, esta e inglés. No sé porqué no entré a mis materias cuando debía...en realidad lo sé pero me gusta pensar que no.
Poco a poco comienzan a llegar algunos compañeros, toma aproximadamente 10 minutos en que la mayoría llegue, esto incluye a la profesora. Jamás había visto a esa profesora, quizá llegué a verla en los pasillos alguna vez, pero no la reconozco, así que ahí viene una profesora nueva, lo que involucra otra clase en la que hay que presentarse.
—Bueno, ya está la mayoría, si no es que todos, el salón ya está demasiado lleno — comienza a decir la profesora a quien le calculo más de 30 años, pero menos de 35, es joven comparada con las demás profesoras y profesores que he tenido en esta escuela — Nadie más entrará, si empiezo a dejarlos entrar tarde lo harán durante todo el semestre, igual no es que yo sea muy puntual, por esa razón una vez que cierro la puerta nadie entra, así que a los compañeros que lleguen después les avisan eso. Demasiado preámbulo, así que a lo que venimos. ¿Cuántos son en total? — pregunta pero nadie le responde — de acuerdo, tú— dice señalando a la chica sentada al frente en la segunda fila — cuenta a todos y me dices cuántos son, necesito saber cuántos de ustedes compartirán computadora cuando nos asignen horario de laboratorio y bueno, armar equipos de una vez.
La profesora se sienta y comienza a escribir en un cuaderno.
—Somos 28 — dice la chica a la que le encargó contar.
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Siete
Teen FictionDaniela y Samantha, personalidades, formas de pensar y estilos de vida completamente diferentes; muy cliché, pero científicamente, los polos opuestos se atraen y pueden hacerlo más de una vez.