Catorce.

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Axel había entrado a los besos con una rubia toda siliconada, que usaba un short del tamaño de una braga y un top que prácticamente era un corpiño... ¿y cómo no esperarselo? Sabía que Axel era uno de esos que se calentaban con un par de pechos escotados.

Eli se escondió para que no la vieran. 

No iba a permitir que él usara su casa de motel así que acomodó un poco su pelo, aclaró su garganta y salió al living.

- Hola cariño por fin... - dijo entrando a living fingiendo estar sorprendida. - ¡Axel como pudiste! – Chilló horrorizada.

- ¿Qué? - dijo él, dejando de besar a la rubia y mirándola confundido.

- ¿Quién es ella? - Preguntó la rubia acomodando un poco su cabello.

- Oh ella es... - Estuvo a punto de contestar pero Eli lo interrumpió.

- Soy su esposa ¿Quién más creías? - dijo poniendo sus manos en la cadera. – ¡Maldita seas Axel! ¿Cómo puedes hacerme esto? – apretó el puente de su nariz.

-¿¡Eres casado!? - Dijo abriendo los ojos ampliamente. - Yo me voy...

- Espera, eso no es cierto Britt...

-¡Adiós! - Pegó un portazo.

Axel giró bruscamente su cabeza a donde estaba Eli , como si estuviera poseído por el demonio. Quería asesinarla con sus ojos.

Eli no pudo más y se echó a reír a carcajadas limpias, apenas dejando lugar a su respiración.

- ¿De qué te ríes? - dijo enfurecido. 

- Debiste ver tu cara. - las carcajadas de Eli resonaban por todo el lugar.

- ¿Por qué demonios la espantaste así? – Axel se acercó peligrosamente a ella.

- ¿Piensas que voy a dejar que conviertas mi apartamento en un motel? Estas equivocado... – le hizo frente, totalmete firme.

- Te juro que... - Contuvo un  insulto. - vivir contigo es peor que vivir con mi madre. - Rugió. - ¡Ahora sé porque tu ex novio te engañó! ahora sé porque vives sola. Eres una insoportable y fatidiosa critura que lo único que hace es joderme la vida.

Ella abrió los ojos a tope y su respiración se corto por un leve lapso.

Aunque ni Eli misma podía creerlo, las palabras de Axel la habían lastimado bastante... nunca pensó que algo así llegara a afectarla, menos viniendo de alguien como Axel.

Su pecho dolía, su garganta tenía un nudo y sus manos temblaban.

Los ojos de Eli comenzaron a humedecerse sin pedir permiso y Axel lo notó a la perfección.

- ¿Estas llorando? - Preguntó acercándose a ella.

-¡Claro que no imbécil! - Exclamó dándose vuelta rápidamente para volver a su cuarto.

- ¿Por qué lloras? - Insistió Axel

Ella giró bruscamente dejando ver las lágrimas que insolentemente habían escapado de sus ojos, su mano voló hacía la cara de Axel.

- Si tanto odias estar aquí, pues deberías irte. No necesito ni la compañía de mi madre, ni la de James, - enumeró con los dedos. - ¡y menos la tuya! - lo apuntó con el dedo índice. - Mejor para mi si te vas, pues yo tampoco te soporto ¡Maldito cabrón!

Dicho esto se giró y volvió a su habitación.

Axel ya no trató de detenerla otra vez.

Suspiró y agachó su cabeza, por más molesto que estuviera, él no era de esos tipos que lastimaban a chicas con palabras. De hecho esta era la primera vez y no lo hacía sentir orgulloso haberla hecho llorar.

Siempre hay una primera vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora