Treinta y Tres.

1.7K 123 2
                                    

Axel y Carlos conversaban en el balcón sin notar que Eli estaba parada en la puerta.

- Oye, me enteré de la noticia... - Dijo Carlos sonriendo y palmeando el hombro de Axel.

- De qué.

-Eli fue ascendida. - Sacudió un poco el cigarro en su dedo y luego lo llevó a la boca.

- Si, eso es excelente.

- Claro, si piensas divorciarte, te quedarás con la mitad de todo lo suyo. Tú no tenías nada y ahora... ¡Mírate! - Lo codeó. - La hiciste bien, bro.

Axel abrió su boca para contestar pero...

-¿Qué? - Chilló Elizabeth.

Los dos se dieron vuelta sorprendidos.

Sin pensarlo, a Eli se le aguaron los ojos y un nudo del tamaño de una pelota de tenis crecía en su garganta. El crack de su corazón solamente escuchado por ella y la punzada de dolor creciendo como una hemorragia interna.

- Eli, yo... - comenzó.

Pero nunca logró terminar ya que uno de los jarrones que se encontraba en la mesa voló hacía él.

Si no se hubiera corrido a la derecha, ese jarrón lo hubiera nockeado. y vaya que sonó fuerte al chocar y romperse en la pared.

- ¡MALDITO! - Gritó.

- Oye calmate.

Él trató de acercarse, pero ella le lanzó con un cenícero.

- "Deberíamos divorciarnos para comenzar de cero" - Repitió ella. - Debí suponerlo. - Estalló en llanto. Quitó uno de sus tacones aguja y se lo lanzó dejando una marca profunda en la pared. - Todas esas cosas que me decías eran parte del juego.

- Dejame explicar. - Dijo él afligido. El otro tacón de Eli pasó rozando la oreja de Axel.

- No hay nada que explicar.

Eli salió corriendo descalsa tan rápido como podía.

Su ojos estaban nublados por lágrimas, sólo corría tratando de no mirar atrás.

Axel fulminó a Carlos con los ojos y salió por detrás, pero no llegó a alcanzar el ascensor. Corrió escaleras abajo.

Elizabeth salió del edificio y arrancó el auto, saliendo a toda velocidad. Minutos después Axel salía a la calle, pero ya era demasiado tarde.

No volvería a su casa nunca más.

No volvería.

Axel volvió al apartamento y antes de que Carlos dijera una sola palabra, Axel soltó un puñetazo en su mandíbula haciéndolo tambalear.

- Pero que... - Dijo Carlos. Otro puñetazo lo calló.

- Fue por tu mente estúpida e idiota. - Le dio otro golpe. - Ahora me dejó, ¡Me dejó! La única mujer a la que realmente amo. - Otro golpe. - ¡Idiota! Yo no la quiero por su dinero, imbécil. - Soltó una patada.

Carlos salió de ahí antes de que Axel lo matara a golpes.

Él sólo cayó en el suelo y se quedó allí tratando de no derramar lágrimas, pero no podía evitarlo.

- Debo llamarla. - murmuró.

Marcó su número.

- Hola...

Siempre hay una primera vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora