Uno.

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POV Kimberly Loaiza

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POV Kimberly Loaiza.

El primer día que la vi luego de todo el escándalo fue bastante raro.

Ella sabía que yo estaba ahí, que estábamos todos ahí. Pasó por nuestro lado con la cabeza en alto y rodeada de gente que en serio mostraban quererla y eso hizo que mi estómago diera un tirón. Se juntó con otros influencers y yo simplemente por cobardía me quedé junto al culpable de mis desgracias.

Ricardo me miraba con tristeza, él era el único que me cuidaba en ese lugar. Al igual que yo había padecido que nuestro sol se haya marchado. Me había dicho varias veces como sentía su ausencia y como odiaba tener que mostrar indiferencia hacia ella cuando realmente la quería como una hermana pequeña. Siempre la cuidaba y ahora la había alejado al igual que yo, por cobardía. Él sabía sobre mis sentimientos, sobre mis dolores y mi amor hacia la ex integrante de nuestro destruido team, no me trató como una enferma ni le dijo nada a nadie, él me dijo que sería un secreto entre los dos y así había sido, él prefirió callar cuando Juan nos encontró a Kenia y a mi besándonos en un cuarto para poder protegerme sin ser muy obvio.

Debí haber luchado, pero habían muchas personas sobre nosotras llamándonos enfermas y la peor parte me la lleve yo, o eso quiero creer, había recibido golpes, amenazas y la había perdido a ella. Crearon todo eso del documento para poder tapar “nuestra enfermedad” y ella se había ido dejándome sola una vez más en la oscuridad que se había vuelto en una luz cuando ella apareció por primera vez en mi vida.

Caminé por los pasillos sintiendo la mirada de Juan sobre mi nuca, solo necesitaba entrar al baño y mojar mi rostro, sentía como mis ojos me picaba por las lágrimas que amenazaban en salir y solo necesitaba descansar. Kenia había desaparecido hace un rato junto a sus amigos, al parecer se estaban en otro sector vip lejos de todos, así que eso tranquilizó a la bestia y quedé a solas en ese frío lugar.

Los sollozos y las lágrimas salieron en montones, necesitaba tanto desahogarme, quería gritar y decirle a todos lo que él me hacía para alejarme de la persona que amaba y como estaba arruinando cada vez más mi vida con su obsesión por la fama y el dinero.

Uno de los cubículos se abrió pero no alce la mirada ni dije absolutamente nada. Simplemente seguí llorando sin importarme si me sacaban alguna foto y al otro día estaba en las portadas.

Pero ese dolor creció cuando una mano se posó sobre mi hombro y una cálida voz preocupada me habló, era ella, era mi hermosa y dulce Kenia.

Con miedo a que solo fuera mi necesidad de verla la cual creo una fantasía en mi cabeza, levante la mirada y entonces la vi. Había pasado mucho tiempo desde que la perdí y su rostro estaba más delgado y ya no mostraba ese toque infantil e inocente que tenía, más bien ahora imponía poder y sensualidad. Su cuerpo estaba más tonificado y delgado, tenía más curvas y su cabello castaño. Era como un ángel.

—¿Kimberly?-volvió a preguntar.

Ya no era su amor, ya no era bebé ni nada dulce, sólo era Kimberly y eso dolía.

—¿Mmh?-murmuré alejándome de ella mientras limpiaba mis lágrimas y trataba de arreglar mi maquillaje que ahora estaba hecho un desastre.

—¿Estás bien...?

Me reí. Aún tenía esa manía de hacer las preguntas más obvias del mundo. Al final después de todo aún cuando su cuerpo y mirada mostraban una Kenia madura y sexy, solo era una chica hermosa e inocente.

—Claro, ¿no me ves?-dije con una tranquilidad falsa mientras una vez más pintaba mis labios y sentía su mirada en mi, en mi cuerpo.

Mis piernas estaban a la nada de temblar ante la necesidad de caminar hacia ella y una vez más poder besarla o simplemente estar cerca de su calor.

—Oh... Estúpida pregunta.-murmuró para ella misma haciendo que una pequeña sonrisa se formara en mis labios.

—Ajá-me giré y nuestras miradas una vez más estaban unidas.

Entonces el silencio se apoderó de nuestro alrededor. Al parecer aún cuando quería decir muchas cosas no salía nada de mis labios, aún cuando mi cuerpo pedía a gritos tenerla cerca no podía, simplemente no podía. Yo seguía siendo la causante de uno de sus mayores dolores, de que miles de personas le dejaran comentarios de odio y que ella tuviera que hacerse fuerte a la fuerza.

La vi abrir la boca y luego volver a cerrarla, como buscando que decirme, la entendí totalmente porque no era un buen lugar. Conocía lo suficiente a Juan como para saber que en cualquier momento aparecería y tocaría esa puerta para volverme a una realidad donde ella no está incluida -lamentablemente-.

Y tal como lo pensé, la puerta fue tocada pero una voz femenina se escuchó.

—¿Hay alguien, Kim estás acá?- Caeli.

Kenia alzó una ceja mirando hacia la puerta, nunca se habían llevado bien, mayormente porque Caeli era muy coqueta todo el tiempo aunque lo hacía de broma, una vez por juego y morbo de ese team asqueroso al que pertenezco, nos había tocado besarnos y justo enfrente de nosotras estaba Kenia, mirando todo.

—¿Caeli?-pregunté pasando por al lado de Kenia ignorando mis nervios al rozar su brazo con el mío. Abrí la puerta y pasó, ignorando esta vez ella a la chica que nos acompañaba.

—Oh Dios... En serio me preocupé. El idiota ese sigue afuera hablando con otras... Personas, y tú acá, traje maquillaje para arreglar esa carita-pasó su mano por mi mejilla con cariño, pero mi mirada se conectó con ella, quise sonreír al ver como hacía una mueca de asco y desagrado, en sus ojos se veían las mismas chispas de enojo y celos que antes, dándome pequeñas esperanzas de un amor imposible.

—No es nada, simplemente podía lavarme la cara y ya-dije aún sin despegar mi mirada de Kenia.

Ella luego de mirarme unos segundos más y después de mirar como queriendo matar en vida a mi amiga, simplemente salió del baño y un vacío volvió a mi ser, una vez más se había ido y yo no sabía que hacer... Yo nunca sabia que hacer.

E

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E.

𝐄𝐬𝐜𝐫𝐢́𝐛𝐞𝐦𝐞. [𝐊𝐞𝐧𝐢𝐚 𝐗 𝐊𝐢𝐦𝐛𝐞𝐫𝐥𝐲] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora