Doce.

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  Si soy sincera no entiendo que pasó en ese momento, ni siquiera recuerdo cómo es que terminé sobre el suelo con el cuerpo golpeado de Kenia sobre mi

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  Si soy sincera no entiendo que pasó en ese momento, ni siquiera recuerdo cómo es que terminé sobre el suelo con el cuerpo golpeado de Kenia sobre mi.

Estábamos solas en la mansión, Eloísa se había ido donde unas amigas que había hecho en la boda de Marta y Michelle, tomamos desayuno juntas y vimos algunas películas, luego llamamos a Michelle preguntándole como iba el viaje pues volverían esa misma tarde, no entendía la urgencia ya que no nos quisieron decir nada y creo que ese fue un grave error... Debieron advertirnos que estamos en peligro.

Eran casi las seis de la tarde cuando Kenia pasó a derramar su bebida sobre mi pecho, nos reímos ante su torpeza y subí a bañarme ya que de todos modos planeaba hacerlo antes, lo hice tranquilamente y toda la pesadilla empezó cuando termine de amarrar mis tenis.

Gritos, golpes, disparos, gemidos y lamentos.

Mi corazón empezó a latir con fuerza mientras buscaba en el armario un par de armas para luego salir rápidamente de la habitación y bajar para buscar a Kenia pero me detuve de golpe cuando lo vi a él tomándola del cabello, se veía débil, su rostro tenía sangre y sus brazos algunos cortes.

Ese hombre mantenía una sonrisa sobre su rostro haciendo que mi piel se erizara, le quité el seguro a mi arma y rápidamente disparé dándole en la frente al único hombre que estaba junto a Juan suponía que los demás estaban afuera acabando con los guardias de aquella mansión.

—¡Sueltala maldito!- grité corriendo hacia ellos pero él rápidamente apuntó la cabeza de Kenia con su arma haciendo que parara en seco.

La vi escupir sangre al toser buscando aire, estaba muy golpeada y no podía dejar de culparme por dejarla sola, mientras yo me bañaba ella estaba siendo torturada por un imbécil y ahora amenazaba su vida.

—Hiciste un trato con Marta...

—Esa enferma me da igual, es una puta enferma igual que ustedes dos- escupió con rabia- ¡Eres una enferma!

—Y tú un imbécil resentido, solo porque nosotras fuimos valientes al aceptar que amábamos y tú te escondiste detrás de una coraza de macho alfa cuando no eres más que un ser patético, ¿Cuándo le dirás a todos que te gusta tener sexo con hombres? Eres un maldito...

—¡Cállate! ¡Cállate maldita enferma!- gritó mientras empujaba con fuerza a Kenia lanzándola a suelo, estaba inconciente.

El teléfono sonó y cuando quise correr hacia él un disparo me detuvo, Juan tomó el aparato mirándome amenazadoramente y descolgó

—Hola Martita- saludo irónicamente mientras me apuntaba con su arma- ¿Cómo te fue en tu luna de miel? Un pajarito me contó que terminaste casándote con esa enferma... Oh Marta, no me subestimes sabes perfectamente de lo que soy capaz y ella vendrá conmigo... No no, no me interesa esa enferma, quédate con ella para que sufra la ausencia de su amorcito.

Sin importarme las palabras de él me lancé al suelo, dejé la cabeza de Kenia sobre mis piernas y con la manga de mi blusa intenté limpiar un poco de la sangre que cubría su hermoso rostro, no pude detener mis lágrimas, una vez más ella estaba lastimada por mi culpa.

No sabía que hacía sobre ese suelo con el cuerpo de mi novia inconveniente apoyado en mi, ni mucho menos entendía como no era capaz de alzar mi arma y matarlo, no lo sabía, era como si me estuviera controlando y cuando quise decir algo él volvió apuntarme con su arma haciéndome callar.

El tiempo pasó muy lento, yo lo sentí así, él gritaba contra el teléfono hablando con Marta mientras yo limpiaba las heridas de Kenia con mi ropa, podía ver mis lágrimas chocar contra la piel de mi hermosa novia, sabía que seguía viva porque podía ver perfectamente como su pecho subía y bajaba, pero de pronto un miedo gigante creció dentro de mi ser pues recordé a Eloísa.

Miré la pared donde había un reloj, las seis, joder, ella llegaría en media hora y no podía permitir que le hubieran daño. Juan estaba alerta a todo, no dejaba de mirarme con odio mientras escupía su veneno, en parte sabía que Marta estaba intentando ganar tiempo mientras hablaba con ese idiota pero mi mundo cayó al suelo una vez más dándome de lleno contra el pecho.

—Kenia vendrá conmigo, porque sé que eso las hará sufrir, disfrutaré acabando con esa enferma, disfrutaré de su dolor y agonía, mi deleitaré con su sufrimiento y gozaré cada segundo al verla llorar, luego cuando me cansé de ella le volaré los sesos como lo haré con ustedes también, jamás debieron subestimar mi inteligencia, son unas idiotas.

El teléfono chocó contra el piso destruyéndose, abracé a Kenia con fuerza mientras mantenía mi brazo alzado apuntando a Juan con el arma, no, no permitiría que él alejara a Kenia de mi, primero tendría que pasar por mi cadáver.

El teléfono chocó contra el piso destruyéndose, abracé a Kenia con fuerza mientras mantenía mi brazo alzado apuntando a Juan con el arma, no, no permitiría que él alejara a Kenia de mi, primero tendría que pasar por mi cadáver

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Nota autor:

No voy a mentir y decir que quería seguir con esta historia porque sería una vil mentira. Desde que pasó la polémica con el Pantoja quise cancelarla.

Pero luego fue como "Nah, Eliza termina la historia y luego pública una de Kenia x Sam que ese shipp si es la mera v”

Así que terminaré está vaina y listo.

Pueden dejar en comentario los shipps que desearían ver en una futura historia escrita por mi, por favor no me vengan con sus chigaderas heteros porque me vomito xdxd.

Gracias por leer BBS<3

E🌷

𝐄𝐬𝐜𝐫𝐢́𝐛𝐞𝐦𝐞. [𝐊𝐞𝐧𝐢𝐚 𝐗 𝐊𝐢𝐦𝐛𝐞𝐫𝐥𝐲] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora