Nueve.

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En la segunda semana desde que Kenia despertó todo se volvió un caos

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En la segunda semana desde que Kenia despertó todo se volvió un caos. Ella quería matarlo, arrancarle los ojos y dejarlo sin corazón. Ella lo dijo “Quiero pisar su asqueroso corazón, así como él lo hizo conmigo cuando te alejó de mi” y él gimió de dolor cuando una patada dio en su cara.

El cuerpo me temblaba y sentía la necesidad de parar eso, de dejarlo ir y seguir con mi vida junto a ella, de vivir en paz y alejada de todos los que en algún momento nos hicieron daño. Pero había mucha sangre en nuestras manos, había muchas mentiras y aunque yo tenía claro que con solo una llamada de Marta todo estaba arreglando, no podía evitar sentir miedo por Kenia, me aterraba la idea de verla detrás de las rejas por mi culpa, por mi egoísmo al amarla de la forma que hasta ahora lo hago.

—¡Kenia detente!- dije entrando a esa habitación, había estado afuera de casa por el día ya que tuve que hacer unas compras, la estaba buscando y cuando no la encontré supe donde estaba, ella seguía molesta conmigo pues le había dicho que era mejor que lo dejáramos ir, podríamos seguir nuestra vida juntas sin necesidad de matar a alguien más.

Me miró con sus ojos llenos de lágrimas, sabía lo que estaba pensando ahora mismo y vaya que estaba equivocada, jamás podría sentir algo por ese hijo de puta, jamás.

—¡Deja de defenderlo!-gritó mientras lo golpeaba por última vez para luego caminar donde mi.

—Sabes perfectamente que no lo estoy defendiendo, solo estoy tratando de que dejes de manchar tus manos- un suspiro salió de mi boca- ¿Cuándo vas a entender que no ganaremos nada haciendo esto? La policía nos buscará a nosotras como las sospechosas principales y lo sabes, pero te da igual lo que yo digo... ¡Escúchame una vez maldita sea!

La vi apretar los puños, ella quería darme la razón, lo sabia, su mirada me lo mostraba. Pero su orgullo no dejaría que lo dijera, que me diera la razón, porque sería aceptar que ese imbécil tendría que vivir libre de todo lo que nos hizo. ¿Pero qué otra cosa podríamos hacer? Si lo matamos y él no aparece seremos las primeras en entrar tras las rejas, en cambio si lo amenazamos y lo dejamos libre él sería el que terminaría en una cárcel fría y oscura. Y aunque suene muy egoísta, prefiero mil veces que sea él y no nosotras.

—Si lo dejamos libre él nos matará, además sabes que es una rata de alcantarilla y pagará lo que tenga que pagar para quedar libre, es un maldito- su mandíbula estaba tensa, me acerqué a ella y pase mi mano por su mejilla sintiendo como poco a poco su rostro se relajaba.

—No podemos matarlo...

—Si podemos, solo que no quieres hacerlo y ya, sabes que es cosa de tomar un arma y volarle los sesos- su mirada se conectó con la mía y vi su dolor.

—Kenia te amo- dije queriendo que ella lo supiera, que ella en serio entendiera que mi corazón era suyo y de nadie más- te amo tanto que duele, por lo mismo no puedo matarlo, no podemos... No me puedo permitir que ensucies tus manos con la asquerosa sangre de él y termines tras las rejas porque te conozco, sé que dirás qué solo tú eres la culpable...

La vi sonreír levemente, yo tenía razón, ella no dejaría que alguien volviera a poner sus manos sobre mi, me lo había dicho, si tenía que pelear con el mismo diablo lo haría.

—Bien- dijo y se giró para ver a Juan, éste se mantenía callado mirándonos, estaba sufriendo y aunque debería darme placer verlo así, sentía lástima por él.

—Esto depende de ti, Juan- dije mientras escuchaba los pasos de otras personas acercándose, el cuarto se iluminó un poco más cuando la puerta se abrió dejando ver a Marta junto a Michelle, las dos se ganaron junto a mi y Kenia tomó mi mano- si quieres salir vivo de acá tienes que darnos tu palabra de hombre, si es que todavía lo eres, de que no harás nada en nuestra contra o la próxima créeme que no dudaré en pegarte un tiro entre ceja y ceja.

Él sonrió levemente y aclaró su garganta-¿Tengo otra opción, Kimberly?- su voz era tan áspera, llena de burla y rabia, traté de ignorar el escalofrío que recorrió mi espalda- me da igual tu vida, me da igual la de tu estúpida novia- apreté la mandíbula, en serio me daba tanto asco que él hablara de ella, - me iré, las dejaré en paz, pero no quiero que se vuelvan a meter en mis asuntos- dijo ahora mirando a Marta y luego a Michelle.

—Acá las condiciones no las pones tú, Juan, tengo tu vida en mis manos, tengo ojos y oídos en todo el mundo, lo sabes...- habló Marta caminando hacia él- deja a mi mujer y mis hijas afuera de esto, porque ten claro que sí alguna de ellas cuatro sale lastimada te juro que tú cabeza terminará colgando en mi oficina como el más asqueroso trofeo que pudiera existir en este planeta.

Juan no respondió, solo me miró y asintió.

No dije nada más, salí de ese lugar escuchando como Marta le daba las órdenes a sus hombres para que dejarán a Juan en otro país lejos de nosotras, de todos modos él no tenía ni idea dónde estábamos.

Necesitaba creer que toda esta pesadilla acabaría y que por fin viviría en paz, lejos de él, del miedo. Junto a ella y mi nueva familia.

 Junto a ella y mi nueva familia

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Gracias por leer.<3

🌪️E.

𝐄𝐬𝐜𝐫𝐢́𝐛𝐞𝐦𝐞. [𝐊𝐞𝐧𝐢𝐚 𝐗 𝐊𝐢𝐦𝐛𝐞𝐫𝐥𝐲] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora