¿𝒄𝒐́𝒎𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝒈𝒖𝒔𝒕𝒆 𝑲𝒊𝒎 𝑺𝒆𝒐𝒌𝒋𝒊𝒏?

Doce

¿Que si le gusta Seokjin?

Jungkook admite que Seokjin le atrae físicamente, mucho.

No es un tonto y menos es una persona ciega como para no dejarse cautivar por la belleza que el mayor posee.

De piel blanca que a simple vista se nota suave al tacto, cabellos castaños que enmarcan a la perfección su rostro completamente simétrico y libre de imperfecciones; ojos color avellana que tienen un brillo pícaro e inocentón, algo contradictorio (brillo que cambia a uno más tímido y nervioso cuando está con él); su nariz es pequeña y refinada y sus mejillas que siempre se abultan cuando sonríe o come algo son demasiado llamativas.

Y, por supuesto, sus labios.

Rojizos, abultados, suaves y grandes. Jungkook siempre se ha preguntado cómo es posible que una persona tuviera unos labios así de llamativos, ni siquiera los de Jimin —que también poseía unos labios bastante atrayentes—, lograban que él se cuestionara cómo se sentiría recibir un beso de esa boca.

Y aunque era un cuestionamiento que muy pocas veces llegó a hacerse (porque siempre lo evitaba, mandándolo muy al fondo de su ser antes de que tan siquiera se formulara una respuesta) la curiosidad estaba ahí, presente.

Y ahora que ya había probado esos labios puede decir que ha sido lo mejor que alguna vez le haya pasado.

Por dios, por mucho que odiara admitirlo, besar a Kim Seokjin no se comparaba con nada en el mundo.

Ni siquiera con Yugyeom, con Eunha o con cualquier otra persona que haya besado alguna vez en su vida había tenido una sensación como la que los besos del mayor le provocaron.

No. Los besos que se dio con Seokjin habían sido demasiado agresivos, bruscos, apasionados y llenos de una desesperación e impotencia de su parte por no poder resistirse a la tentación que Kim Seokjin representaba para su vida.

Pero no le gustaba.

Jungkook solamente se ha enamorado una vez en su vida para su desgracia, de una persona como Yugyeom, pero gracias a eso puede admitir que con Seokjin nunca ha sentido lo mismo que sintió en su momento con él.

Con su exnovio había sentido un sinfín de mariposas y cosquillas en el estómago cada vez que lo veía, sumado a una sensación de calidez y comodidad que le hacía sentirse a gusto a lado de aquel pelinegro.

Estaba tan enamorado que era inevitable no sonreír con solamente pensar en él.

Se sentía como todo un idiota y precisamente por eso fue es que le había destruido bastante saber que todo era un engaño. Que para Yugyeom toda su relación no era más que un juego mientras que él se dejaba llevar por ese sentimiento de enamoramiento que nunca había sentido.

Con Seokjin era diferente.

No sentía esas mariposas en el estómago, en su lugar, era una sensación extraña de incomodidad que le orillaba a actuar de manera brusca.

Los besos que se habían dado estaban llenos de un sentimiento de dominación y de descontrol, no había rastro de dulzura, ni de ternura ni nada parecido que le haga pensar que Seokjin le gusta aunque sea un poco o que le demuestre que el castaño realmente está enamorado de su persona.

La única vez que llegó a sentirse extraño, y que había sentido como su corazón latía de manera apresurada, fue esa tarde cuando el mayor se confesó en aquel parque.

Sin embargo, terminó desechando esa sensación porque su mente nuevamente le repitió que no podía confiar en una persona como Kim, no de nuevo y para protegerse se volvió a aferrar a esa idea.