Quinto capítulo

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Quinto capítulo

Joong hizo sonar una vez más el teléfono de su hijo, esta ya era la quinta vez. Sabía los horarios de Pete, a esta hora debería estar terminando su entrenamiento o ya camino a casa.

Hace unos meses atrás, luego de la insistencia del omega menor y aún con su renuencia, habían decidido de que su pequeño ya no era tan pequeño y podía volver solo del instituto, o como generalmente lo hacía, acompañado por Plan. Aún así, el alfa mas veces que las que no, encontraba una excusa para pasar al horario de salida sólo "por las dudas".

Hoy no había sido de esos días, un poco de trabajo de mas en la oficina lo atrasó lo suficiente para no llegar a encontrar a su hijo saliendo de donde le tocaba entrenar. No tenía sentido preocupar a Nine, él todavía tenía una hora más de trabajo en la escuela donde era maestro y sabía que no podía atender su teléfono.

Una vez más...siguió sonando.

Hijo, dónde estás? Atiende el celular. Entregado: 17:34 hs

Transitó un poco más lento por el camino habitual para ver si veía su campera y mochila entre la gente. Era un error enviar mensajes al volante, pero no podía detenerse.

Pete, atiende el teléfono. Voy a buscarte. Entregado: 17:40 hs

Llegó a casa y fue directo a la habitación del menor, ni rastro de él. Tranquilo, se dijo, es temprano, posiblemente venga por otro camino. Marcó de nuevo. Sonó hasta que se cortó la comunicación, posiblemente se quedó sin batería.

Pete, mejor que apenas prendas el celular me llames. Que hablamos de mantener el celular siempre cargado!!! Entregado: --

-Ashhhh niño, esta vez no te salvas de un buen castigo.

Sabía que estaba siendo denso, que podría ahogarlo de tanto cuidado, pero era su niño, su pequeño. Nine le había contado de las sospechas del enamoramiento de su hijo por un alfa, y aunque le juró a su marido tener tacto al tratar con este tema, no podía dejar las preocupaciones y los celos atrás. Era consciente que el mundo había cambiado, la vida no era color de rosa para los omegas, pero algunas cosas habían dado un giro para mejor.

Tuvo la fortuna de tener a Nine en su vida, y este le dio a su mayor tesoro, un hijo omega maravilloso, su orgullo. Todavía persistían las costumbres antiquísimas de maltrato a los omegas, pero de a poco iban cambiando, y en este mundo estaba criándolo, con miedos de su parte, con ganas de encerrarlo y tenerlo siempre de la mano, con el corazón en un puño cada vez que su cabeza iba por los escenarios imaginarios de todo lo que podría salir mal.

Aún así, con la opresión que a veces lo asfixiaba, no lo cambiaría por nada. Y era esa misma asfixia la que estaba sintiendo ahora. No verlo, no conseguir respuesta a su llamado lo estaba desesperando, y su lado alfa, ese que trataba de controlar, estaba logrando salir para rastrear a su muchacho.

-Pete, donde estés con ese alfita....ni se imagina lo que le voy a hacer...- habló en voz alta a la soledad de su hogar y pensó otro número al que llamar.

-Plan, hola niño, ¿Pete está ahí?, ¿me lo pasas?- escuchó decir al pequeño omega que ya estaba en su casa y que Pete se había quedado en el instituto, que disculpara pero que él tenía que ver a su mamá antes de que saliera de nuevo.

-Entiendo, esperaré un poco más, ¿si lo ves por favor le dices que llame? Gracias.

En este momento ya estaba desesperado, sintió la llave y esperanzado corrió a la entrada.

-Amor, ¿que pasa? -Nine vio la mirada de su esposo y supo que algo no estaba bien. Había salido temprano de la escuela y había llegado antes de lo esperado.

-Pete no llegó ni atiende el teléfono, no responde mensajes.

El omega miró la hora, 18:15, tiempo suficiente para que ya estuviera en casa. Y aunque su hijo le había confiado que Ae quería hablar con él y podía demorarse, sabía que la regla era siempre atender el teléfono.

El corazón del omega comenzó a martillar como loco. Dejó sus elementos de trabajo y buscó mas abrigo.

-Vamos- fue lo único que le dijo a su marido.

El recorrido en auto hasta el gimnasio del instituto fue en silencio con Nine llamando a Pete, intentando aún cuando seguía saltando el buzón de voz.

Bajó del auto apenas frenó el auto y corrió a la entrada que ya estaba cerrada con candado. Caminó por la vereda intentando ver algo a través de los ventanales, golpeó el portón de metal con los puños. Nada.

Corrió al auto y le indicó a su alfa pasar por varias plazas cercanas. Los dos observaron cada adolescente, no distinguían uniformes, camperas ni mochilas, ¿Tal vez se había cambiado de ropa? ¿Tenía otros amigos? ¿Quedó con Ae en verse en alguna plaza?

Luego de 30 minutos dando vueltas por las plazas mas cercanas, los ojos de Nine estaban rojos e hinchados por las lágrimas. No quería pensar, no quería imaginar algo malo sobre su bebé. Pero en el fondo lo sabía. La opresión en el pecho le indicaba que algo no estaba bien con su niño y sin poder aguantar más emitió un sollozo que se convirtió en un llanto lastimero y angustiante. Joong frenó al costado del camino y abrazó a su omega. No dijo nada, no había palabras porque la desesperación los estaba aturdiendo por igual.

Nine se separó un poco y le pidió seguir hasta la casa de Plan. Sabía que el pequeño omega no estaba en un buen momento, pero necesitaba verlo y preguntarle por su Pete. La respuesta fue la misma que había dado por teléfono. El niño también comenzó a angustiarse, sabía que las malas noticias no podían ser sobrellevadas por él, pero necesitaban algún dato sobre su hijo. De su boca se enteraron de que el profesor le sacó a Pete el celular por usarlo en horario de clase. ¿Sería que dejó el celular en el gimnasio? tal vez ese pequeño contratiempo era el culpable de toda esta angustia y Pete ya estaba llegando a casa y sin poder comunicarse. Hicieron todo el recorrido de vuelta hasta su hogar para encontrar todas las luces apagadas. No había ningún rastro de su regreso.

Nine corrió adentro y buscó un número de teléfono y una dirección que alguna vez dejó anotada en una libreta. Volvió al auto y mientras se ponía el cinturón de seguridad, le dio las indicaciones para ir a la casa del director del instituto. Donde su hijo alfa hubiera hecho algo a su niño, no le alcanzaría la vida para arrepentirse.

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Desde el abismo♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora