Capítulo final (Segunda parte)

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Capítulo final (Segunda parte)

Parado frente al jardín de la casa de Pete, llenó sus ojos de la visión de su amor, quien seguía hablando con Plan sin haberlo notado. El tono rojizo del atardecer matizó el pelo del omega, lucía una pequeña sonrisa que elevaba la comisura de sus labios. A unos metros, Prem movía un juguete que Wino perseguía sin llegar a atraparlo, consiguiendo que el niño emitiera carcajadas puras y maravillosas que lo llenaron de una calidez semejante a la que experimentaba por su padre. El pequeño levanto la vista y sus ojos se achinaron al dibujar una sonrisa cuando lo vio, sus piernitas se impulsaron y corrieron hacia él. Ae en segundos se encontró con un cuerpo que lo abrazaba y no pudo evitar el impulso de apretarlo contra su cuerpo mientras llenaba los pulmones del aroma tan similar al del omega.

-Olvizte! - exclamó el pequeño mirándolo de frente, Ae se colocó de cuclillas mientras lo sostenía.
-Volví -respondió revolviendo su pelo mientras le daba un sonoro beso en una de sus regordetas mejillas- ¿me extrañaste?
-Nooo, nara. - rió cuando Ae comenzó unas cosquillas.
-¿No?- entonces debería volver mas tarde....
-No! Wino te ezztraña! -le hacían gracia sus excusas.
-Me imaginé, yo también lo extrañé...- la mirada se dirigió a Pete que lo observaba a la distancia dándole espacio a este primer acercamiento con Prem.

Habían pasado casi 2 semanas desde que el alfa subió al auto enloquecido por la desaparición de su amiga, y el tiempo de separación fue difícil en su incipiente relación. También puso todo en perspectiva. Y ahora tenía a este pequeñito dulce y feroz que ya tenía ganado su corazón tan sólo por existir.

-¿Crees que papá también me extrañó?- susurró a modo de confidencia.
-Mmmm-hizo una mueca- creo que zi.
-Yo también los extrañe....
-¿A mi?- habló un poco inseguro.
-A ti más que a ninguno...pero no le cuentes a nadie -la sonrisa del niño lo iluminaba todo y ¿cómo no se iba a enamorar de Prem? no había posibilidad, aunque sabía que para lograr su plena confianza existía un gran camino-¿Puedo ir a saludar a papá?

Al final el pequeño quedó colgado en sus brazos y así avanzó hasta Pete. El omega tenía los ojos cargados de lágrimas a punto de derramarse y el alfa le dio un lugar donde cobijarse y de una vez poder verter todas las emociones sobre su hombro. Por unos minutos fueron ellos tres, una pequeña burbuja que por fin había roto con las cadenas de dolor que los unía al pasado. Los labios de Ae tocaron con suavidad la frente de Pete, y como si fuera una señal, Prem comenzó a removerse en sus brazos y le brindó una de sus miradas amenazantes a las que el alfa estaba acostumbrado y las cuales le parecían lo mas tierno que pudiera existir, no es que nunca le dijera eso al niño que solo intentaba proteger a su padre. Movió la mano a través del pelo castaño del omega, enredó sus dedos en esas hebras suaves y perfumadas para confortarlo.

Desde el momento que Ae lo llamó para decirle que debía ir a la ciudad, Pete experimentó una sensación en el pecho que apenas lo dejaba respirar. Cuando Joong y Nine se presentaron en su casa y le dieron solo minutos para recoger algunas pertenencias, ese sentimiento de opresión se hizo mayor. Escuchar que Trump estaba libre, que caminaba por las calles impunemente por unos tecnicismos legales lo alteró en demasía, y fueron las caricias de Prem las que lo sacaron del aturdimiento que amenazaba con arrastrarlo a un ataque de pánico. El niño se metió en la cama con él, apoyó la cabeza sobre su pecho donde sus respiraciones se fueron acompasando ante la mirada angustiada de sus padres.
Fueron las caricias prodigadas por el pequeño las que le dieron fuerzas para levantarse y enfrentar las noticias con aplomo. Ya no era ese niño inocente, no era ese omega adolescente encerrado entre cuatro paredes. Hoy era un hombre, padre de un niño maravilloso que llegó luego de que él escapara del infierno y su presencia lo era todo.
-¿Eztas bien?- el temor se filtraba en su voz e hizo que Pete se sintiera terrible por asustarlo.
-Si amor, solo un poquito de dolor de panza- lo levantó en sus brazos- creo que debería dejar de tomar helado, ¿no te parece?.
-¿Y zo?- su miedo en segundos había mutado y ahora pasaba por otro lado.
-Heyyy, tu tampoco deberías tomar tanto helado- caminó hacia la cocina cargándolo mientras bajaba la escalera- también puede hacerte mal.

Desde el abismo♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora