IV

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Chasqueó la lengua indeciso, viendo la pantalla del celular mientras se debatía internamente entre seguir mensajeando o borrar simplemente el contacto.

No entendía qué era lo que le atraía tanto de Naruto.

¿Era su físico? ¿Se había encaprichado con el nuevo juguete de su tío?

"Seamos amigos"

A Sasuke le sentaba tan mal releer aquel burdo mensaje. Definitivamente no era lo que quería. Aunque entendía en cierta medida la posición del joven.

¿Por qué no solamente lo dejaba estar?

Sumamente frustrado, se restregó el rostro, dejó el celular sobre el escritorio y continuó revisando los examenes del día.

**

Las familias perfectas no existen. Todo aquel cliché que le habían inculcado, fue trozandose con el paso de los años. En una familia siempre habría discusiones, peleas, problemas. Naruto, sin embargo, quería seguir idealizando aquella burbuja de fantasía, alimentada por la visión de sus difuntos padres. No podía cometer un solo fallo, ni permitirse el minímo desliz.

¿No estaría él atrapado en alguna clase de hechizo? Y si era sí ¿Cómo romperlo sin tener que perjudicar a nadie?

Vio a su hermano merendando y revisó con mucho cuidado el móvil bajo la mesa. Después del desayuno del día anterior, había intercambiado algunos mensajes con el sobrino de Madara. Nada serio, y por supuesto nada malo, simplemente habían quedado como amigos. Pero Naruto sabía que esa palabra no existía en el vocabulario de su esposo. Tal aberración le acreditaría un severo castigo que no estaba dispuesto a recibir.

-Estoy aburrido- se quejó el menor de repente. Naruto dejó de teclear y se concentró en el infante. -¿Cuando regresa papá?

-Mañana- respondió con dulzura. Madara había tenido que hacer uno de sus tantos viajes de negocios, pero seguía molesto con él por haberle ocultado los mensajes de Gaara. Ahora ni siquiera estaba autorizado a revisar el correo.

Boruto suspiró sonoramente. Odiaba estar tanto tiempo encerrado y ya había terminado de dar uso a la mayoría de sus juguetes.

-Vamos afuera- se acercó a la ventana y al notar el buen clima, corrió a ponerse un abrigo.

-¡Espera, Boruto!- saliendo de sus ensoñaciones, Naruto lo siguió.

Caminaron por las inmediaciones del parque, en algún momento habían topado con un puesto de helados y Boruto corrió a sentarse en una de las bancas próximas a la fuente.

Naruto se estiró un poco. Sentía rígidas las articulaciones. Quizá podría ejercitar un poco. En eso estaba cuando vio de refilon un gato negro que se escurría entre los matorrales hasta llegar a un ciprés.

-¿Naruto?

Dejó de tocarse la punta de los dedos de los pies, incorporandose de golpe al notar la presencia de Sasuke a pocos metros de donde se encontraba.

El Uchiha estaba alimentando al minino negro.

¿Pero cómo...?

Se giró para ver a Boruto, el cual se dirigía hacia ellos rápidamente y con una amplia sonrisa.

-¡Sensei!

Sasuke le alborotó el cabello. Volvió a mirar a Naruto y dio por sentada su preocupación y actual silencio. Asi que extrajo su móvil del bolsillo para enviarle un mensaje de texto.

Cuando el celular de Naruto sonó, este se apresuró a leerlo.

"Me invitaste el desayuno ayer. Come conmigo hoy"

Érase una vez, una familia infeliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora