Orden Submundis Magicus
Raiden Takahashi, mago de los submundos
El Supremo ha fallecido esta mañana.
Por lo tanto, esta misma noche habrá una ceremonia para el entierro. Se lleva a cabo siempre que alguien importante pierde la vida. Por lo tanto, todos tendremos que asistir ya que si alguien no hace acto de presencia se considera una falta de respeto casi imperdonable.
Poco se sabe de los detalles de la muerte de Julius Fawley. Entre las calles de la aldea se ha corrido el rumor de que simplemente falleció porque ya había alcanzado una edad avanzada. Se dice que de tan anciano que era ya no podía conjurar los más básicos hechizos, esos mismos hechizos del nivel Innim, los que ahora mismo nuestros ciudadanos más jóvenes están aprendiendo.
El submundo mágico tiene un sistema educativo muy bien desarrollado, pero no es algo de lo que estar orgullosos, ya que todos los doce submundos comparten el mismo sistema. Creo, que es la única similitud que existe entre nosotros.
El nivel iniciativo tiene el nombre de Innim. Los más jóvenes ingresan a este nivel sin saber nada, aprenden de la magia que reside dentro de ellos mismos e intentan perfeccionarla. Conjurar hechizos no es nada fácil, y hay dos motivos: para realizar un conjuro se necesita depositar el poder que usualmente está esparcido por todo el cuerpo simplemente en las manos. Esto requiere práctica, concentración y mucha más práctica. En segundo lugar es extremadamente difícil mantener esa magnitud de poder sin que se desvanezca en tres segundos o salga disparada hacia algún lugar involuntariamente. Por esta misma razón han ocurrido incontables accidentes.
El nivel medio es el Assem. Aquí los niños ya no son tan niños, pues entran en la pre-adolescencia y saben controlar bien su poder. Sin embargo, todavía no saben casi ningún hechizo, aunque siempre hay alguno con el IQ un poco más avanzado que decide investigar y practicar por su cuenta, y luego sorprende a su Maestre seleccionado con alguna técnica todavía no vista en el nivel. Lo que hacen aquí es leer mucho. Debe ser la etapa más aburrida, y siempre que la recuerdo me alegro de haberla pasado y ya ser un mago hecho y derecho.
Existen muchos libros de conjuros. No solo tienen que leerlos, si no también memorizarlos y repetirlos. Hay hechizos que solo necesitan la memoria y la convicción del cerebro que los ejerce e invoca. Sin embargo hay otros más avanzados que necesitan una posición de manos para funcionar. Memorizar cada posición para cada hechizo también requiere gran esfuerzo, por eso se dice que el submundo mágico tiene la memoria como arma mortal. Se nos cree el Submundo más inteligente y estratega de todos.
El último nivel es el Shunnem. A esta altura los estudiantes ya han cumplido la mayoría de edad y manejan bien su poder. Pueden invocar casi cualquier hechizo cuando sea necesario. Es el nivel más divertido, ya que son enviados a distintas misiones tanto en el interior del Submundo como fuera de él. Los que logren volver ilesos son los que están listos para graduarse y convertirse finalmente en magos.
Uno pensaría que al volver de las misiones ya serían magos y obtendrían su título Magicus, pero antes hay un último paso. Es una simple formalidad, pero hasta los más aplicados Shunnem se han quedado sin su correspondiente título por esto. Se trata del Examen Final, una evaluación minuciosa y puramente escrita. Se pone en evidencia todo lo que el alumno ha aprendido hasta el momento y se le hacen preguntas que, por decirlo de alguna manera, lo posicionan entre la espada y la pared. Las preguntas cambian cada año. A pesar de haber sido Shunnem hace muchísimos años, recuerdo algunas de ellas: ¿Qué tiene que hacer el shunnem si es atacado mediante un conjuro de mil cuerdas, el cual lo deja completamente inmovilizado? ¿Cómo se llama el hechizo para conjurar fuego y cuál es su respectiva posición de manos? ¿Qué tendría que hacer el shunnem para atacar a un enemigo que se encuentra posicionado a 20 metros sobre la curvatura de la rama de un árbol? Y más preguntas de ese tipo.
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Submundis Bellum
FantasyHay submundos que el ojo humano no puede ver, no se le está permitido, y que no se puedan ver no significa que no estén ahí, porque siempre lo han estado. El sacerdote y El soldado son dos personajes tan diferentes como el agua y el aceite, aunque a...