CAP. 5

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NARRADOR OMNISCIENTE

Viajaron en una camioneta que era de la madre de Samuel para llegar a la casa. El camino al menos iba de lo más tranquilo. Andorra era preciosa ante su vista. Tenía unos paisajes coloridos y llamativos. Rubén se había puesto sus lentes de sol mientras miraba por la ventana, pero algo había llamado su atención. Los bajó un poco por su nariz para mirar mejor. Vio un letrero gigante afuera de una tienda, este decía: "Recuerdos de Andorra, colección De Luque & Batuecas". Y luego más adelante había otro parecido, bajo el nombre "Emporio de muebles De Luque & Batuecas". Y ni hablar de "Centro de distribuciones De Luque & Batuecas", que se leía en gigante en una tienda. Rubén se quitó los lentes y miró de reojo al mayor. Leyó el bolso de Samuel y tenía el nombre completo en él: Samuel De Luque Batuecas.

Siempre pensó que el apellido del mayor sonaba como al de la realeza, o al menos el de una familia importante. Ahora entendía el porque o de donde se le venía esa idea al menos.

R: -Samuel...- le llamó bajo para que ni la madre ni la abuela lo escucharan. Samuel no le ponía ni la más mínima atención, así que contra todo pronóstico el peliblanco le plantó una fuerte ostia en el hombro, haciendo que el mayor se exaltara y lo mirara de inmediato.

S: -¡Ah! Por favor, ¡No hagas eso Doblas!- Dijo intentando calmarse; Rubén era delgado y se veía delicado, pero vaya que tenía fuerza...mucha fuerza.

R: -Nunca me dijiste que tu familia tenía negocios, cariño...- comentó entre dientes.

A: -Probablemente no quería presumir- La abuelita habló entre risas desde el asiento del copiloto.

Rubén medio sonrió mientras le miraba de reojo nuevamente al mayor, quien le miraba ahora con aires de superioridad. Claro que le sorprendía saber que la familia De Luque Batuecas era mitad y dueño de la mayoría en Andorra. Jamás se lo imaginó, de hecho.

Un par de minutos después llegaron a un puerto pequeño. Bajaron de la camioneta, y cuando las mujeres estaban a unos cuantos centímetros alejadas, Rubén se acercó al mayor, quien estaba bajando el equipaje.

R: -¿Qué es lo que hacemos aquí?- Preguntó algo desesperado -¿No deberíamos registrarnos en el hotel o algo así?-

La madre de Samuel escuchó y no pudo evitar responder desde la distancia.

C: -Ah, cancelamos su reservación.- El menor le miró con las cejas alzadas, pero no se veía mucho por los lentes de sol. -La familia no se queda en un hotel, se queda con nosotros- dijo con orgullo y felicidad.

Rubén trató de sonreír como pudo.

R: -¡Oh, bien! Sí...- Dio media vuelta y encaró a Samuel en susurros -¿¡Qué!?-

 Samuel paso de él por completo y dejó la maleta de su jefe en el suelo.

S: -Cuidado, no te vayas a romper una uña.- Dijo con burla mientras caminaba hacia su madre y abuela. Pero antes de llegar a ellas, la abuela le llamó la atención.

A: -¡Samuel! ¿Por qué no le ayudas?-

S: -Oh, yo quisiera ayudarlo abue, pero él no me deja. Siempre quiere hacer las cosas por él mismo solo porque piensa que los demás lo harán mal.

Los tres miraban a un peliblanco que apenas podía voltear bien su maleta D&G, porque claro, él no usaba cualquier equipaje. Con una mano se aferró a la maleta y con la otra sostenía uno de sus costosos portafolios.

Samuel miró a su familia, quienes lo miraban con algo de asombro. 

S: -Rápido, amor.- Decía el castaño mientras caminaban.

La Propuesta-RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora