CAP. 11

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La expresión de Rubén era una mezcla entre el asco y miedo cuando vio aquel hombre sentado encima de un mostrador gigante con un traje de mayordomo con una pose "sexy", con las luces prendiendo y apagando al ritmo de la música. El hombre de baja estatura, un poco de barba, delgado, piel blanca, rostro afilado y un evidente tatuaje de StarWars en su antebrazo, miró a todos y cada uno con la mirada más "sensual" que pudo. Todos gritaron y levantaron las manos, todos a excepción de Rubén.

El menor solo se cuestionaba así mismo si no se trataba del mismo hombre que estaba de mesero en la reunión de la casa de los padres de Samuel, aquel que lo había obligado a comer pescado. Oh no, no podría estar más jodido. 

El peliblanco arrugó su nariz, mirándole. ¿Desde cuando eso era sexy y sensual? ¿Era una broma? Necesitaba irse de ahí, pero rápido.

El hombre se sentó y agarró una soga que colgaba, entonces las luces lo enfocaron. Se lanzó por ella animadamente y todos gritaron con más emoción. Rubén no podía creerlo, a estas alturas intentaba taparse los ojos. El hombre caminó nuevamente por el escenario mientras bailaba y quedando frente a la mesa donde estaba Rubén y los demás. El editor sólo afirmaba su maletín y miraba con asco de vez en cuando mientras las demás le gritaban emocionadas. No sabía si gritaban porque lo encontraran sexy o si gritaban para seguir el show.

G: -Lely es el único bailarín exótico aquí en Andorra- Explicó Willy entre todo el ruido -Tenemos suerte de tenerlo.

Rubén frunció el ceño. ¿Suerte de tenerlo? ¿Suerte? ¿En serio? Hasta la abuela creía que se podría mover mejor y era más linda.

De repente, el hombre dio un salto y se quitó la camisa de un solo golpe, lanzándola lejos. Hizo un movimiento de caderas, un mujer se acercó y le metió un par de billetes en los pantalones, él le sujetó la cabeza y le hizo un movimiento contra ella, luego la dejó ir mientras la señora gritaba emocionada.

A: -¡Baila, Lely!- La abuelita gritó emocionada. 

A estas alturas, Rubén solo mantenía las cejas en alto sin  poder creer todo aquello. Lo superaba totalmente, en todos los aspectos.

R: -¡Oh shit! ¡Oh shit!- El peliblanco miró completamente en shock todo aquello.

A: -¡Ven aquí, corazón!- La abuelita le gritó y el hombre se acercó bailando entre el público emocionado.

La abuela lo acercó y le puso unos billetes en el límite de su pantalón también. El menor no sabía si era asco o repugnancia, pero algo parecido había en su garganta.

A: -¡Enséñale lo que se va a perder después de casado!

La madre de Samuel sacó un velo y se lo puso en la cabeza a Rubén. El peliblanco abrió mucho sus ojos.

L: -¡Ven aquí, ozito!- Gritó el hombre mientras comenzaba a bailar caminando al escenario.

Rubén negó con la cabeza haciendo una sonrisa desesperada, e intentando sonar amable, comenzó a negarse.

R: -No, no, no es necesario. Es un gesto muy lindo pero en verdad necesito-

Todos comenzaron a gritar y jalarlo de las manos para que se pusiera de pie. Rubén quiso golpearse contra la mesa o algo así.

A: -¡Baila con él!- La abuelita se puso de pie dándole un empujón suave. El peliblanco deshizo la sonrisa y se dio por vencido.

R: -Matadme- Susurró poniéndose de pie, Todos comenzaron a gritar emocionados y llenos de euforia. -Vale, GG, aquí vamos.

La Propuesta-RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora