Capitulo 10
Jiang Cheng no entendió por más que se obligó a comprender por qué dejó que Wei Wuxian terminara por encima de él en el asiento del avión, envolviendo los lados de su torso entre sus brazos, sintiendo la textura que los músculos entrenados rozaban contra la capa liviana que la tela de su camisa tenía.
No le hizo mucho énfasis hasta que fue demasiado tarde, para cuando Wei Wuxian le logro sacar un sonido agudo, fue demasiado oírse de tal forma bochornosa que lo empujó y mirando la expresión consternada del otro, y sus labios hinchados atrayéndolo nuevamente a sumergirse a los suyos, mortificado por lo que acababa de hacer, se encerró en el baño del avión lo que durara el viaje de regreso a Shanghái.
Al arribar las pistas de la terminal en el aeropuerto, Jiang Cheng ni si quiera se despidió de Wei Wuxian y salió huyendo en un taxi que ya lo esperaba en el estacionamiento.
No respondió a las llamadas incesantes, ni a los mensajes de texto, si bien lo admitía no le gustaban ni las mujeres, ni los hombres.
Jiang Cheng había estado seguro de ello durante toda su vida, su desinterés en el amor le habían hecho tener varios logros y se lo agradecía internamente por ello.
Pero de repente se cruzó con esta celebridad, no solo su trabajo y su vida ordinaria se habían visto envueltas en todo esto, sino, también sus sentimientos.
Si se adentraba a permanecer junto a Wei Wuxian sabía que tenía todas las de perder, incluso Jin Ling había sufrido a causa de su nuevo horario de trabajo y ya no pasaba tanto tiempo con él, Jiang Cheng después de todo, se lo había encargado a su madre cuando empezó a tener menos tiempo libre de pasársela con su sobrino y ya no podía cuidar de él a como lo hacía antes, extrañaba llegar a la hora de siempre después de una aburrida reunión con sus clientes y recoger al pequeño del jardín de infantes.
Ahora solo veía la misma cara las veinticuatro horas del día, cosa que le estaba complicando el respirar adecuadamente, si su aire siempre le era robado en cada momento que se la pasaba a lado de Wei Wuxian.
Al llegar al complejo de departamentos, su madre ya lo estaba esperando en la entrada junto a Jin Ling, el pequeño brincó hacia sus brazos en una arrebatada infantil y entre llantos le rogó a su tío que no lo volviera a dejar ni con su abuela, ni con sus padres, Jiang Cheng al oírlo se le achicó el corazón y le prometió que pasaría la tarde jugando con él, cosa que desembocó los reproches abismales que se echaba su madre, prolongándolo tanto como pudo hasta que llegó la hora en que tenía que abordar el siguiente vuelo y recordarle inevitablemente a Jiang Cheng lo que había hecho la noche anterior con Wei Wuxian.
Al ver su preocupación reflejada en su ceño fruncido, Jin Ling le pidió que fueran a jugar al parque central y agradecido de que no hubiera otro niño de treinta y cinco años rondando a su alrededor, Jiang Cheng le prometió que no solo se pasarían la tarde en el parque sino, que, además, irían en los próximos siguientes días a comprarle una inmensa variedad de todos los juguetes que quisiera.
Por suerte, había ahorrado una cantidad justa para permitirse mudarse de lugar y darle una buena vida a su sobrino a quien cuidaba sin molestia alguna.
Jin Ling había nacido en una cuna de oro, con una cuchara de plata en la boca y había aprendido a gatear en pañales de seda por alfombras hechas de hilos dorados, la peonía era el símbolo de la compañía de su padre, un joven que había heredado todos los bienes del difunto fundador, y a quien la compañía le había quedado bajo su poder.
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El escándalo de la celebridad A y el abogado B.
Fiksi PenggemarWei Wuxian ha desafiado las leyes de la vida, él ha logrado lo imposible. Ha reencarnado por segunda vez. Sin embargo, su segunda reencarnación ha nacido en otra época, donde los cultivadores han dejado de existir y algo como lo era cultivarse y te...