Epílogo

5 0 0
                                    

Tres años han pasado ya desde ese día en el que se declararon su amor y se dieron la oportunidad de intentarlo. Casi cuatro años desde el día en que se conocieron, en esa cafetería en la que dos cafés se quedaron sin beber y tres jóvenes más parecidos de lo que en un primer momento creyeron quedaron unidos irremediablemente. En todo este tiempo, la vida y el amor no les han traicionado.

Los temidos celos nunca llegaron, los niños vietnamitas jamás fueron adoptados, y el sexo, que como todo en esta vida va y viene, no fue lo único que les mantuvo unidos, porque lo que sentían los unos por los otros era más que eso.

Pero, ahora, lo que ese día de setiembre les unió, desaparece.

Se han graduado. Y llega el temido momento de tomar decisiones sobre sus vidas, decisiones que quizá no coincidirán.

Se han reunido en la mesa de la cocina, en la mesa en la que tantas conversaciones serias tuvieron, en la mesa en la que cada mañana prepararon su desayuno para tres.

Keith: Qué poco me gusta esta mesa de pronto...

El ánimo en el ambiente es una mezcla entre tenso y triste, prácticamente como un funeral. La ropa acompaña, pues visten sus togas negras de graduación, de la cuál acaban de llegar. Durante meses han pospuesto esta conversación, fingiendo que el futuro no existía aún, fingiendo que por el momento podían seguir haciendo como que no pasaba nada, pero ahora, con sus títulos en una mano y su corazón en la otra, ya no hay más forma de aplazarlo.

Eyre: Mi padre quiere que vaciemos el piso para el próximo mes, es decir, tenemos solo una semana. Dice que hemos tenido más que tiempo suficiente para decidir dónde iremos cada uno y que no piensa decirles a los nuevos inquilinos que se esperen.

Noel: Cada uno...

Esas palabras, que claramente diferencian los caminos que tomarán, no ayudan a animarles.

Eyre: Lo siento...

Keith: Pero tienes razón. Es ridículo que sigamos creyendo que esto puede ir más allá. Ya no somos unos niños. Tenemos que tomar decisiones, y si ya es difícil para las parejas normales ponerse de acuerdo sin que ninguno de los dos pierda nada imaginad nosotros que somos tres...

Noel: ¿Tú qué piensas hacer, Keith?

Los dos pares de ojos azules se miran.

Keith: No, no, yo no quiero empezar, qué presión...

Eyre: Empiezo yo, de todos modos ya lo sabéis. Voy a formar parte de la firma de arquitectos de mi padre. Me mudaré de nuevo a mi casa de cuando era niña y viviré allí hasta que o me independice a otra casa cuando vea que mi trabajo e ingresos son estables o conozca a alguien y decidamos vivir juntos.

Esas palabras escuecen. Significan que no cree que vaya a seguir con ellos en un año, quizá ni siquiera en un mes.

Noel: ¿No crees que sea posible que sigamos juntos aunque no vivamos juntos?

Eyre: Yo... Yo solo intento ser objetiva. Claro que quiero seguir con vosotros, pero, sed sinceros, ¿de verdad creéis que será fácil acostumbrarnos a vernos quizá solo una vez a la semana o menos cuando antes nos veíamos a diario?Y eso lo digo sin saber vuestros planes. Si alguno tiene pensado mudarse lejos, o tomar un trabajo que le ocupe mucho tiempo, ¿cuánto tiempo quedará para nosotros? No somos una pareja, o un trío, convencional, pero eso tampoco significa que sea fácil no verse. Yo os quiero, y os quiero felices. Y si vuestra felicidad o vuestro futuro es lejos de mí yo lo acepto de buen gusto, aunque duela. Realmente tampoco podemos pretender que, separados, vaya a sostenerse. Hasta ahora no hemos conocido a nadie más porque no teníamos tiempo para otra cosa que nosotros mismos y nuestras carreras, pero, cuando nos separemos, pasaremos más tiempo con amigos y con compañeros de trabajo que con nosotros. Será muy fácil que aparezcan cuartos y quintos y sextos. Nunca nos hemos enfrentado a ello. Quizá no ocurrirá nada, pero quizá el no tener tiempo para nosotros tres y sí para esos cuartos abrirá una grieta inevitable. Sí, os querré, sí, me alegraré por vosotros, pero, sin vernos, sin poder tratarnos, teniendo a esa cuarta persona que ocupará nuestro tiempo, ¿realmente será esto ya una relación? Es como ese mejor amigo de la infancia a quien hace veinte años que no ves. Sabes que le quieres, le llamas mejor amigo por impulso, ¿pero qué queda entre vosotros ahora que los años pasan y no los estáis compartiendo? Es más complicado que una simple relación a distancia normal, son vidas separadas totalmente.

Desayuno para tresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora