Mi espia

Cap. 19 Sayonara

Los jóvenes se escondieron detrás de un auto. Ahora, Sesshomaru y Kirin contraatacaban. Los disiparos no cesaban. El peli-plata sabía que esto no terminaría pronto, ellos se marcharían hasta ver a Rin muerta. La observó de reojo, estaba asustada, aunque, también estaba manteniendo la calma y analizando todo lo que pasaba.

—Kirin, llevate a Rin.

—Pero...

—No me pongas peros, y has lo que te digo— manifestó, mirándolo con el ceño fruncido.

—Ni se te ocurra hacer algo Kirin —Ordenó Rin viendo al peli-negro.

—Estaré bien, Rin y... Perdóname por esto. —Apretó un nervio, haciendo qué la joven azabache se desmayará.—Ahora, llevátela .

—Bien. — Cargó a Rin, y como le ordenó Sesshomaru, se fue. Al parecer el peli-plata querría atender algunos asuntos en tranquilidad, y Kirin no lo detendría, porque no podría.

(...)

Después de algunas horas Sesshomaru volvió, y antes de entrará a la habitación de Rin, se encontró con la chica que menos esperaba ahí.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a proteger a tu chica... ¿No sabias que también vendrían acá?

—. . .

—Lo tomaré como un "Gracias"... Deberías entrar, a estado... Bueno ya verás.

Sesshomaru entró, y decidió no encender la luz. Se encontró a Rin durmiendo; su respiración estaba agitada, y por sus ojos salían lagrimas, estaba sollozando. Tenía una pesadilla.
Se acercó a ella y se sentó en el borde de la cama, cuidadosamente limpio sus lágrimas, intentando no despertarla, pero fue un intento en vano. La joven abrió los ojos de golpe, giro un poco su cara y vio a Sesshomaru, estaba sorprendida, y una lagrima salió de su ojo.

—Ri... —La azabache lo abrazó, y después se separó del peli-plata unos cuantos centímetros, y empezó a preguntar

—Sesshomaru ¿Estas bien? ¿No estas herido? —Interrogó preocupada, observándolo directamente a los ojos. Él observó detalladamente su cara, sus ojos estaban cristalinos, aguantando las lágrimas.  Tocó su mejilla, luego su mano la dirigió a la nuca de Rin, y la beso. Fue un beso lento, algo que los dos disfrutaron.

—Tranquila, estoy bien, ¿Tú estas herida?

—Yo estoy bien. —Hubo un silencio.

—Perdón por meterte en mis problemas.

—???, No importa.

—Rin, por supuesto que importa, pudiste haber muerto...—Desvío la mirada.

—Algún día pasaría esto—respondió bajando la mirada. —Pero... Yo quiero estar contigo... —La joven azabache pudo escuchar una pequeña risisita por parte de él, provocando confusión en ella .

—¿Cómo tuve tanta suerte contigo?— Cuestionó con una pequeña sonrisa. Antes de que Rin comentará algo, Sesshomaru la acorralo contra la cama, tomando sus muñecas por arriba, y la volvió a besar, lentamente. Se separaron por falta de aire y, aunque la luz estuviera apagada, Rin pudo visualizar una pequeña  sonrisa ladina.

—Te agrada verme así ¿No?—Interrogó.

—Sí, porque te ves más vulnerable y tierna qué de costumbre—confesó cerca de su rostro, originado un sonrojo y nervios en Rin. —Pero ya duérmete— manifestó separándose de ella y sentándose en el borde de la cama. Estaba a punto de irse, pero Rin lo detuvo, agarrando la manga de su camiseta. Sesshomaru la volteó a ver y entendió que quería su pareja, soltó un pequeño suspiro, y aceptó lo que pedía. Se metió entre las cobijas y la abrazó. —Ahora ya duérmete— ordenó en tono susurrante.

Sesshomaru despertó y observó la hora, eran las 5:55 a.m. Observó a Rin, que se encontraba entre sus brazos, todavia se hallaba durmiendo plácidamente, parecía un bebé. Se acercó a su cuello, y lo acaricio con la punta de su nariz, la azabache despertó, mas no abrió los ojos. Lo ignoró y se volvió a acurrucar en la almohada.

—Ya despiertate dormilona.

—Mm.—Fue la única respuesta qué obtuvo. Pegó su cuerpo más hacia de él y empezó a besar su cuello. Dejando a su paso besos humedos, produciendo una sonrisa en Rin.

—Bien, bien, ya me voy a despertar— comentó, y los besos cesaron. La joven volteó un poco su rostro para observar a Sesshomaru, que se encontraba sentado—¿Qué hora es?

—Las 6:05 am.

—Mm, bien. —Se sentó en la cama y talló su ojo.

(...)

Rin caminaba por los pasillos del instituto, Kagome, en el salón, la recibió con una sonrisa, y le empezó a conversar muchas cosas, mientras que la azabache solo escuchaba con atención.
Cuando acabó la clase Kagome y Rin eran las únicas en el salón, estaban a punto de salir, pero la azabache sintió un dolor punzante en su pecho y casi se cae, por suerte pudo apoyarse en un escritorio.

—¿Estas bien, Rin?—Preguntó su amiga preocupada.

—Sí, tranquila Kagome—afirmó con dificultad, apretando su camiseta, cerca del corazón.

—¿Segura? No me digas que...

—Calma Kagome, ya estoy bien, vámonos.

—¿Okey?

Ya era el recreó y Rin se encontraba conversando con Kagome, mientras que Kirin y Sesshomaru se encpntraban cerca.

—Sesshomaru...

—¿Qué quieres?

—¿Ayer... dormiste con Rin?—No obtuvó respuesta. —Lo sabia... ¿no le dijiste nada?

—¿Decirle que?

—Decirle... qué esa emboscada fue porque la querrían matar.—De nuevo no obtuvó respuesta—¿Duermes con ella y todo, pero no eres capaz de decirle la verdad?—Cuestionó algo molesto.

—Tengo mis motivos para no decir nada.

—Espero que la cuides, porque... yo me iré.

—Hm, ¿le dirás?

—¿Qué me iré?—El joven de ojos color ámbar solo asintió—por supuesto.

Las clases de Rin terminaron, e inmediatamente se fue a su casa. Al llegar solamente se encerró en su habitación y no salió en toda la tarde, algo que extraño a los dos muchachos que la vigilaban.

—Sesshomaru, ¿qué le hiciste a Rin?

—Nada.

—¿Entonces por qué esta encerrada en su cuarto?... ¿Acaso, ustedes dos tuvieron relaciones?—Preguntó con asombro.

—No, ya te dije que nunca las tendré con una menor de edad.

—Mm, ¿entonces?

El peli-plata subió y toco la puerta, Rin le dio el pasó y la halló acostada boca abajo en su cama, tenia los ojos cerrados, al parecer estaba cansada. Se acercó a ella y se sentó en el borde de la cama.

—No preguntes nada, por favor— pidió colocando su cabeza en la pierna de Sesshomaru.

—Bien —afirmó y comenzó a acariciar dulcemente la cabeza de Rin.

Continuara

Bueno el próximo Sábado, para ser a actos el 5 de Febrero habrá nuevo capítulo. Bye