Los rayos del sol entraban a la habitación de Rin, haciendo qué un peli-plata abriera los ojos y los pusiera en su compañera que todavía se encontraba durmiendo. La observó por algunos minutos, y luego dirigió su mirada a su hombro, que se encontraba algo descubierto.
—Se ve muy tierna durmiendo, que lástima que debo despertarla—pensó con una pequeña sonrisa.
Se acercó y comenzó a besar su hombro, haciendo qué la azabache despertará poco a poco.
—Creo que ya se te está haciendo una maña despertarme así.
—Quizás— afirmó dirigiéndose hacia su cuello y empezó a dejar besos húmedos.
—Ahh. —A los pocos minutos Sesshomaru dejo de besarla.
—Ya es hora de que te levantes, Rin— comentó observándola.
—Lo sé, pero... me gustaría permanecer un tiempo más asi.
—Bien.
(...)
Era miércoles y Rin estaba en la biblioteca, esta vez solo Sesshomaru la acompañaba. Kirin ya no estaba, pero todavía mantenía contacto con él. Cuando acabo ahí, se encontró con Kagome en las escaleras. Iban conversando mientras bajaban los escalones. Ya casi llegaban cuando Rin siente un dolor punzante en su pecho, haciendo qué inconscientemente sostuviera el barandal.
—¡Rin!
—Calma Kagome— pidió apretando un poco su camisa. Sesshomaru se acercó a ella y la cargó. Kagome lo siguió y le dio un vaso con agua a Rin.
—¿Ya te encuentras mejor Rin?
—Sí. —Vio a Sesshomaru, estaba preocupado, lo podía ver en sus ojos.
—Ah, los dejo para que hablen.—Ella se fue y Sesshomaru se colocó a la altura de Rin.
—Tengo... Pericarditis.
—¿Es grave?
—No, de suerte.
—¿Cuánto tiempo llevas así?
—Creo que un mes. El médico dice que si en tres meses no se me quita necesitaré medicamentos y en el peor de los casos una cirugía.
—¿Por qué no me dijiste nada?
—No quería preocuparte.—Hubo un silencio. Los dos pensaban qué decir. —Perdón...
—No tienes que disculparte.
—¿Pericarditis? ¿Eh? No es tan grave, pero creo que puede ser tomada como una ventaja ya que esa pequeña el es talón de aquiles de Sesshomaru —pensó Sara detrás de una puerta.
Era de noche y Sara se encontraba con su jefe, conversaban sobre la reciente traición de Kagura, otra de las mejores espías.
—Esto es malo, los caprichos de Sesshomaru llevaran a la ruina a muchos agentes.
—No lo creo.
—???
—Ya tengo un plan Sara, tranquila, tú solo vigila a Sesshomaru.
—Esta bien.
Era la tarde del viernes y Rin tuvo que ir a una gala en nombre de su padre. No tenia ganas de convivir con la gente por eso la mayor parte de la noche estuvo en el balcón junto a su pareja, pero el se retiró por unos minutos y fue a atender unos asuntos, dejándola completamente sola. En esos momentos Sara aprovechó para acercarse a ella.
—¿Qué haces aquí?
—Vengo por ti pequeña.
—¿Por qué no me dejas en paz?
—No es de tu incumbencia.
—¿Es por él? ¿Cierto? ¿Tú... Lo amas?— Sara se sorprendió por las palabras de ella.
—¡No sabes de lo que hablas maldita!—Rin frunció el ceño y la observó de reojo.
—Quizás sea una niña, pero no soy estúpida. —Sara se acercó a ella bruscamente y agarró el cuello de su camisa.
—Mira estúpida, soy capaz de, matarte por ese hombre, así que no lo tomes a la ligera. —La soltó haciendo qué ella cayera al suelo—Tú solo eres algo pasajero, ya verás.
—¿Y cómo sabes que tú tampoco lo fuiste?—Detuvo el caminar de ella, dejándola sorprendida — Estuviste con Sesshomaru, ya lo sé, él me lo dijo.
—¿Y eso qué? Si fui algo pasajero o no, no me importa, él se va a enamorar de mí y no será pasajero, pero... mientras estés aquí eso será algo inevitable, así que te mataré aquí mismo. —Rin quedo perpleja, cerró sus ojos y escuchó el ruido de la bala aproximándose, solo espero a que la bala llegará, pero eso nunca pasó, abrió sus ojos y ella estaba en el suelo sin el arma, levanto un poco su mirada y se encontró con esos ojos ámbar qué tanto la cautivaban.
—Sara, no vuelvas a ponerle un dedo encima, porque la segunda vez que lo hagas no te tendré clemencia. —Ella no respondió estaba petrificada, la mirada de Sesshomaru no mostraba la calma de siempre, tenia esa mirada de superioridad y enojo, esos ojos la hacía temblar. El peli-plata se dio vuelta, cargó a su compañera y se fue sin pronunciar otra palabra.
Colocó cuidadosamente a Rin en el asiento y él se subió por el otro lado, sentándose junto a ella. Rin no sabía que decir o como actuar en esta situación, estaba confundida y apenada, dado qué ella la provocó, pero ya estaba harta de que le dijera ese tipo de cosas y ella no pudiera responder.
—Rin...
—¿Qué pasa? —Preguntó bajando la mirada.
—¿Te hizo algo? —Interrogó observándola, se veía en perfecto estado, pero quería una afirmación qué saliera de su boca.
—No, estoy bien— afirmó viendo por la ventana del auto. Sesshomaru la tomó del mentón e hizo qué lo viera, tenia sus ojos puestos en los labios de ella, deseaba besarlos y así lo hizo. Se separó y la dejó respirar, pero no paso mucho tiempo para que tuvieran otro roce, solo que esta vez fue Rin quien lo besó.
El peli-plata se recostó en el asiento del auto, la azabache se separó unos centímetros del rostro de su pareja por la falta de aire.
—¿Ya estás más tranquila?
—Sí.
—Hmp. —La tomó por la nuca y la besó con lujuria. Se separaron por falta de aire. —¿Ahora si te puedo quitar la virginidad?—Ella abrió más los ojos por sus palabras y un color carmesí se formó en sus mejillas.
—Y-Yo...
—Es broma Rin, no te la quitaré por el momento, tranquila.
—N-no me pongas nerviosa de esa forma— pidió titubeando.
—Trataré de no hacerlo— respondió con una pequeña sonrisa pícara.
—¿Cómo que tratarlas?
—. . . Cambiando el tema ¿Cuánto tiempo seguirás ahí?— Rin miro hacia abajo y se percató de que estaba arriba de él, su cara se pusó roja de la vergüenza. Tocó su mejilla y ella se quitó rápidamente del abdomen de Sesshomaru.
Continuará
Bueno hasta aquí el capítulo, espero que les haya gustado y perdón si hay faltas de ortografía.
Bye...
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Mi espia
FanficRin, una chica de ojos cafés chocolates, cabello negro como la noche, piel clara intermedia, alta y con unos labios finos: es una estudiante de último año de preparatoria, con muchos problemas por los negocios de sus padres y una vida aburrida. Sess...