Hiyori-chan y la casa del terror.

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-Onodera.-Takano tenía los brazos cruzados encima de su pecho, viendo con algo de irritación a los nuevos invitados de su casa.-¿Qué está pasando aquí?-Solo había salido un rato a correr afuera del apartamento y cuando volvía, todo parecía estar de cabeza.

-Ah, pues...-El castaño bajo la tacita de té, colocándola suavemente en la mesa de juguete. Estaba sentado en una pequeña sillita perfecta para su tamaño.

-Abrí con la llave que me diste.-Yokozawa las hizo sonar, moviéndolas de lado a lado en su mano. Estaba sentado enfrente de Onodera, encima de una silla normal.

-Pensé que no las volverías a usar...-Takano alargó su boca en una mueca. Esperaba que Onodera no malinterpretara el hecho de que Yokozawa todavía tuviera una copia de sus llaves.

-De hecho.-El peliazul se levantó, acercándose a él.-Vine a devolvértela.-Se la daba en la mano. Kirishima lo saludo, ubicado al lado del castaño.

-Buenos días, Takano-san.-La pequeña niña que estaba sentada junto a Onodera, se levantó e hizo una reverencia.-Me llamó Kirishima Hiyori, es un placer conocerlo.-Se enderezó de nuevo, sonriéndole.

-Ah...-Takano hizo lo mismo.-El placer es mío.-Se rascó el cuello, algo incómodo. Nunca sabía cómo tratar a los niños.

-Estoy tomando té con Hiyori-chan.-Onodera sorbía el aire en su taza, sonriendo levemente mientras lo hacía.

-Si, eso veo...-Takano se tiro en el sofá que estaba junto a ellos. ¿No podría tener un día libre tranquilo? Empezaba a presentir que no.

-Lo siento, Takano-san.-Kirishima se inclinó a su lado, susurrándole en el oído.-Cuando le mostré las fotos, se enfrascó en que quería conocerlo.-El castaño se enderezó de nuevo, viendo a su hija jugar con Onodera y su pareja.

El pelinegro se limitó a suspirar. Qué embrollos en los que lo metía Kirishima-san, de hecho, luego le borraría esas imágenes de su celular. Aún así, debía admitir que era lindo verlos jugar juntos, como una pequeña familia. Eso puso a pensar por un momento al editor en jefe del departamento Esmeralda.

Jamás lo había considerado, pero que él estuviera buscando tener una relación seria de pareja con Onodera, ¿qué significaba a larga? Ya sabía lo que quería ahora, pero... ¿qué querría después? El hecho de que fueran dos hombres parecía que limitaba su campo de juego. El mayor sacudió su cabeza. No debería estar pensando en esas cosas, era una clara ofensa hacia Onodera y hacia él mismo. Porque si el castaño fuera una chica, no estaría pensando algo como esto.

¿Tener una familia? Sonaba demasiado fantasioso, aún más si se colocaba a pensar que ni siquiera eran novios todavía. No se veía a él mismo como un padre, no había tenido uno de los mejores ejemplos tampoco. Además, estaba muy joven todavía...

-Uhg...-Takano se golpeó levemente la cabeza con las palmas de sus manos. No debía, no debía. Esos eran problemas de su yo futuro, porque su yo presente sería feliz simplemente teniendo a Onodera a su lado.

-¿Takano-san?-Kirishima ladeó la cabeza, mirando extrañado todo lo que hacía el pelinegro. En parte, él también tenía su propia encrucijada desde hace tiempo. Su novio y su hija, los amaba a los dos y de verdad le gustaba que fueran una familia.

Yokozawa parecía ser perfecto para esto. Desde la muerte de su esposa, nunca esperó encontrarse con alguien como él. Era amoroso con él y con su hija, más con su hija que con él, pero bueno, tenía sus beneficios. Y sabía que Hiyori a la hora de la verdad, estaría apoyándolos.

-Que raros son...-Dijeron al unísono Yokozawa y Onodera, intentando ignorar la intensa mirada de los otros dos hombres.

Hiyori río divertida. Siempre le encantaba pasar tiempo con su padre y con su oniichan*. Hace poco había salido del hospital y se sentía todavía un poco desanimada pero ellos siempre lograban contentarla. De verdad que le gustaba pasar tiempo todos juntos, además, Onodera-san chiquito era muy adorable y le gustaba jugar con él.

El pequeño Onodera➖Sekai-Ichi Hataukoi➖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora