-No.-Respondió con los brazos cruzados encima de su pecho, luciendo un sonrojo tan intenso que cubría casi toda su cara. Estaba sentado encima de la mesa con las piernas cruzadas, viendo enfrente la ropa que Takano-san le había pedido que se probará.
-Vamos, estoy seguro de que te quedan.-Dijo, tomando con sus dedos para mostrarle mejor uno de los trajes que le compró.-Te verás precioso.-Ya quería ver el pequeño cuerpecito de su amante vistiendo los conjuntos. De solo imaginarlo, su cuerpo empezaba a estremecerse.
-¡No!-Gritó molestó. ¿Cómo podía siquiera pensar que él se colocaría algo como eso? ¡Esas cosas eran para una mujer! Él no se pondría eso. Se acercó un poco a tocar algunos de las prendas. Se arrepintió inmediatamente, alejándose como si el simple tacto lo quemará. ¡No, no, no! ¡Jamás en la vida! No se vestiría con una falda y una camisa que llegaba apenas hasta el ombligo para complacer a Takano-san.
-Vamos.-Pidió suplicante, colocando sus manos juntas.-Solo por esta vez.-Alzó su dedo índice al tiempo que cerraba uno de sus ojos, haciéndole saber que solo sería una vez.
-¡Si tanto quiere verlo en algo, compre una muñeca y vístala!-Exclamó irritado. Él no era ningún juguete como para que anduviera pensando que le podía obligar a vestirse como él quisiera. Todavía le quedaba algo de orgullo como hombre.
-¿Qué quieres a cambió?-Usó su última arma, la más mortal.-Haré lo que me digas.-Arrastró la silla para estar más cerca de la mesa. Acorraló al pequeñín usando sus brazos, creando un espació donde solo cabía el castaño y la ropa.
-Mmm...-Rellenó sus mejillas de aire.
No debía dejarse convencer, pero la oferta era muy tentadora. Le había encantado cuando Takano-san tuvo que seguir sus órdenes el día blanco. Que eso se repitiera, sería genial.-¿Cualquier cosa?-Preguntó, intentando no sonar convencido del todo. Si, no quería ponerse la ropa, pero no era porque pensara que estaba fea o algo, era por la vergüenza que le daría que alguien más lo viera en esas fachas. Después de todo, eso era lo que "normalmente" usaría una mujer.-Por supuesto, cualquier cosa.-Asintió enérgicamente, viendo cómo Onodera poco a poco iba cayendo en su trampa. Además, el castaño no sería capaz de obligarlo a hacer algo con lo cual no estuviera cómodo. Era ganar-ganar, para él, claro.
Ritsu bajó la mirada, sintiendo su cara enrojecer aún más de lo que ya estaba.-¿Me-me los ten-tengo que poner todos?-Habían tres conjuntos de ropa.
Un traje Playboy de conejito, un traje de Maid*-cuya falda era demasiado corta para su gustó-, y la ropa más normal de las tres, una falda corta con una camisa que llegaba hasta el ombligo. Cada una de ellas con sus respectivos accesorios. Eso, sin contar la vergonzosa ropa interior que él no le encontraba forma junto a las medias veladas de distintas formas y colores. Por todos los cielos. ¿De donde conocía Takano-san esa clase de ropa? Y más importante... ¡¿Dónde los consiguió?!
-Obviamente.-Contestó emocionado.-Ten.-Le pasó el traje de conejo, junto con unas medias veladas negras que tenían el estilo de dos orejas de conejo en el final. Estas, cubrían parte de sus piernas hasta un poco más de las rodillas.-Colócate este primero.-Le dio por último, la diadema con las orejas de conejo.
-Voltéase.-Lo señaló, sin dejar que el color de sus mejillas disminuyera. No se iba a desnudar enfrente de él. El pelinegro obedeció de inmediato, refunfuñando un poco.-Takano-san.-Llamó su atención. El mayor soltó un quejido, haciéndole entender que le prestaba atención.
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El pequeño Onodera➖Sekai-Ichi Hataukoi➖
Random¡Oh no! Onodera ha sido hechizado por una bruja, pero para Takano es un regalo. Tal vez, consigamos la tan esperada confesión. ➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖ Aclaraciones: ⚠️ Los personajes pertenecen a Shungiku Nakamura. ⚠️Basado en el manga y anime: Sekai-Ichi H...