Onodera venía dando tropezones por el camino. Llevar todas esas hojas en las manos no lo dejaba ver con claridad. Tenía unas grandes ojeras y un estómago vacío. ¿Hacía cuanto que no dormía o se alimentaba bien? Incluso Takano dejó su insistencia de comer juntos una vez al día al verse ambos tan ocupados.
Sin embargo, presentía que lo primero que haría el mayor al terminar con todos los manuscritos, sería llevarlo a su casa para comer algo decente y saludable, sumándole, dormir juntos, quisiera o no. Suspiró, apresurando el pasó.
Takano era todo un casó.
-Ya llegue.-Dejó lo que traía en el escritorio de su jefe. El maldito lo mando a sacar todas esas copias.-Aquí tiene.-Palmeo las hojas.
-Para la próxima.-El mayor bajó sus gafas, mirándolo burlón.-Más rápido, Onodera.-Observó como su amante chasqueaba la lengua, molestó. Giró el cuerpo, dispuesto a seguir con su propia trabajo y dándole por un rato, una buena vista de su trasero a su jefe.
Llevaban varias semanas ya sin hacerlo y el pelinegro se sentía como todo un abstenido. Bufo irritado. Ya quería acabar con todo ese trabajo que lo agobiaba, tanto a él como a sus subordinados. Además, estaba algo preocupado por Onodera. Sabía que el chico no comería bien a menos de que lo obligara y no quería tener que pasar por ese susto de nuevo. Agradecía al cielo que Isaka estaba con él en ese momento. No quería ni pensar que hubiera pasado si estuviera ya en casa, sólo.
Onodera era tan intenso y cerrado que ni siquiera lo contactaría para que fuera a cuidarlo. Qué desesperante, debería confiar más en él. Después de todo, era su persona más cercana-o eso quería creer-. Iría sin problemas a ser su enfermero personal y, de pasó, lo usaría de Dakimakura* para dormir.
-Ah...-Eso sonaba muy bien. El editor en jefe sintió una bola de papel golpearle en la frente. Miró molesto a su agresor.
-Takano-san, por favor.-Kisa hablaba apretando fuertemente los dientes, claramente enojado. Tenía también, unas grandes ojeras de no dormir lo suficiente.-No se distraiga.-Si él no podía pasar tiempo con su pareja, no dejaría que su jefe disfrutara de ningún momento de felicidad.
Takano afianzó mejor las gafas en el puente de su nariz, continuando con su trabajo.
Sería una dura semana.
Un pequeño castaño caminaba agotado hacia su casa. Takano, a su lado, no sabría decir si estaba mejor o peor que él. El trabajo fue especialmente estresante durante esta semana. Pero por suerte, ya terminaron y entregaron los manuscritos a tiempo-más o menos-.
-Me siento morir.-Dijo el pelinegro, mirando a un punto fijo en la calle. Que vida la que tenía como editor.
Onodera lo miró por un momento, riendo nerviosamente. A pesar de ser el jefe y de darles tanto trabajo para hacer, él cargaba con muchas responsabilidades y aún así, su trabajo era excepcional. Sin duda, Takano era genial. Un gran editor. Quería llegar a ser así algún día, pero no creía tener el talento suficiente para siquiera llegar a nivelar al del editor en jefe.
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El pequeño Onodera➖Sekai-Ichi Hataukoi➖
Random¡Oh no! Onodera ha sido hechizado por una bruja, pero para Takano es un regalo. Tal vez, consigamos la tan esperada confesión. ➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖➖ Aclaraciones: ⚠️ Los personajes pertenecen a Shungiku Nakamura. ⚠️Basado en el manga y anime: Sekai-Ichi H...