Convivencia.

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-Si necesitas algo, me llamas.-El castaño mayor hizo una seña de llamada con sus dedos.

Se sentía como un padre por segunda vez. Hablarle al pequeño Onodera lo animaba bastante-algo que necesitaba con su hija enferma-. Como era menor que él y en ese tamaño, le despertaba ese instinto paternal de protegerlo. La verdad, nunca se había interesado por el muchacho más joven del departamento Esmeralda pero parecía ser alguien agradable. Un nuevo amigo, quería pensar.

-Muchas gracias, Kirishima-san.-Hizo una reverencia. El editor en jefe era más simpático de lo que creyó que sería. Tal vez, tenía una mala imagen de ellos gracias a la horrible actitud de Takano-san. Le sonrió luego de levantar la mirada, agradeciéndole.

-Bueno, ¿mañana traerás a Sorata?-Takano hablaba con su amigo en la entrada de su apartamento. Le irritaba un poco la cercanía que parecía haber tomado Kirishima-san con Onodera, pero lo soportaría. Sabía que era la actual pareja de Yokozawa. No debía desconfiar tanto.

El más alto asintió.-Traeré su comida y otras cosas también.-Dijo, apartándose un poco mientras el pelinegro abría la puerta.

-Vale.-Vió a Kirishima-san acercarse con Onodera en brazos, dándoselo enseguida cuando llegó a donde estaba él.-Hasta luego.-Ambos se despidieron de los invitados inesperados moviendo sus manos de lado a lado.

Takano colocó a Onodera en su cabello, mientras iba y cerraba la puerta. El menor se acostó en su cabeza, agarrandose bien del cuero cabelludo del gigante. El olor que desprendía el pelinegro lo relajaba hasta el punto que quería quedarse ahí a dormir. Se levantó, sintiendo de pronto, el rugido de su pequeño estómago. Ya era tiempo de que le dieran algo de comer.

-Veo que tienes hambre.-Caminó hasta la sala, acostando a Onodera en una almohada del sofá.-Aunque estabas muy cariñoso con Kirishima-san.-Alego, jalando con cuidado una de sus pequeñitas mejillas.

-¿Celoso?-Dijo riéndose ligeramente, provocándolo.

-Si y mucho.-Onodera perdió este round. La cara sería de Takano-san era demasiado para su pequeño y joven corazón. Volteó la mirada, sonrojado hasta las orejas.-Recuerda.-Devolvió la mirada a sus ojos.-Yo debo ser el hombre más cercano a ti, bueno...-Se cruzó de brazos.-Hasta que te confieses, de nuevo.-Acercó sus labios hasta las mejillas del pequeño.

Alzó un poco su camisa con su dedo, tocando todo su abdomen.-Ta-Takano-san.-Sonrió. Todavía reaccionaba a él. Lo beso de nuevo y luego lo levantó, colocándolo en el bolsillo de su camisa.-Comamos.-Sonrió viendo lo sonrojado que estaba el castaño.

-Takano-san

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-Takano-san.-Dijo apretado. Dormir juntos no era buena idea, pero al imbecil de su jefe poco le importaba eso.-Takano-san.-Escuchó un quejido de su parte.-Me aplastas.-Puso sus pequeñas manos en el brazo que lo rodeaba. Tenía a la mejilla del pelinegro aplastándolo por la derecha y, a su brazo aplastándolo por la izquierda. Un sándwich de amor, diría el mayor.

El pequeño Onodera➖Sekai-Ichi Hataukoi➖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora