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Estos últimos dos días he estado súper ocupada con varios informes y diseños que tuve que entregar en la escuela y por las tardes ordenaba libros en la biblioteca.

Abraham se fue el mismo lunes por la tarde, pero por mala suerte para él director había un partido al que el capitán no podía faltar, gracias a esto se libró del castigo.

Vanesa estuvo yendo a la escuela con una tirita en la nariz y el primer día parecía un arco iris de la cantidad de tonalidades de morado, verde y amarillo que tenía en la cara.

Se lo merecía

No pude por la cantidad de deberes darle más clases a los chicos, ni siquiera los veía. Carla y yo teníamos montado en el cuarto un intercambio de notas y estudio en conjunto. Por suerte hoy era el último día de exámenes sorpresa.

Al salir por la tarde, al fin puedo tomar un respiro, pero no por mucho luego de el partido de fútbol que se celebrará mañana, tendremos un descanso de unos días para luego enfrentar las pruebas que dan comienzo a las vacaciones navideñas.

Mis padres contactaron conmigo hace un rato y me contaron que ya están en Madrid y compraron una casa hermosa, mi papá ya está trabajando y mi madre todavía busca trabajo. Pero por el momento están bien.

Mis primeras vacaciones en España las voy a pasar con ellos en la casa nueva.
En estos momentos me encontraba en la biblioteca cumpliendo con mi castigo y me sucede algo increíble.

Estaba de espaldas colocando los libros en el orden que debían tener y alguien de la nada me tapa los ojos.

- Hey, adivina quién soy - me dice Abraham, cosa que es obvia.

- El susodicho capitán del equipo que no se ha dignado a verme en días - le respondo a lo que el ríe y me suelta.

Al girarme me abraza y yo lo recibo con gusto, que puedo decir soy cariñosa por naturaleza, y aquí entre nos ¿si a ustedes las abraza un chico con músculos que esta buenísimo no lo recibirían con gusto?

No estoy ciega y se perfectamente que esta muy bueno, aunque lo de mujeriego lo limita un poco.

Siendo sincera no soy una santa y la verdad es que después de mi primera vez nunca he tenido novio, soy de las que no les gusta mucho las relaciones formales. Digamos que soy la versión de Abraham en femenino.

Se separa de mi y me dice

- Mañana hay partido y quiero que estés ahí.

- Vale, aunque no soy fan al deporte iré a apoyarte - dije y después me di cuenta de que no tenía que haberlo dicho así y me corregí - perdón, para apoyarlos.

Se dio cuenta de lo que había dicho y eso le causó gracia pero me di cuenta que tenía un brillo en los ojos que nunca antes vi, la alegría le llegó a los ojos.

Eso me alegro quiere decir que lo que siente es sincero y que no está fingiendo un papel.

- Entonces nos vemos allí angelito - me responde giñándome un ojo.

- Angelito? - pregunto curiosa, nunca me había llamado así.

- Si, así te voy a decir a partir de ahora, eres Mi angelito.- me quedé estupefacta con eso, no me lo esperaba.

- Ehh ok, la verdad me han llamado bruja, brujita, gordita y hasta guapa pero "angelito" es la primera vez que me lo dicen.

- Jajaja ¿y esos apodos quien te los decía?

- No hermano, claro que lo de guapa no era cosa de él sino de mi primo y de algunos chicos.

Después de esa conversación se quedó un rato conmigo ayudándome a organizar los malditos libros, se que al principio dije que para mi no era un castigo en absoluto pero cuando llevas varios días ya te empieza a estorbar bastante.

Perdida en el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora