6. El club no registrado

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En 2018 se denunciaron 4141 violaciones en Argentina.




El viernes al término de clases, Caribe estaba nerviosa. Delhi había mencionado que el club se llamaba el Club de las Culpables. Se escuchaba más a un club de asesinas que de feministas. ¿Culpables de qué eran?

Había olvidado si se verían en las gradas de la cancha de basquetbol o de futbol, así que fue a la lista de clubes que siempre estaba en un enorme boletín afuera de la cafetería. Se dirigió a la letra C, siguiendo con su dedo lo que leía.

—Canto, Campamentos (entrenamiento), Cocina, Costura y Confección... —Caribe frunció el ceño. —Ningún Club de las Culpables.

Posó sus manos sobre su cadera, releyendo la lista un par de veces para asegurarse que no estaba el nombre que buscaba. Incluso le preguntó a un chico que pasaba por ahí, pero él tampoco conocía al club.

Tal vez habían engañado a Caribe. Probablemente Delhi se había enterado de su problema con Lagos y había decidido burlarse de ella de alguna manera.

Debía dejar de confiar tanto en la gente. Así había comenzado con Lagos, por eso él la había llevado a la cama. Por haber confiado en él. Por culpa de Caribe, la misma Caribe terminaba en situaciones que ponían en duda su dignidad. No podía seguir con eso.

—Oh, ¡Caribe! —llamó alguien a sus espaldas. Caribe se dio la vuelta. —¡Aquí estás! Delhi dijo que vendrías, te estamos esperando.

Caribe reconoció el cabello verde fluorescente de Lima.

—¿Eres parte del club?

Lima asintió repetidas veces.

—Soy la fundadora. —Señaló el pasillo. —¿Vamos?

Caribe no se movió del lugar.

—¿Por qué el club no está registrado? ¿Es alguna clase de broma? Porque no es divertida.

Lima negó con la cabeza. Se acercó más a Caribe para decir lo siguiente:

—Técnicamente no somos un club —habló confidencialmente. —He enviado la solicitud varias veces, pero siempre la rechazan. Los temas que hablamos en las reuniones no son... populares. La directora piensa que es un signo de rebeldía o qué sé yo. —Se encogió de hombros, sin importarle la opinión de la mujer. —No podemos registrarnos como club, así que por ahora solo somos un grupo de amigas reuniéndose para hablar.

Oh. Eso tenía sentido.

Lima se encaminó al lugar de la reunión y Caribe la siguió.

—¿Qué tipo de temas hablan? —curioseó. —Para que la directora no acepte un club es difícil. Hay un club de decoración de árboles de Navidad. Y otro de "creación de comedia", donde solo se dedican a intentar escribir chistes.

Lima rio.

—La directora es algo machista —explicó con naturalidad. —Se le hace innecesario hacer un club solo para mujeres donde hablemos de temas de mujeres.

—Creí que las mujeres no podíamos ser machistas.

—Oh, no. Claro que podemos.

—¿Entonces los hombres pueden ser feministas?

—Oh, no. Claro que no pueden.

Caribe entrecerró los ojos, intentando comprender lo que Lima decía. Lima siempre la confundía. Parecía tan segura de lo que decía que hacía que Caribe dudara de lo que conocía.

El Club de las CulpablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora