Siete

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Tras encararse con el terrible ser que los mordió, los dos lobos siguieron caminando por el bosque en silencio, hasta que el de ojos azules, lo rompió.

-Gracias por defenderme... Tenemos que tener cuidado, ese tipo está loco.

-Si lo sé, no tienes que dármelas...además ahora eres algo así como mi hermano, ¿no?.

Gulf se paró y lo miró molesto.

-Eres idiota, eso es aún peor que lo de llamarme engendro-dijo este echando a correr de nuevo.

Mew gruñó resignado.

-¡Joder que tipo más sensible!-susurró -...¡O-Oye!, ¡no te enfades otra vez!,  ¡so-solo era una broma!—gritaba estr corriendo tras él—...¡venga, ya habíamos hecho las paces!, ¿Lo recuerdas?.

El lobo gris corrió más rápido y se escondió en los matorrales.

—¡Gulf....¡Gulf!—Ahulló el lobo castaño llamándolo entristecido.

De repente este salió de su escondite riéndose y echándosele encima.

—Eres muy fácil de engañar, tonto...No estoy enfadado, solo te tomaba el pelo.

Durante toda la noche los dos lobos corrieron por el bosque, estaban felices de haberse encontrado y de no sentirse tan solos en esa forma.

Casi llegando al amanecer, los dos estaban exhaustos de correr y jugar a pelearse, entonces se miraron y notaron que algo había cambiado.

En su interior sintiendo algo especial que estaban naciendo entre ellos, algo  que los llenaba y que aún no tenía nombre, por lo que no se atrevieron a confesar.

Ambos se durmieron y en la mañana cuando se despertaron en medio de la maleza, estos ya volvían a ser humanos y estaban completamente desnudos, así que riendo, corrieron todo lo que pudieron para así llegar a la urbanización más próxima y encontrar algo que ponerse sin ser vistos por las demás personas.

Tras robar una camiseta y unos pantalones de un tendal y llegar a su casa, Mew se pegó una ducha y se vistió lo más rápido posible pues tenía que entrar a trabajar en la fábrica y ya llegaba tarde.

Por su parte, Gulf tras coger un abrigo suyo de su escondite habitual que había optado por tener desde su cuarta transformación, llegó a su casa, se duchó pues tenía entrenamiento.

Al terminar, este cogió su mochila y se fue directo al campo de fútbol, dónde sus compañeros y su entrenador ya habían empezado con los ejercicios de calentamiento.

....—Kanawut, llegas tarde, ¿se te han pegado las sábanas hoy?—dijo el entrenador, Sam Perawat.

—Lo siento señor, si me he quedado dormido.

Poco después de comenzar, el entrenador les hizo una señal con la mano y todos corrieron hacia él.

—Bien ahora que estamos todos, os diré una cosa.... El nuevo presidente del club, el señor Willy McIntosh vendrá esta tarde... Quiere daros ánimos para el próximo partido que es muy importante y desearnos lo mejor chicos, no podemos perder, el club se juega mucho.

—¡Claro entrenador!, ¡pondremos todo de nuestra parte!— dijeron todos al unísono.

Mientras en la fábrica, Mew luego de fichar tarde y su supervisor echarle se puso con su labor.

La verdad es que había podido llegar a tiempo pero se había entretenido en la ducha, ya que con el agua caliente y su mente perversa, le habían hecho recordar el precioso cuerpo desnudo del moreno y no había podido evitar hacerse unas cuantas pajas.

21. Marcado -Mewgulf -Hombres Lobo TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora