16 de Noviembre de 1.992
Querido amigo:
Mi hermana ha venido de la universidad con una licencia de tres meses por una razón: ha nacido mi primer sobrino y me siento muy feliz y a la vez... grande.
Jamás te conté cómo fueron los meses de embarazo de mi hermana, ni cómo se lo contó a mis padres, ni cómo fueron sus controles prenatales pero ahora sí te lo diré. Como ya debes saber, el embarazo se empieza a notar físicamente a partir de los cuatro o cinco meses aproximadamente, pues a mi hermana se le empezó a notar como en agosto y mis padres le preguntaban que por qué tenía esa barriga y ella respondía que simplemente estaba engordando pero que iba a entrar en dieta, lo cual era raro porque nunca le ha gustado que le digan que está gorda ni mucho menos decirlo ella de ella misma.
Yo, sin embargo, seguía manteniendo su secreto a salvo porque siempre que mis padres le preguntaban y ella respondía y yo estaba ahí presente, lo hacía mirándome para hacerme saber de que se acordaba y ella guardaría mi secreto y eso significaba una sola cosa, que yo debía guardar el de ella.
El tiempo fue pasando y mis padres notaron que su «gordura repentina» era algo rara ya que sólo le crecía la panza pero sus brazos parecían un par de fideos. Fue esa vez que nos llamaron a los tres, a ella, a mi hermano que lo contactaron por teléfono desde la universidad para la «reunión extraordinaria» para que estuviera presente; y a mí.
En el fondo mis padres sospechaban lo que era porque mamá me lo dijo en la cocina mientras me preparaba una malteada ese día después de la escuela. Creo que es raro que te esté contando esto con demasiados detalles porque me conoces y sabes que olvido las cosas, aún trato de comprender por qué lo recuerdo tan descriptivamente.
—Charlie tu hermana no está gorda —dijo.
Yo respondí:
—La quiero de banana.
Logré evadir toda la conversación pues no quería delatar a mi hermana porque se lo prometí, pero me pongo a pensar que aquella vez que le conté a Bill de que el chico de la cola de caballo le había pegado a mi hermana una bofetada y mi padre fue a reclamarle a sus padres. Las cosas salieron bien después de eso y eso fue, precisamente, delatar. Es por eso que estaba confundido pero, aun así, no la delaté.
Ahora sí, te contaré lo que pasó el día de la «reunión extraordinaria». Seguía creyendo que era un drama lo que mis padres hicieron con esa reunión y se lo dije a mamá porque me dio miedo decírselo a mi padre y ella me respondió:
—Charlie, tu hermana está embarazada y no nos lo quiso contar. Tú muy bien sabes que una no se embaraza todos los días.
Lo del «una no se embaraza todos los días» tiene ahora mucha lógica para serte sincero y por eso me olvidé de el tema. Al fin y al cabo, uno no empieza a ser tío todos los días. Es por eso que estuve presente en la «reunión extraordinaria».
Esa noche, papá fue el que inició la conversación y podía ver cómo mi hermana parecía una lima de lo amarilla que estaba:
—Tu hermano está al teléfono y no tiene mucho tiempo así que seremos breves.
Mi hermana sólo respondió tartamudeando:
—Está bien.
Luego de eso, mi madre empezó a decirle de que ya sabían que no estaba gorda y toda la cosa pero que, sobre todo, fuera madura y responsable de sus actos y los asumiera como la adulta en la que se ha convertido ya. También le dijo que sabían que ella estaba embarazada.
En el instante en que mamá pronunció «embarazada», mi hermana reventó a llorar a lágrima viva tapándose la cara con las dos manos y sólo decía «lo siento» muchas veces. Aunque mi padre no suele pegarnos yo me imaginé que iba a regañar muy fuerte a mi hermana pero no lo hizo, no en lo absoluto. Siempre estuvo sereno y tranquilo porque en el fondo sabía que nadie tenía la culpa pero que mi hermana había sido muy irresponsable. Ahora ella tendrá que afrontar la vida de una «manera distinta». Eso fue lo que le dijo a mi hermana mientras lloraba, cosa que la hizo callar. Un silencio de culpa.
Mi hermano no estaba ni asombrado ni extrañado de lo que había pasado porque sabía que ese día llegaría muy pronto y que mi hermana «no es ninguna santa». De inmediato colgó el teléfono porque tenía «otras cosas que hacer».
Mi padre y mi madre abrazaron a mi hermana y yo los seguí. También la abracé. No estaban orgullosos de lo que su hija había hecho pero estaban alegres de que iban a tener su primer nieto y que no creyeron que ella les iba a dar esa dicha, ellos creyeron que «iba a ser mi hermano cuando tenía quince años», cosa por la cual reímos un poco esa noche.
Mi padre me asignó una tarea con mucho rigor después de eso y aunque por muy cortas que fueron sus pakabras, su voz estaba muy alta ya hasta pareció un regaño:
—Charlie, desde ahora tú debes cuidar a tu hermana durante el resto de su embarazo, llevarla y estar con ella cuando vaya al chequeo médico.
Me sentía feliz por eso, el hecho de saber que estaría desde el principio de la vida de mi sobrino o sobrina (porque no sabía si sería niña o niño aún) me reconfortaba.
Y es así como desde ese día hasta ahora, estuve con mi hermana en los chequeos médicos. Me hizo muy feliz el hecho de que me diera la oportunidad de ser la primera persona aparte de ella de cargarlo en mis brazos y vaya que se siente muy bien.
Es un niño y mi hermana quiso ponerle de nombre «Charlie» y mis padres estuvieron de acuerdo con la idea al igual que yo. El día ha terminado con una frase de papá muy motivadora...
«Charlie estoy muy orgulloso de ver el hombre grande en el que te has convertido».
Si te estás preguntando si el padre de Charlie (qué raro suena) estuvo en el hospital, pues no, no estuvo. Mi hermana les contó a mis padres lo que había pasado y mi padre dijo que era un «bastardo y un gilipollas» y que siempre lo supo. Dijo que no iba a tomar rencor contra él pero que no quería ver que mi hermana se estuviera viendo con el de nuevo.
Con cariño,
Charlie.
PD: Charlie ha nacido muy lindo y grande, hasta se parece a mí.
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Las Ventajas de Ser Invisible 2
FanfictionCharlie, un chico de 16 años, tiene un reto mayor que el que tenía antes: ir al segundo año sin sus mejores amigos, Sam y Patrick.