Capítulo 47

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26 de junio de 1.993

Querido amigo:

Ayer fue el baile de fin de curso del instituto y pasaron demasiadas cosas. Una de ellas es que volví con Lilly y eso me hace feliz.

Ayer fue como si hubiese sido el primer baile al que Lilly y yo íbamos porque me encargué de que así fuera ya que la primera vez todo no fue felicidad cuando debió ser así. Yo llegué a su casa a eso de las 19:30 para recogerla y esta vez tenía un vestido negro que la hacía lucir particularmente hermosa ya que jamás la había visto en vestido de gala de negro. Yo no llevaba el traje que mis antiguos amigos me dieron hace mas de un año y medio porque decidí que si quiero olvidarme de ellos, debo empezar por borrar cada recuerdo que me los evoque.

—Estás muy hermosa —le dije.

—Y tú muy apuesto —ella respondió.

Fueron las únicas palabras que cruzamos en nuestro camino al baile y era raro porque empezaba a recordar aquel día en que todo salió mal y decidí alejarla de mi vida. Pero todo es tan confuso que hoy estamos aquí, en el mismo auto pero vestidos diferentemente y con una aparente sonrisa en nuestros rostros.

Encendí la radio para hacer el viaje más ameno y estaba sonando Landslide así que decidí hacer un último paseo por la ciudad y evocar momentos que tuvimos Sam, Patrick y yo para darles un último adiós a los que una vez estuvieron conmigo pero que hoy por cosas de la vida ya no están y otras personas tuvieron que tomar su lugar porque, aunque se hayan ido, sus vidas y la mía siguieron sus cursos sin importar qué. Porque al fin y al cabo de eso se trata la vida.

Lilly notaba lo que estaba haciendo cuando decidí pasar por el túnel por el que algún día vi cómo el viento le hacía olas en aquel vestido negro a la chica más hermosa que una vez tuve la oportunidad de ver. Lilly no decía nada porque en el fondo me entendía, o al menos eso trataba de hacer ya que no es fácil tener que dejar ir a las personas que fueron alguna vez las más importantes para ti.

No diré que me sentí infinito porque estaría incurriendo en una mentira. Creo que jamás lo volveré a sentir de nuevo ya que es ese sentimiento que sólo tienes la capacidad de sentir cuando estás con amigos verdaderos por primera vez y sientes que jamás se irán, lo cual puede que sea solamente una vil mentira de momento y pronto tengas que verlos marchar sin estar preparado para dejarlos ir.

Poco a poco fuimos llegando de nuevo a los suburbios y finalmente llegamos a la escuela. Creo que Lilly se sentía privilegiada una vez más por estar en este tipo de bailes al igual que yo y es que lo teníamos merecido después de tanto trabajo duro. En el fondo era raro entrar y ver la decoración hermosa pero que no te sorprendía porque la habías visto horas antes así que no fue la misma impresión como la primera vez.

Quise tratar de esperar que Patrick y Sam llegaran pero en el fondo sabía que no lo harían y poco a poco la esperanza se fue desvaneciendo. En cambio, llegaron Nick, Mariah, Bradley y Bridget. Ésta última de la mano con Nick, lo cual me alegra porque parece que Nick ya ha superado lo de Sue y vaya que me alegra ver a la gente feliz. Se sentaron en nuestra mesa y quisieron brindar por el buen trabajo que habíamos hecho nosotros cuatro en la realización del baile:

—Por Charlie, Lilly, Nick y Bridget que hicieron un gran trabajo marcando las tarjetas —dijo Mariah.

Todos reímos porque por alguna razón nos pareció gracioso y fue un gran momento porque ahí sentí que por fin había encontrado mi lugar en el mundo y con las personas correctas. Sentía también que esa no era una vil mentira de momento porque parecía también que jamás se irían. Ni del baile ni de la vida de cada uno de nosotros.

Tengo que decirte que Bridget se veía muy feliz al lado de Nick pero también debo decirte que esa felicidad que Nick aparenta en su rostro me asusta. Me asusta porque después de todo lo que ella me dijo el otro día temo que él esté tan enamorado de ella que en un futuro no pueda vivir sin ella y termine con el corazón roto. Sólo espero que ella le diga pronto que no serán novios pero que en el fondo lo quiere y quiere estar a su lado. Espero que también Nick no termine destrozado después de eso.

Mariah y su novia también compartían mesa con nosotros mientras veíamos cómo la noche avanzaba y los de cuarto año ya estaban algunos bailando en el centro mientras que otros lloraban en las mesas a lágrima viva mientras se abrazaban porque no se volverían a ver más después de ese baile. Las chicas estaban felices también. A propósito, fueron nombradas las reinas del baile por lo hermosas que se veían esa noche y era curioso porque fueron los chicos y chicas de cuarto año quienes votaron porque a nosotros no nos dejan hacerlo y hubo un momento en el que estaban en el escenario y se besaron y fue en frente de los profesores, del señor Small y de todos los estudiantes pero no pasó nada. Me conforta que esté en un instituto en el que ver a dos chicas besándose no sea considerado como nada malo ni un pecado que merezca ser condenado a las llamaradas del infierno como he escuchado a las señoras de la iglesia antes. Ya es normal. Nunca pensé en decir esto pero creo que me gusta la secundaria por eso. De verdad.

Esa noche Bradley no bebió y no sé por qué y tampoco me atreví a preguntarle, se veía muy triste y Nick también se dio cuenta así que habló con él. A decir verdad, él nunca me lo contó, sólo quedó entre ellos dos y nadie más se enteró.

Cuando ya era medianoche me acerqué adonde estaban poniendo la música y era un chico de segundo año que había visto antes en la cafetería. Recordé su nombre y le dije:

—Theo, ¿podrías colocar Landslide de Fleetwood Mac?

—Te costará dos dólares, viejo Charlie.

—Está bien.

Quería escuchar esa canción por una última vez esa noche. Saqué los dos dólares y el chico dijo:

—¡Es hora de que los enamorados tomen a sus reinas y disfruten del último baile de la noche!

Mi hora había llegado y le dije a Lilly:

—¿Un baile más?

Y ella dijo después:

—¿Por qué no?

Pocas parejas que aún se conservaban vivas en el cuarto año y se conservaban sobrias también, fueron con nosotros al centro y bailaron la canción.

—Charlie, me gusta esta canción —Lilly dijo mientras tenía su cabeza contra mi pecho.

—Sabía que te gustaría —dije.

—Charlie, promete que en cuarto año no pasará lo que le pasó a esas parejas que sólo se quedaron sentados en las mesas a admirar cómo las otras parejas se movían en el centro del baile al sonar la última canción de la noche.

—No pasará si estamos juntos.

—¿Lo estamos? —ella preguntó.

—Sólo si tú así lo quieres.

—¿Me amas? —preguntó

—Tanto que no nos pasará lo que le pasó a esas parejas de cuarto año que sólo se quedaron sentados en las mesas a admirar cómo las otras parejas se movían en el centro del baile al sonar la última canción de la noche.

Cuando dije eso, nuestro baile se detuvo por un momento y aunque a la canción no le hubiesen puesto pausa, para nosotros pareció así porque sentíamos que el tiempo pasaba muy lento y la verdad era que no quería que terminara jamás. Le di un beso en la frente y terminé con un abrazo.

Cuando la canción se terminó, el baile también y tuvimos que ir a casa a despedir por medio de un sueño nuestro segundo año de «casi gloria» en el instituto. Y al siguiente día por la mañana, esperar las primeras veinticuatro horas de vacaciones de verano que para alguien que comienza a gustarle el ir al instituto, parecerían interminables.

Con mucho cariño,

Charlie

Las Ventajas de Ser Invisible 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora