10 de Octubre de 1.992.
Querido amigo:
He estado leyendo el libro que Lilly me presto, se llama «Mi Héroe Favorito» de Sebastian Montgomery y me ha gustado. Trata de un chico llamado Steven que está enamorado de una chica que no le quedan no más de tres meses de vida por causa de su insuficiencia cardíaca y, si no consigue un corazón compatible con su cuerpo, el de ella dejará de latir en, aproximadamente, noventa días.
Ella también está enamorada de él pero lo que Vanessa (la protagonista) no quiere es que su amor se dañe sólo por su condición. No quiere marcharse y dejar a Steven sufriendo. Él la ama demasiado que hace hasta lo imposible por conseguir un donante pero sus esfuerzos, hasta el capítulo diecisiete, han sido en vano pues no lo ha encontrado. Te cuento el final cuando lo termine y creo que te va a gustar.
La historia se desarrolla en Edimburgo, Reino Unido. Al parecer, fue de esos amores a primera vista, de esos que la gente lee y sus mentes les dicen «¿por qué yo no encuentro el mío?», así me ha dicho Lilly que dijo su prima de Denver cuando lo leyó porque, según ella, es «muy enamoradiza». Vanessa le dice a Steven que necesita un corazón, que necesita un héroe que le salve la vida, a lo que él le responde «podemos salvar vidas sin necesidad de superpoderes. Todos podemos ser héroes cualquier día de nuestras aburridas pero sensuales vidas» y es la parte que más me ha gustado, por lo menos hasta ahora.
Hoy fue uno de esos días en los que el clima te favorece pero para quedarte en casa durmiendo y escuchando un poco de música con audífonos. Creo que hacían como 15 grados afuera, estaba fresco para caminar hasta la casa de Lilly ya que me ha invitado a comer con su madre. Ella le ha hablado de mí a su madre y yo no le he hablado de ella a mi madre. Me siento mal por eso y cuando tenga la oportunidad, lo haré. En serio.
Le había dicho a Lilly que iba a llegar un poco tarde porque tenía que hacer tareas hoy viernes. Adelanto todos mis compromisos para poder tener tiempo de leer el libro, a Lilly parece gustarle mucho y por eso he metido empeño en eso. Quizá no sea mi género de literatura favorito pero, contra todo pronóstico, me ha gustado.
Cuando llegué a su casa su madre me abrió la puerta y me dijo:
—Tú debes ser Charlie, ¿no?
—Ajá.
—Eres apuesto. ¿Buscas a Lilly?
—Ajá.
—Eres de pocas palabras, ¿no? Ya veo... Ella está arriba en su habitación. Sube y dale la sorpresa porque me había dicho que no venías. Es arriba a la derecha. La puerta marrón.
—Gracias, señora mamá de Lilly —aún no sé su nombre pues no me lo dijo el día que me dijo los nombres de sus primos. Trabajo en eso.
Iba subiendo las escaleras y a medida que me voy acercando al segundo piso escucho una canción que me parecía fantástica que luego me enteré que era de Whitney Houston y luego me enteré que se llamaba I Will Always Love You. Es muy bonita, por cierto.
No sé si fui atrevido en lo que hice y no quiero que me juzgues por esto. Ese día entré sin tocar la puerta al cuarto de ella, giré la perilla y Lilly estaba haciendo algo raro. Estaba llorando y tenía una cuchilla en su mano, se estaba cortando las piernas. Luego me explicó que lo hacía ahí para que nadie lo notara.
—¡Lilly! ¿Qué estás haciendo? ¡Suelta eso! —grité.
Lilly me dijo entre lágrimas y sollozos:
—Cálmate, Charlie.
— Está bien, me quedaré aquí pero por favor suelta eso —le dije.
—Tú no entiendes, Charlie —me dijo después de que dejó caer la cuchilla.
—Nadie lo entiende, Lilly, yo lo sé. Pero esa no es la salida.
—No hay salida, Charlie, todo está mal, nadie me quiere y a veces siento que soy un estorbo —se sentó en la cama.
Me decidí a ayudarla porque me vi en la misma circunstancia que con Michael y en la misma circunstancia que Christian con Dave. Fui a su baño y abrí el botiquín, saqué el algodón y le limpié con alcohol. Apretó la boca para no sentir ardor alguno pero fue inevitable, supongo. Luego de haber limpiado sus heridas, tomé su mano y le dije:
—Todos lo hemos sentido alguna vez Lilly, pero por esa razón no vas a hacerte daño a ti misma.
—¿Sabes Charlie? Algunos preferimos el dolor físico que el emocional. El primero es pasajero pero el segundo es inmortal. Jamás se va.
—No lo había visto de esa manera.
—Tienes que mirar más allá de tus narices, Charlie. Las cicatrices físicas sanan más rápido que las cicatrices del alma. Mi padre salió de la cárcel por buena conducta, estudió derecho y viene a por mí. ¡No quiero volver con él! —dijo mientras se tiró sobre mí y me abrazó.
—¿Ya hablaste con tu madre sobre esto?
—Sí, ella está asustada tanto como yo pero no lo demuestra. Es fuerte.
—Me refería a esto que haces.
—No, ni lo voy a hacer. Y espero que tú tampoco lo hagas.
—No lo haré. Pero supongo tú también eres fuerte y saldremos juntos de esto.
—Gracias, Charlie, gracias.
—A propósito, ¿cómo se llama tu madre?
Ella rió y me abrazó.
—Martha. Eres muy especial Charlie, ¿te lo han dicho?
—Sí.
No sé cuál fue el chiste pero lo que sí me gustó fue el «eres muy especial, Charlie». Si sólo supiera que ella también lo es para mí.
Con mucho cariño,
Charlie
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Las Ventajas de Ser Invisible 2
Fiksi PenggemarCharlie, un chico de 16 años, tiene un reto mayor que el que tenía antes: ir al segundo año sin sus mejores amigos, Sam y Patrick.