Capítulo 27

111 4 1
                                    

30 de enero de 1.993.

Querido amigo:

Patrick y Sam han regresado a casa de sus padres y la verdad todavía no me entero por qué. Déjame decirte que vinieron totalmente cambiados y reformados de aquel «raro planeta» y no tampoco sé por qué. Me han venido a visitar, cosa que no habían hecho la última vez que vinieron de la universidad, y aunque me agrada la idea, debo ser honesto contigo porque eres mi amigo y decirte que me parece un poco extraño. Pero, aunque han vuelto, los chicos no son los mismos de antes.

El otro día cuando llegaron a mi casa yo estaba con Lilly sentado en el sofá y ellos tocaron la puerta. Mamá les abrió y los atendió, yo pude escuchar la voz angelical de Sam diciendo:

—¿Charlie?

Puede que sea la palabra más corta que le haya escuchado en varios meses a Sam pero su voz angelical la hace muy especial. No sabes cuánto me alegró volver a escucharla decir mi nombre. Mamá les abrió la puerta completamente y entraron para luego sentarse junto a Lilly y a mí en el sofá en el siguiente orden: Patrick-Lilly-Sam-Charlie.

—Charlie, ¿cómo has estado? —preguntó Patrick mientras sacaba un cigarrillo para encenderlo. Mamá lo divisa desde la cocina porque nos prepara unas malteadas escuchamos que dice desde allá:

—Cero humo en esta casa.

Patrick me mira y me dice con una seña —la cual logro entender— alzando los hombros «¿no les has contado?» a lo que yo le respondí agitando mi cabeza de izquierda a derecha con un «no». Él se refería —sólo por si no has entendido— a que si no les había contado a mis padres que solía fumar y pues lo dejé de hacer hace tiempo cuando ellos se marcharon. Además, ¿para qué contar algo que ya no haces y sabes que no harás otra vez.

A Sam parece caerle en gracia Lilly pero aún no sabe que es mi novia. Patrick puede notar nuestras miradas y pregunta sin vacilar:

—Charlie, ¿son novios? —Lilly se sonroja y nos miramos las caras, ella responde:

—Sí, lo somos.

Por alguna razón, Sam miró al piso inclinando la cabeza.

Aunque se veían felices y a la vez un poco decaídos, los chicos vinieron para contarme algo más esa tarde y no era precisamente que ya no iban más a la universidad para quedarse con Lilly y conmigo por mucho tiempo más. Sam me dijo:

—Charlie, quisiéramos hablar contigo a solas un momento y luego invitarlos al parque.

—Está bien —respondí.

Sam, Patrick y yo nos dirigimos a la cocina a buscar nuestras malteadas que ya estaban listas. Cuando entramos, Sam tomó la de Lilly y se la fue a llevar, Patrick empezaba a contarme:

—Charlie, siento mucho lo de la última vez en la fiesta de Halloween. No me había dado cuenta de que Lilly era especial, así como tú. Te felicito por haberla encontrado —colocó su mano derecha en mi hombro izquierdo.

Patrick ha sabido tocarme con esas palabras porque me ha mirado directamente a los ojos y le ha brotado una lágrima. No sabía aún qué era lo que pasaba y por qué los chicos estaban «tan así». Quizá sólo se querían disculpar por haberse ido y por no tener demasiado contacto conmigo, pero ellos no necesitarían una disculpa por parte mía, no. Yo no tuve palabras para responderle porque simplemente no había unas ideadas para responderle a tu amigo cuando te dice que es especial y te insinúa que por fin has encontrado el amor verdadero y que ellos ya no son necesarios para ti.

Debo decirte que esa era apenas una parte de lo que se venía porque te recuerdo que dijeron que íbamos a ir al parque. Cuando salimos de la cocina, Sam estaba hablando con Lilly y parecían caerse bien porque reían a carcajadas.

—¿Ya? —dijo Sam mirando a Patrick.

—Todo está listo, Sam —respondió Patrick.

Antes de ir al parque fuimos a la ciudad. Creo que esa fue nuestra última vez allá nosotros cuatro. Patrick conducía el Volkswagen y quiso pasar nuevamente por el túnel que parecía infinito esta vez, parecía nunca jamás terminarse. Sam y Patrick sacaron ambos su cabeza y luego su lengua por las ventanillas del auto y luego ninguno de los dos podía sentirla porque el aire estaba helado esa noche y se les enfrió.

Patrick sintonizó la misma estación de radio y no sé verdaderamente si las coincidencias existen pero estaba sonando Asleep. Lilly me dijo que se sentía bien, Patrick dijo que hacía frío afuera, Sam dijo que extrañaba el túnel y yo sólo dije «somos infinitos de nuevo». No quería que ese momento acabara jamás. Sonreí.

Pero cuando menos lo imaginábamos ya habíamos dejado el parque unos kilómetros atrás y Lilly fue la que se dio cuenta, todos reímos a carcajadas pero no tanto como para tener dolor de estómago por eso. Cuando ya habíamos llegado al parque, se había hecho de noche.

Patrick tomó de la mano a Lilly y se fueron corriendo, a lo lejos podía ver cómo reían a carcajadas por los chistes de Patrick y, a decir verdad, ninguno de nosotros estaba drogado o habíamos bebido alcohol. Sam se sentó en una banca conmigo y estuvo mirándome mucho tiempo, estuvimos sin decir una palabra por algunos minutos y luego Sam se abalanzó sobre mí y me besó.

—¿Dylan? —pregunté mirándole a los ojos.

—Tú eres irremplazable, Charlie.

Afortunadamente Lilly no se dio cuenta de eso y debo decirte que fue especial. Ahí fue cuando otra vez me empezaron los sentimientos por Sam, sin olvidar a Lilly, claro está. Y aunque Sam fue primero, hay veces que debemos ser tan maduros y conscientes en la vida como para dejar ir a quien no fue tu primer amor pero que jamás olvidarás:

—Sam, lo siento —bajé la cabeza.

—Lo entiendo, Charlie. Pero no es sólo eso lo que quiero que... pues, lo que Patrick y yo queremos que sepas —Patrick empezó a acercarse con Lilly agarrados de la mano lo cual no me molestaba—. Charlie, ya no nos podremos ver más.

—¿Por qué? —pregunté angustiado.

—Sucede que nos mudaremos Charlie —Patrick me aclara.

—¿A dónde? Podemos seguirnos escribiendo y vernos de vez en cuando, Lilly y yo podremos viajar a verlos —digo mirándolos a los tres.

—Nos iremos a España, trasladaron a papá allá en una sucursal y debemos irnos con ellos porque será permanente.

—Pero, allá hablan español. Ustedes no hablan español —respondí.

Entre risas dolientes de bajo volumen, Patrick me dice:

—Aprenderemos, Charlie. Además allá vive su padre —pasan algunos segundos mientras asimilo que se mudarán pero no había entendido eso de «allá vive su padre». Sam concluye:

—Charlie, estoy embarazada —Sam dice.

Quedé estupefacto, no sabía qué decir. Lilly y yo nos miramos las caras y no tuve más nada que hacer que salir corriendo del lugar, Lilly vino tras de mí gritando «espera, Charlie» y, cuando volteé a mirar, pude ver que Sam estaba llorando en los brazos de Patrick.

Llegué primero a mi auto que Lilly y olvidé todo, quién era, dónde vivía, qué era. Sólo quería conducir y escuchar algo de música a ver si me calmaba. Lilly se quedó en el parque con ellos.

Creo que esa es una consecuencia de crecer, de ser adultos ya. Tener que dejar todo atrás por una simple y pequeña equivocación que has cometido. El padre del hijo de Sam vive en España y se mudarán allá. Habiendo dicho eso, esa fue nuestra última interacción porque partieron la mañana siguiente a España y no tuve tiempo de decirles adiós. Creo que toma relevancia esa frase que dice que «si amas algo, déjalo ir», y eso es lo que he hecho, los quería mucho a ellos dos y sabía que algún día tenían que irse.

Sólo espero no tener que dejar ir a Lilly un día cualquiera.

Con cariño,

Charlie

Las Ventajas de Ser Invisible 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora