Seoul, 20 de octubre de 2015
Levantarse con gritos y golpes, tener que esperar minutos hasta que recupere movilidad, bañarme, vestirme con cuidado y cubrir los golpes no es algo fácil, pero algo a lo que me he acostumbrado a lo largo de mis 20 años.
Debido a que la puntualidad es algo que caracteriza a la familia Yeh, nunca nos verás llegar tarde a ningún evento, por muy tenso que se encuentre el ambiente. Siempre estaremos sonriendo y saludando cálidamente.
Estar en la Universidad Sogang, ¿para mis padres? Algo más que presumir, para mi hermano un lugar donde ser adorado como el gran hombre que es, ¿para mí? Lograr graduarme y salir del infierno de familia que tengo. Aunque presiento que si intento salir, probablemente terminaría muerta antes de lograrlo, pero al menos es bueno soñar.
Clase de Orientación
Justo cuando llegamos, notamos que había una chica nueva por la ropa diferente a la que estábamos acostumbrados a ver. Normalmente, todas las chicas irían con sus más hermosas joyas y sus ropas de marcas caras, mientras los chicos mostrarían sus relojes finos y sus ropas, pero ella iba sencilla. Se veía hermosa, no lo puedo negar, me hipnotizó.
En cualquier otra ocasión, la habría ignorado completamente, pero me sorprendí preguntando por su nombre en cuanto se sentó junto a mí.
- Seo Soojin - tierna, fue la única palabra en la que pude pensar en aquel momento- ¿cuál es el tuyo? -
- Shuhua - contesté con simpleza mirándola por más segundos de los necesarios.
- ¡Qué lindo nombre! - sonrió dejándome perdida, ¿era esta la perfección en persona? ¿Cómo podía ser alguien así de hermoso? Quise acariciar su cabello cada vez que lo veía moverse al compás de su cuerpo, se veía suave al igual que sus pomposos labios.
- Gracias - susurré devolviendo mi vista al frente. Aquella hermosa muchacha no merecía conocer a alguien como yo, por lo que repetí en mi cabeza miles de veces "contrólate, no mereces conocer personas así de hermosas", pero ignorarla iba a ser más difícil de lo que habría imaginado.
- ¿Puedo sentarme aquí? - el comedor estaba lleno, todos caminaban de aquí para allá con sus bandejas de comida junto a sus amigos.
Todos imaginarían que era una total marginada o víctima de bullying, pero en realidad, a nadie parecía importarle menos mi existencia. Era totalmente invisible en cualquier lugar. Por el contrario, yo me mantuve en una mesa apartada no queriendo cruzar miradas ni mucho menos palabras con nadie. Dudé en contestar, terminando por asentir sutilmente y continuar con mi almuerzo. - ¿Hace cuánto vienes a esta institución? - se sentó emocionada.
- 2 años - respondí sin mirarla, esperando a que se callara porque no me estaba ayudando a ignorarla. Quería con todas mis fuerzas levantar la mirada y apreciarla.
- Wow, eso es mucho, ¿qué carrera estudias?
- Arquitectura - metí una cucharada de comida a mi boca sin ganas, dándome cuenta de que justo en ese momento la comida se veía totalmente interesante.
- ¡Genial! Yo vine a estudiar composición. También sé tocar el piano - fue imposible no levantar la mirada en cuanto la sentí mover tiernamente sus pies por lo emocionada que se sentía. Quisiera tener el mismo amor que tiene ella por lo que estudia. - Sonreí levemente.
El timbre sonó, indicando que el receso había acabado y todos teníamos que ir a nuestras clases. Soojin se levantó y se despidió con su mano acompañada de una sonrisa que, cuando quise devolver, ya había salido del lugar, dejándome perdida por unos segundos.
Me paré cuando logré volver a mí misma, boté casi la comida completa en el bote de la basura, quedándome solo con una manzana para comer en la cena.
"La belleza no hace feliz a quien la posee sino a quien puede amarla y apreciarla".
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Limerencia
Fantasy"Eran amantes eternos, buscarse y encontrarse una y otra vez era su karma" Isabel Allende. A veces pienso: Si hubiera sido más valiente ¿Seguirías aquí conmigo? Muchos encuentros, muchas miradas, tanta...