1. Cherven Lovets

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Soy Sophie D' Angelo, tengo catorce años, y adoro leer enciclopedias de dinosaurios. No soy mucho de salir con amigos, pues prefiero quedarme en casa leyendo, y suelo ser una persona solitaria e independiente. Vivo con mi mamá y mi hermano mellizo Joaquín, que, a diferencia de mi, no le gusta mucho leer, pero sí jugar al ajedrez, por lo que nos ponemos a jugar los dos  por las tardes.

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Un día, mientras leía en la biblioteca del colegio, vi un cartel colgado en la puerta de ésta, en el que decía lo siguiente:

Máquina del tiempo terminada.

Viajes a los próximos dos meses disponibles a partir de mañana.

Los menores de 18 años deben tener un permiso firmado por un adulto responsable.

Casi me puse a gritar como loca. Salí de la biblioteca y corrí a ver a mi mejor amiga, Lía. En cuanto llegué la vi repasando algo en su cuaderno y me detuve frente a ella.

— ¡Lía! ¡No vas a creer lo que voy a decirte! - Le dije a mi sorprendida amiga.

— ¡Vamos dímelo! — Dijo ella muerta de curiosidad.

Entonces le conté lo que vi en el cartel, y ella puso una cara de evidente entusiasmo.

— ¡No lo puedo creer! ¡Una máquina del tiempo! — Dijo ella completamente emocionada.

— ¡Si ya lo se, en cuanto termine el colegio voy a pedirle permiso a mis papás para que me dejen ir!

— ¡Ya quiero que se acaben las clases así poder subirme a esa máquina del tiempo!

De repente, fue como si el deseo de mi amiga se hiciera realidad, porque sonó el timbre de fin de clase.

Salí corriendo del colegio hacia mi casa, y en cuanto entré, me dirigí a la oficina de mi mamá. Estaba emocionada y nerviosa, pero aún así traté de serenarme, porque quería ese permiso con toda mi alma.

— ¡Hola mamá! ¿Puedo pedirte un favor? — Le pregunté, con la voz lo más tranquila posible.

— Bueno, dime qué es y lo voy a pensar — dijo ella muy seria.

Como hice unos minutos atrás, le conté a mi mamá sobre la máquina del tiempo. durante un momento ella no dijo nada pero después dijo:

— Ok, si te dejo.

— ¡Gracias!

— Pero solo un momento...

— Bueno, está bien.

— y después sales...

— 100% de acuerdo.

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Esa noche me costó dormir, porque estaba muy, pero MUY emocionada.

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Al día siguiente me desperté temprano, (para tratarse de un sábado) me vestí, me despedí de mi mamá y de mi hermano, y fui al parque central para subirme a la máquina del tiempo.

En el parque, todavía no había nadie esperando a subirse, entonces me acerqué a una señorita que estaba detrás de un escritorio, y le mostré el permiso.

— Muy bien jovencita, sígame. — Dijo ella tras leer el permiso. — súbase a la cápsula y abróchese el cinturón, cuando le digan, apriete el botón verde.— finalizó.

Yo seguí todas las instrucciones, y en cuanto me dieron la señal, apreté el botón verde.

La cápsula dio una fuerte sacudida. Luego, empezó a girar, y a girar, tan rápido que hizo que me arrepienta de haber desayunado tan pesado. Algo debí haber hecho mal porque de pronto, la cápsula se estrelló, tan fuerte que la puerta salió volando.

Atrapada con dinosauriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora