Es un día soleado. Cherven pescaba el almuerzo, mientras yo intentaba fundir las piezas rotas de la máquina del tiempo, para hacer una especie de caja fuerte y poder guardar mis notas sobre dinosaurios. Todo era normal, hasta que vi un destello a lo lejos.
"Mi**da el meteorito." Pensé, pero luego recordé que el astro había caído en el océano y no en el desierto, además no parece una bola de fuego, más bien tiene un destello como el del metal al sol.
No pude seguir pensando sobre que es la cosa voladora, porque se estrelló en medio del lago.
Cherven salió asustado del agua, con lo que parecía el quinto pez para el almuerzo. Pero en cambio, yo me metí al agua. Ya que había visto lo que era, y, si no me equivocaba, era la única oportunidad que tenía para volver a casa.
Nadé hasta que vi la máquina del tiempo en el fondo. Por suerte el lago no es muy profundo, y pude llegar hasta la máquina. Esta estaba muy atrapada en el suelo rocoso, pero aún así intenté sacarla.
Cuando comencé a ver estrellitas de colores por falta de aire me fijé en la persona que estaba dentro de la máquina.
El chico debía tener más o menos mi edad, o sea entre 17 y 18 años. Jamás lo vi en mi vida, pero no podía dejarlo ahí a que se ahogue. Mis pulmones pedían aire a gritos, y veía como todo se volvía negro.
Lo último que sentí fue que me agarraban y tiraban de mi, pero luego de eso quedé inconsciente.
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Cuando desperté, Cherven tenía su cabeza apoyada en mi regazo. Al parecer, él se había metido cuando vio que no salía y me salvó la vida (otra vez). Me senté y vi al rededor, cerca de la orilla estaba la máquina del tiempo, le agradecí internamente a Cherven por salvar también al muchacho de ahogarse.
Me levanté y me acerque con cuidado al artefacto. La puerta estaba trabada, pero luego de un par de tirones, logré abrirla.
Él estaba seminconsciente. En cuanto lo saqué de la máquina (desgraciadamente el agua y las rocas la rompieron), comenzó a toser y poco a poco fue recuperando la consciencia y a levantarse.
Por suerte (nótese el sarcasmo), al primero que vio fue a Cherven, y agarró una pistola del interior de la máquina.
Instintivamente, agarré mi lanza. Al percatarse de mi presencia, su expresión cambió de miedo cambió por una de desconcierto. Dejó su pistola en el piso y levantó las manos.
Si aprendí algo en los últimos tres años, es a no confiar de inmediato. Ese chico me dio mala espina desde el principio, y no mejoró mi opinión sobre él cuando amenazó a Cherven, así que, en lugar de bajar la lanza, se la acerqué más al pecho.
— Hola Sophie D' Angelo, es un gusto verte- Dijo él en un tono suave que me dio aún más desconfianza.
— ¿Quien...
— ¿Qué quien me dijo tu nombre? Bueno, fue tu hermano mellizo, Jacob creo...
— Joaquín — Ese tipo es muy odioso, aunque guapo... espera, alto, es un desconocido, además, sigue siendo un odioso.
— Sí eso, bueno... luego de que desapareciste, el laboratorio tubo muchos problemas, además...
— Si no te importa, me gustaría saber quién eres.
— Ah, si claro, perdón, soy Jiran Soyayya, tengo 18 años y...
— Jiran Soyayya... si no me equivoco, significa esperando al amor en hausa ¿Cierto?
— Ehh, si claro, bueno como decía, estoy estudiando en el laboratorio que fabricó la máquina que te trajo aquí, y bueno, luego de que desapareciste el laboratorio tubo que hacer muchas pruebas, cálculos, bla bla bla... y pudieron armar otra máquina del tiempo, pero antes de que me manden aquí tu hermano Jacob me habló de ti, y bueno, aquí estoy.
— ¿Por qué no vino Joaquín y si...- Me hubiera gustado decir, "y si un estúpido como tú" - tú?
— Bueno, necesitaban a alguien con cerebro para hacerlo, y él no parecía tenerlo.
Quise clavarle la lanza en su cuello, pero algo me detuvo. Había hablado recientemente con Joaquín, y necesitaba saber como estaba. De seguro también habló con mamá y con Tomás, también quería saber como estaban ellos. Mi mamá de seguro habló con Jiran, porque es imposible que solo Joaquín hable con él.
Luego de mucho pensar, bajé la lanza y le miré a los ojos. Durante tres años había aprendido que las miradas pueden distraer al enemigo, que lo dejan dudando y podría decirse que pierden una parte del control sobre algunos músculos. Sin embargo, intentó mantenerme la mirada, seguramente para no parecer un cobarde que huye solo con una mirada.
— Por favor, sal de MI oasis.- Dije.
— Oye linda, se que no debo haber causado una buena impresión al principio, pero luego de un tiempo...
— ¿No me escuchaste idiota? ¡Largo!
— En serio Sophie, no te conviene tenerme de enemigo.
— Uy, si, miren como tiemblo. Te lo diré una última vez Soyyaya, ¡Largo!
Pareció herido en su orgullo. Seguramente en casa las chicas hacían fila por él, era el sueño de toda dama. Bueno, la verdad no necesita mucho esfuerzo, parece el típico chico guapo. Pero mi reacción pareció sorprenderle. Mi mirada de seguro parecía irritada, y es que su sola presencia me molesta.
— Yo intenté ayudarte, pero al parecer no te interesa. Me despido, Sophie, y la próxima vez que nos veamos lo lamentarás. Repito, ¡No me quieres de enemigo!
Dicho esto, agarró su pistola y se marchó del oasis dejándome con la palabra en la boca.
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Atrapada con dinosaurios
AdventureA Sophie D' Angelo siempre le llamaron la atención los dinosaurios. Los consideraba fascinantes. Un día como cualquiera, Sophie se sube a una máquina del tiempo, aparentemente segura, con el propósito de viajar a los próximos dos meses. La máquina...