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Varias horas después, Lena había cerrado la librería y acababa de entrar a su apartamento. De una patada se quitó los zapatos y dejó el bolso sobre la mesa, y mientras se quitaba la ropa no podía dejar de preguntarse por qué Kara Danvers le intrigaba y le producía recelo al mismo tiempo. Después se puso el pijama, una bata muy calientita y encendió música antes de acomodarse en su sillón con el último éxito de ventas que se había subido de la librería. Cuando sonó el teléfono unos minutos más tarde tanteo la mesita con la mano sin apartar la vista del libro.

- ¿Dígame?

- Hola Lena. Soy yo.

- ¡Melissa! ¿Qué tal estás?

- Muy bien ¿Y tú?

Su acento de Brooklyn le hizo sonreír, parecía tan real, tan honesta, tan... digna de confianza.

- Estoy bien, Melissa. Hace un rato he salido con unos amigos y vamos a ir a ver a los Mets en el primer partido de la temporada.

- ¡No me digas! He oído que las entradas son difíciles de conseguir.

- Supongo que sí. Yo no las he comprado ha sido un uno de... mis amigos.

- ¿Se conocen hace mucho tiempo?

Lena función ceño.

- Sí y no. Una de ellas si es una vieja amiga, pero los otros dos no. Sam y yo vamos a salir con una mujer que vive al lado de la tienda del con un amigo suyo. Ella tiene las entradas tiene las entradas.

- Ah ya comprendo. Debes tener cuidado con los extraños.

- Lo sé. Es más... Sam me ha puesto sobre aviso respecto a ti.

- ¿Sobre mí?

- Sí. Dice que como no te conozco podrías ser una asesina, una maniaca o una chiflada.

Melissa se echó a reír.

- Nunca se sabe ¿verdad? Pero también esos dos amigos que acaban de conocer podrían ser unos chiflados.

- Y lo son, pero en el buen sentido de la palabra - Lena le resumió entonces lo que había hecho durante el día - Creo que son de confianza, al menos hasta cierto punto. Sobre todo porque Sam y yo estamos juntas cuando les vemos.

- Así que no son más que un grupo de amigos.

- Eso es.

- ¿De verdad? - preguntó Melissa, tras una breve pausa - ¿Quieres decir que no tienes intención de llegar a nada con ninguno de los dos?

- Claro que no.

- ¿Por qué claro que no? ¿Es que son un par de ogros?

Lena recordó el rostro de Kara y su cuerpo fuerte y musculoso.

- La verdad es que no.

- ¿Ah, sí? ¿Y por qué tengo la ligera impresión de que hay uno de ellos que te gusta?

- No lo sé, Melissa. Hay uno que me atrae, pero ella... No sé cómo decírtelo. A ella sólo le intereso de cuello para abajo.

Hubo una pausa de varios segundos.

- ¿De verdad? Entonces, es que tienes un buen cuerpo, Lena.

- Digamos que no me gusta que los demás me miren de esa forma... dejando claro que su prioridad es llevarme a la cama en lugar de conocerme como persona.

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